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Economía

Rajoy ha incumplido el objetivo de déficit todos los años desde que es presidente del Gobierno

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La importancia de "cumplir los compromisos" presupuestarios de España es uno de los mantras que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, repite cada cierto tiempo desde que llegó a La Moncloa en 2011. Pero esa convicción no ha impedido que el Gobierno haya incumplido año tras año los objetivos de déficit concertados con las instituciones europeas desde que Rajoy es presidente, un incumplimiento que va camino de repetirse en 2016, ya que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) estimó este miércoles que el déficit de este año estará entre el 4,1% y el 4,7% del PIB, frente al 3,7% acordado con la UE.

Rajoy llegó al Gobierno en 2011 en mitad de una situación económica muy grave y con el déficit disparado hasta el 9,6% del PIB. Su receta, desde el inicio de su mandato, fue la auspiciada por la UE: austeridad fiscal y reducción del gasto público con el objetivo prioritario de cuadrar las cuentas tratando de equilibrar ingresos y gastos. No obstante, Rajoy ha sido incapaz en cuatro años de Gobierno de cumplir ni un solo ejercicio con el objetivo marcado con Bruselas, que en virtud del Pacto de Estabilidad y Crecimiento europeo establece que los Estados no pueden tener un déficit superior al 3% anual.

El último incumplimiento se conoció hace unos meses, cuando el Instituto Nacional de Estadística (INE) anunció que, en 2015, España había gastado 56.061 millones de euros más de los que ingresó, lo que representa el 5,16% del PIB, una cifra casi un punto por encima del objetivo del 4,2% pactado con Bruselas que supuso un desvío del 23% con respecto al porcentaje previsto. El dato se conoció, además, después de varios meses en los que los miembros del Gobierno juraron y perjuraron que España iba a cumplir con sus compromisos, llegando incluso a calificar de "temerario" –en palabras del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo– al comisario europeo de Economía, Pierre Moscovici, que vaticinó que el Ejecutivo iba a incumplir el objetivo de déficit.

Durante el año anterior (2014), España estuvo mucho más cerca de cumplir con Bruselas, pero finalmente volvió a fallar: frente al objetivo del 5,8% estipulado en la senda de reducción del déficit, el Gobierno presentó unas cuentas con un desequilibrio del 5,9%, una décima por encima de lo pactado, según la cifra definitiva ofrecida por Eurostat, que inicialmente sí que anunció erróneamente que España había cumplido con un déficit del 5,7%. En términos absolutos, según datos de la agencia estadística europea, la diferencia entre los gastos y los ingresos de las administraciones españoles fue de 61.319 millones de euros.

Revisiones en 2012 y 2013

En 2013 el déficit tampoco logró alcanzar la cifra fijada con la UE, pero volvió a acercarse: frente al porcentaje pactado del 6,5%, finalmente la cifra alcanzó un 6,9%, según los datos que ofrece Eurostat las revisiones que realiza periódicamente. El objetivo, no obstante, tuvo que ser ampliado por la dureza de la recesión que azotaba durante ese año a España, ya que, en principio, la UE había impuesto a España alcanzar para ese año un desvío del 4,5% en las cuentas públicas. La Comisión Europea exigió entonces, a cambio, realizar una revisión de la reforma laboral o la limitar el uso del IVA reducido.

Fue en 2012 cuando más lejos se quedó el Gobierno del objetivo de déficit fijado con Bruselas: España, según los datos de Eurostat, tuvo nada menos que un desvío en sus cuentas del 10,4% del PIB, aunque esa cifra se reduce a en torno el 7% si se descuentan las ayudas a la banca. Lejos, no obstante, del 6,3% que se pactó con la Comisión Europea incluso después de la primera revisión de los objetivos, que inicialmente establecían un déficit del 5,3% para 2012.

Estos incumplimientos amenazan con repetirse en 2016, pese a que Bruselas concedió el pasado mes de mayo un año extra a España para que su déficit baje del 3%. Según los planes europeos, el actual debía de ser el ejercicio en el que las cuentas españolas deberían situarse por debajo de esa cifra, pero el desvío de casi un punto en el objetivo de déficit de 2015 provocó que Bruselas lo corrigiese y lo fijase en el 3,7% para este año y en el 2,5% en 2017. Sin embargo, la AIReF no tiene nada claro que España vaya a cumplir, según el informe que publicó este miércoles.

Y es que, frente al 3,6% del PIB que el Ejecutivo plantea como cifra para este año, el informe sobre los objetivos de estabilidad hecho público este miércoles por el organismo pronostica que el déficit a finales de 2016 será de entre el 4,1% y el 4,7%. En su anterior estimación de abril, AIReF situaba el escenario central del déficit ligeramente por debajo del 4%, pero el "progresivo deterioro" de la "situación y perspectivas de las finanzas públicas" ha provocado que en apenas tres meses la previsión haya subido varias décimas.

Críticas a la bajada de impuestos del Gobierno

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AIReF señala varios factores en su informe como los que han desencadenado el empeoramiento de las previsiones, si bien destaca la crítica directa a la rebaja de impuestos que aprobó el Gobierno justo antes de las elecciones. "La reforma tributaria está teniendo un impacto negativo superior al estimado inicialmente en la recaudación del impuesto de sociedades y, en menor medida, en el IRPF", denuncia el informe, que también señala que "no se está materializando la recuperación de los precios, que pueden situarse casi un punto porcentual por debajo de lo previsto hace tres meses, lo que está incidiendo negativamente en los ingresos tributarios, a pesar del impulso que se deriva de la fortaleza de la actividad económica, que evoluciona según lo esperado".

Por otro lado, el informe también indica que "la ejecución de los presupuestos aprobados" en algunas comunidades "habría permitido alcanzar un déficit inferior al 0,7% del PIB sin recortar su nivel de gasto", pero señala que haber impuesto un objetivo de déficit del 0,7% a todos los territorios en lugar de apretar más las tuercas a las comunidades con las cuentas más saneadas "ha conducido a que casi todas ellas prevean agotar el margen dado por la flexibilización". La "regla de gasto", lamenta el estudio, no ha "actuado como elemento de contención".

Asimismo, la Autoridad Fiscal cree que el superávit de los ayuntamientos será en 2016 inferior al de años anteriores, especialmente el de los 16 ayuntamientos con una población superior a los 250.000 habitantes. El informe se lo achaca a "la finalización del periodo de aplicación de tipos incrementados en el IBI, la relajación en la interpretación de la regla de gasto y la aplicación "poco rigurosa" de las medidas correctivas por parte del Ministerio de Hacienda y las comunidades autónomas. "Es necesario destacar la falta de exigencia con que se está aplicando el nuevo marco nacional de disciplina presupuestaria", basado entre otras normas en la reforma del artículo 135 de la Constitución, lamenta el informe.

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