CRISIS DE LA SEGURIDAD SOCIAL

El 46% de los pensionistas cobra menos de 736 euros al mes y casi cinco millones de mayores de 65 años están en riesgo de pobreza

Protesta de los jubilados en Bilbao contra la subida del 0,25% de las pensiones.

Un total de 9,15 millones de personas cobran en España una pensión pública. La de casi 8,7 millones es una pensión contributiva, cuya cuantía depende de las cotizaciones que ha pagado a lo largo de su vida laboral. El resto, 453.852 personas, perciben pensiones no contributivas, porque no han cotizado o porque lo han hecho durante menos de 15 años. La cuantía media de las pensiones contributivas ascendía a 930,27 euros mensuales a 31 de diciembre de 2017. La de las no contributivas es muy inferior: 397,64 euros.

Las multitudinarias manifestaciones de jubilados en todo el país han vuelto a colocar las pensiones en la primera línea del debate político. Mientras la oposición y los sindicatos reclaman pensiones suficientes y “dignas”, el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, pide que se considere la vivienda en propiedad a la hora de valorar la “pensión real” que perciben los jubilados españoles y el Gobierno presume de las dos centésimas de poder adquisitivo que las prestaciones han ganado desde el comienzo de la crisis.

Poniendo la lupa sobre esos más de nueve millones de pensionistas, las estadísticas de la Seguridad Social revelan que casi la mitad de ellos –el 46%– cobra una prestación pública que no llega al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), 735,89 euros al mes. Son 4,21 millones de personas. Y el 63,8%, es decir 5,84 millones, no llega a mileurista.

Si la cuenta se hace con el número de pensiones contributivas, en lugar de con el de pensionistas –las de viudedad y orfandad son compatibles con otras pensiones, por lo que algunas personas cobran más de una; en concreto, 810.423 reciben varias–, resulta que el 68,3% no llega a 1.000 euros y el 51,8% no alcanza los 735,89 euros mensuales. De hecho, la pensión más habitual, la que cobran 1,8 millones de personas, se encuentra en la franja de 550 a 600 euros. Por el contrario, la pensión máxima, de 2.580 euros mensuales, sólo la disfrutan en España 48.105 ciudadanos (el 0,5% del total).

También hay que tener en cuenta que el 25% de los pensionistas, 2,4 millones, perciben los llamados “complementos a mínimos”, una cantidad a la que tienen derecho si su prestación reconocida no alcanza la pensión mínima, 639,3 euros al mes.

De las pensiones contributivas las de mayor cuantía son las de jubilación, cuyo importe medio a 31 de diciembre de 2017 era de 1.074,83 euros. También son las más numerosas, 5,88 millones. Las de incapacidad permanente, que cobran 949.857 personas, se quedan en una media de 939,84 euros. Las 2,36 millones de pensiones de viudedad bajan hasta los 651,2 euros. Y los 323.069 perceptores del SOVI (Seguro Obligatorio de Vejez e Invalidez), un régimen residual de los afiliados al Régimen del Retiro Obrero hasta 1939 y a su sucesor hasta 1967, tienen las pensiones más escasas: 381,23 euros de media.

Las pensiones no contributivas pueden ser de jubilación y de invalidez, con unas medias muy por debajo de las anteriores: 357,16 euros las primeras y 397,64 euros las segundas.

Comunidades, mujeres y autónomos

Al depender de los sueldos cobrados durante la vida laboral, las pensiones contributivas reproducen la desigualdad territorial de los salarios. En 10 de las 17 comunidades autónomas, estas pensiones no alcanzan la media de 930,27 euros. Las más pobres corresponden a Extremadura, donde la media es sólo de 773,07 euros, y a Galicia, donde se queda en 786,65 euros. En Andalucía es de 834,53 euros al mes. La comunidad autónoma con la mejor pensión media es el País Vasco, con 1.155 euros.

Por el mismo motivo –sus salarios son más bajos– pero también por su menor incorporación al mercado laboral y unas carreras de cotización más cortas e irregulares, las mujeres tienen también menores pensiones contributivas. La media de los hombres llega a los 1.147,98 euros mensuales, mientras que la de las mujeres no es más que de 725,02 euros, un 37% inferior. Además, de los 3,75 millones de pensionistas cuya prestación pública no alcanza el SMI, el 65,2% son mujeres. Por el contrario, de los 941.499 jubilados que perciben pensiones por encima de los 2.000 euros mensuales, el 75,6% son hombres.

Igualmente se resienten las prestaciones de los autónomos, las más bajas de todos los regímenes de la Seguridad Social: 644,41 euros de media, un 31% inferior a la media global. En el caso de los autónomos jubilados, su pensión media, de 716,25 euros mensuales, no alcanza el SMI y cae un 33,3% respecto a la que cobran los asalariados.

La edad es otro factor determinante de la cuantía de la pensión contributiva. Las mayores prestaciones las cobran quienes tienen entre 60 y 70 años. A partir de esa edad, no dejan de caer. Si a los 65 años la pensión media asciende a 1.171 euros mensuales, a los 75 años ya es de sólo 903 euros, para los de 80 se queda en 798 euros y a partir de los 85 años desciende hasta los 703,68 eurosa partir de los 85 años desciende hasta los 703,68 euros de media. La caída para las mujeres es aún mayor, de forma que a partir de los 85 años la pensión media es de sólo 598,67 euros, por 919 euros para los hombres.

El motivo estriba en que cuanto más antigua es la pensión, más bajo era también el salario de quien la generó. Las prestaciones nuevas que se reconocen cada año son más altas que las de los jubilados más antiguos. Aunque las de 2017, con una media de 1.332 euros, se han quedado por debajo de las nuevas altas de 2016 –1.348,57 euros–, de 2015 –1.346,62 euros– y de 2014 –1.356,51–.

Tasa de pobreza de los mayores de 65 años

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Con estas cifras, resultan menos sorprendentes las tasas de riesgo de pobreza que revela la Encuesta de Condiciones de Vida. Para el Instituto Nacional de Estadística (INE), el umbral de riesgo de pobreza para los hogares de una persona se sitúa en 8.209 euros al año –el SMI anual asciende a 10.302,6 euros–. Así, con datos de 2015, la tasa de riesgo de pobreza entre los mayores de 65 años alcanzaba el 13% de la población residente en España. Es decir, 4,72 millones de personas por encima de esa edad ingresan al año menos de esa cantidad y pueden ser considerados pobres. Ese porcentaje no ha dejado de subir desde 2012, aunque es menor que en 2011, cuando alcanzó el 14,8%.

La encuesta también mide la tasa de pobreza incluyendo el valor de la vivienda, tal y como cree el gobernador de Banco de España que debe calcularse la renta real de los jubilados. Según el INE, esa tasa se reduce entre los mayores de 65 años al 6,3%. Por tanto, aun con una vivienda en propiedad, 2,3 millones de personas por encima de la edad de retiro se encuentran en riesgo de pobreza por la escasez de sus ingresos.

La Encuesta de Condiciones de Vida ofrece un segundo indicador de riesgo de pobreza, Arope (At Risk of Poverty or Social Exclusion), establecido en la Estrategia Europa 2020 de crecimiento de la UE. Según su definición, se encuentra en riesgo de pobreza la población que queda en alguna de estas tres condiciones: sus ingresos están por debajo del 60% de la mediana nacional, son hogares sin empleo o baja intensidad de empleo y su carencia material es severa. En esa situación se hallan en España el 14,4% de los mayores de 65 años, 5,23 millones de personas. Ese porcentaje también es el más alto desde 2013: ha crecido un punto y medio, 545.381 más en dos años.

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