DESLOCALIZACIÓN

La cadena textil Blanco anuncia un ERE a sus 1.300 trabajadores mientras prepara su traslado a Dubái

La cadena textil Blanco ha anunciado a sus 1.300 trabajadores la presentación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), el segundo que sufre la plantilla en los dos últimos años. El primero, en 2013, ya supuso el despido de 711 empleados. De momento, se desconoce el número de los que perderán ahora su trabajo, pero la cadena ya ha advertido de que habrá “resoluciones de contrato y modificación de condiciones de trabajo”. Las negociaciones con el comité de empresa comenzarán el 23 de marzo.

La cadena, propiedad del grupo saudí Alhokair, ha informado de la noticia a sus trabajadores, pero no a su comité, que aún no ha recibido la comunicación formal. En su nota, la empresa dice encontrarse en situación de “inviabilidad” y culpa a las “exigencias del mercado” de los despidos. También explica que forman parte de “un proceso de transformación global de la compañía, orientado a mejorar su competitividad, eficacia y rentabilidad para garantizar su futuro a largo plazo”.

Ese “proceso” incluye el posible traslado de sus operaciones a Dubái, un emirato árabe con múltiples ventajas fiscales. La empresa, en cualquier caso, había negado al comité la semana pasada que estuviera preparando un ERE y que hubiera una decisión tomada sobre la nueva estructura de Blanco. Sus gestores estaban a la espera del informe que habían encargado a la consultora Deloitte y anunciaron medidas para el próximo mes de marzo. No han esperado tanto.

El comunicado asegura que la empresa afronta la reestructuración inminente “desde el máximo respeto a los trabajadores, con una actitud abierta y con la voluntad firme de negociar”. La plantilla ya ha convocado una protesta para el próximo domingo ante la tienda que la cadena tiene en la calle de Fuencarral de Madrid. Tras las condiciones del anterior ERE, los trabajadores de Blanco desconfían: algunos de los despedidos entonces tuvieron que reclamar el último tramo de su finiquito en el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa).

Emirato sin impuestos

El plan de reorganización de Blanco no sólo supondrá el traslado de su negoacio a Dubái, sino también la conversión de sus tiendas en franquicias y la externalización de algunos departamentos. De hecho, algunas tiendas ya han desaparecido de los presupuestos de la empresa para este año, según ha denunciado el comité.

Así, el Departamento de Comercio Internacional casi ha desaparecido, después de que sus miembros fueran despedidos tras formar a un grupo de nueve contratados extranjeros que serán trasladados a Dubái. Otro tanto ha ocurrido con el Departamento de Expansión. Para dirigirlo, Blanco fichó a Isak Halfon, un histórico del sector procedente de Mango, que ya trabaja en el emirato.

Hay que recordar que la presión fiscal en Dubái es casi nula: no existen impuestos sobre la renta, ni sobre las ventas, el patrimonio y el capital. Tampoco se pagan aranceles comerciales.

Además de su red de tiendas  –119 en España y otras tantas repartidas por 21 países– Blanco cuenta con dos grandes almacenes, en Parla y Seseña (Madrid), donde trabajan unas 120 personas. Otras 200 integran la sede central en Móstoles.

Tiendas en venta

Finalmente, Inversiones Blasol, la sociedad que gestiona los locales comerciales de Blanco, entró en concurso de acreedores el pasado 11 de noviembre. Según publicó la web especializada modaes.es, esta sociedad, propiedad de Bernardo Blanco, el fundador de la cadena textil, ha puesto en venta las principales tiendas de la marca: las situadas en la calle de Goya de Madrid, la calle de Ercilla de Bilbao, y la de Pelayo en Barcelona.

Alhokair es el mayor franquiciador textil de Arabia Saudí. En ese país gestiona más de 70 marcas, entre ellas las españolas Cortefiel y Mangoy las del grupo Inditex. De hecho, el grupo gallego entró en Arabia en 2000 de la mano de la compañía propiedad de los hermanos Fawaz, Salman y Abdul Majid Abdulaziz Alhokair. En enero de 2014 compraron Blanco por 40 millones de euros cuando estaba inmersa en un concurso de acreedores. Un año después, el grupo sigue en pérdidas y las tiendas, según explica el comité, se hallan “bajo mínimos”.

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