LOS ABUSOS DE LAS ELÉCTRICAS

La luz sube un 8,3% en octubre por el parón de cinco centrales nucleares francesas

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Una tormenta perfecta. Así bautiza el economista Jorge Morales de Fabra a la conjunción de factores que ha disparado un 8,3% el recibo de la luz en octubre. En realidad, lleva seis meses escalando, desde abril, después de un comienzo de año en que los precios de la electricidad habían caído, y mucho – un 12,4%–. Sin embargo, el anuncio de la compañía estatal francesa EDF de que cierra hasta enero cinco de sus centrales nucleares ha puesto la factura eléctrica del consumidor medio en 69,31 euros, según los datos del simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Es el máximo del año, tras subir un 10% desde abril, cuando marcó el mínimo, 54,39 euros. Lo habitual es que con el buen tiempo el precio de la luz suba: llueve menos y el viento no sopla con la misma fuerza que los meses de invierno. Por tanto, el impacto de las energías renovables –eólica, solar– en el recibo ha sido mucho menor desde la primavera y en un octubre de temperaturas excepcionalmente benignas. La reducción de este efecto constituye el segundo elemento de la tormenta perfecta. Según la Asociación Empresarial Eólica, en lo que va de año el impacto del viento en el recibo de luz asciende a 46,54 euros. Hasta junio, la energía eólica ha cubierto el 23,6% de la demanda eléctrica en España. Aunque el pico se situó el 29 de enero de 2015, cuando el 46% de los españoles se abastecieron del viento en su consumo eléctrico.

El tercer factor en juego ha sido el aumento del precio de los combustibles fósiles, tanto del carbón como del gas. El del primero casi se ha duplicado en el último año –se ha disparado un 98%, un 44,65% sólo en octubre– y el segundo ha subido un 34%. El parón nuclear ha obligado a Francia a importar electricidad: el 75% de la que consume procede de sus centrales atómicas. Así que España ha pasado de ser importadora de electricidad a exportadora, para lo que ha debido poner en marcha centrales que tenía paradas o que eran más caras, como las térmicas –que usan carbón–o de ciclo combinado –que usan gas–. En consecuencia, la electricidad se ha encarecido a caballo de una mayor dependencia de combustibles con el precio en alza.

Aun así, precisa Morales de Fabra, los precios de la luz se mantienen todavía un 10% por debajo de los que había hace un añopor debajo de los que había hace un año. El problema es que el parón nuclear francés se va a prolongar por lo menos hasta enero. “Va a tener que llover mucho para contrarrestar el impacto de la mayor demanda francesa”, advierte el economista. Cuando los pantanos superan su capacidad por el exceso de lluvias, las empresas deben desembalsar y aumenta, por tanto, la generación eléctrica y bajan los precios. En épocas de sequía, por el contrario, las compañías pueden gestionar la producción hidráulica para maximizar el beneficio.

Además, Francia ya tiene paradas 21 de sus 58 centrales nucleares: 10 por mantenimiento, cuatro por diversos incidentes y siete por verificaciones. Hasta enero hay que añadir las cinco que sufren problemas de seguridad.

Precio al consumidor, precio en el mercado mayorista

El precio que ofrece el simulador de la CNMC corresponde al consumo de un cliente medio equiparable al utilizado por el Ministerio de Industria para sus cálculos: una potencia de 4,4 kilovatios y una demanda anual de 3.900 kilovatios hora, la que se supone en una familia con dos hijos. De los 69,31 euros de la factura de octubre, 15,16 euros proceden del término fijo, 39,33 euros del consumo, 2,79 son impuestos y 12,03 euros son para el IVA, informa Europa Press.

Si el foco se pone sobre los precios finales medios del mercado nacional, la subida desde abril hasta septiembre ha sido nada menos que del 53,4%. Según los datos publicados en la web de OMIE, el mercado mayorista de producción eléctrica, el precio había bajado previamente, desde enero hasta la primavera, otro 29,7%. El mercado mayorista cerró 2015 con un precio final de 62,85 euros el megavatio hora, un 51% por encima del que se pagaba en 2009, sólo 41,62 euros. En septiembre, el último mes con el que OMIE establece comparaciones, el megavatio hora escaló hasta 51,26 euros. Este lunes, el último día de octubre, alcanzó los 63,89 euros.

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La quinta factura más elevada de la UE

En cualquier caso, la factura eléctrica en España sigue siendo de las más altas de la Unión Europea. La quinta más elevada, con un precio por cada 100 kilovatios hora de 23,1 euros, sólo por detrás de Dinamarca –30,7 euros–, Alemania –29,5 euros–, Italia –24,5 euros– e Irlanda –24,3 euros–, según las últimas cifras de Eurostat, correspondientes al primer semestre de este año. La media de la zona euro es de 21,9 euros. En Francia, antes del parón nuclear de octubre, los consumidores domésticos pagaban los 100 kilovatios hora a 16,8 euros.

Del recibo español, el 21,4% corresponde a impuestos, y un 40% a los peajes de acceso: primas a las renovables, transporte, distribución, pagos a las eléctricas por la moratoria nuclear, costes de producción en las islas, Ceuta y Melilla y el déficit de tarifa. Éste último es la diferencia entre lo que las eléctricas dicen que les cuesta producir energía y lo que cobran a los clientes. A diciembre de 2015 ascendía a 25.506 millones de euros. Y hasta abril de este año sumaba otros 1.296 millones.

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