El poder de los petrodólares

Catar encabeza la inversión de fondos soberanos en España y amplía su presencia en empresas clave del IBEX 35

El fondo soberano de Qatar se convierte en el campeón de las inversiones millonarias en España

El fondo soberano de Catar se sienta desde el pasado jueves en el consejo de administración de Colonial, una de las protagonistas del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Qatar Investment Authority (QIA)Qatar Investment Authority (QIA), creado en 2005, es el décimo fondo soberano del mundo, con una cartera de inversiones de 175.000 millones de euros. Entró en Colonial en abril de 2014, comprando un 3,7% de las acciones. Apenas unas semanas más tarde, elevó su participación al 13,1%, y se convirtió en el segundo mayor accionista de la inmobiliaria, tras el Grupo Villar Mir. Ahora, al vender el empresario el 10% de su capital, el fondo catarí ha accedido al consejo. Antes del verano, consiguió otra silla en el máximo órgano ejecutivo de El Corte Inglésel jeque Hamad Bin Yassim Bin Yaber Al Tani, ex primer ministro del emirato y ex ministro de Exteriores, además de primo segundo del anterior emir.

El jeque también ejerce como director del fondo soberano catarí, además de contar con sus propios vehículos de inversión familiares, que son los que ha utilizado para entrar en El Corte Inglés. Para hacerse con el 10% del capital del gigante comercial español, hasta entonces una empresa estrictamente familiar, el jeque desembolsó 1.000 millones de euros. Ha sido hasta ahora la última y más espectacular inversión de Catar en España, un territorio que los petrodólares de este pequeño y riquísimo país del Golfo han inundado generosamente en los últimos años.

De hecho, el fondo soberano lleva invertidos en España desde 2011 un total de 9.900 millones de euros. Por el número de operaciones, QIA es el más activo en España de todos los fondos soberanos internacionales, según destaca el último informe sobre estos vehículos de inversión que elabora Esade. Aunque el interés de Catar por las compras en España no se limita a su fondo estatal. Otro jeque, Abdulá Bin Naser Al Tani, adquirió en 2010 el Málaga Club de Fútbol. Le costó 36 millones de euros. E International Media Group, propiedad del sultán Ghanim Al Hodaifi Al Kuwari, ha invertido finalmente 64 millones de euros en la compra de acciones de Prisa, tal como el propio grupo mediático español comunicó el pasado sábado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La firma del magnate catarí podrá, además, elegir a dos miembros del consejo de administración de la compañía editora del diario El País, pese a que la inversión es 11 millones de euros inferior a la que inicialmente se anunció en febrero

QIA es, además, el segundo mayor fondo soberano en España por el volumen de sus inversiones, sólo detrás del noruego (GPFG), que hasta 2014 poseía participaciones en 73 empresas cotizadas. Este año, en cambio, no ha firmado ninguna gran operación en España. La última, según consta en su página web, fue en septiembre del año pasado: compró parques logísticos por 242 millones de euros en Coslada, San Fernando de Henares y Camarma de Esteruelas, (Madrid), y en Subirats (Barcelona).

De Iberdrola y Santander a hoteles de cinco estrellas

Pero lo más destacado de los intereses de QIA en España es la relevancia de los activos elegidos. Si en Reino Unido, lugar predilecto de sus inversiones, ha adquirido desde los almacenes Harrods hasta el distrito financiero Canary Wharf, The Shard –el rascacielos más alto de la UE– y un buen número de mansiones y hoteles de lujo, en España apunta por igual a las grandes compañías y los activos inmobiliarios premium.

En marzo de 2011 QIA entró en Iberdrola, donde ahora posee el 9,52% de las acciones. Su inversión asciende a 2.811 millones de euros. Catar buscaba una vía de entrada en el mercado latinoamericano, explica el informe de Esade. A cambio, la eléctrica abrió una sede regional y una unidad de investigación y desarrollo en el emirato. También con la vista puesta en América Latina, los cataríes compraron ese mismo año el 5% de la filial del Banco Santander en Brasil, que les costó 1.953 millones.

A continuación QIA se centró en las operaciones inmobiliarias. Si en 2012 adquirió por 64 millones de euros el puerto deportivo de Tarragona, Port Tarraco; un año después compró el Hotel W de Barcelona, diseñado por Ricardo Bofill. Le costó 200 millones de euros. Y en 2014 se hizo con el Hotel Reinassance, también en Barcelona. Lo hizo a través del fondo de las fuerzas armadas cataríes (QAFIP), que pagó 78,5 millones de euros por este establecimiento de cinco estrellas situado en el Paseo de Gracia y que sigue gestionando la cadena Marriott. Sólo cuatro meses después Katara Hospitality, la sociedad hotelera del fondo, desembolsó 60 millones más para hacerse con el Hotel Intercontinental de Madrid, otro cinco estrellas ubicado en pleno Paseo de la Castellana.

A estas cifras hay que añadir otras tres operaciones de gran calado, por el volumen y por el tamaño de las compañías. QIA posee el 20% de la sociedad con que Ferrovial gestiona el aeropuerto londinense de Heathrow, una participación valorada en 1.413 millones de euros. También fue socia de ACS en la constructora alemana Hochtief, hasta que el pasado octubre vendió su 10%. Finalmente, Qatar Airways, la aerolínea nacional, compró el pasado enero el 9,99% de IAG, el grupo que integra a Iberia, Vueling, British Airways y Aer Lingus. Convertirse en su primer accionista le costó al fondo catarí un total de 1.525 millones de euros.

Campaña de imagen para un emirato absolutista

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Mientras su fondo soberano, ajeno a la gran depresión económica que sufría España, repartía miles de millones entre inmuebles de lujo y las mayores compañías nacionales, el emirato lucía orgulloso en las camisetas del Barça. Desde 2011 con el logo de Qatar Foundation y a partir de este año con el de Qatar Airways. Por el patrocinio, los cataríes habrán abonado hasta 2016 al club de fútbol catalán un total de 165 millones de euros.

Una buena campaña de imagen para el mayor productor de gas licuado del mundo, también el país con mayor renta per cápita del planeta –90.894 euros, por sólo 28.206 euros la española, calcula el Banco Mundial–. Es el emirato de la cadena Al Yazira y de la jequesa Mozah Bint Nasser, estrella de las portadas couché. Pero también de las denuncias por la explotación laboral de miles de trabajadores en las obras para el Mundial de Fútbol de 2022, y del pago de millones en sobornos a miembros de la FIFA para conseguir la organización del campeonato. Los dos millones de habitantes de Catar son gobernados por una monarquía absolutista que se apoya en la ley islámica y que es criticada en el exterior por su apoyo financiero a los grupos yihadistas más radicales de Libia, Siria e Irak.

Pero ninguna de estas sombras impide que los miles de millones de Catar sean bienvenidos en el resto del mundo. Proceden de los excedentes obtenidos de sus ricos yacimientos de petróleo y gas, cuya transformación en una fuente alternativa de ingresos, para cuando las reservas del subsuelo se hayan agotado, tiene encomendada el fondo soberano de los Al Tani.

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