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Es verdad, hay que reducir el déficit, Yo diría más, hay que conseguir un superavit para poder tener unas pensiones dignas, actualizadas como mínimo al IPC, y un modelo sostenible. Pero esta señora qué nos dice ahora cuando hace una semanas hablaba de que el problema de las pensiones se solucionaba con los dos euros del café. Desde luego no se reduce el déficit bonificando fiscalmente los planes privados de pensiones, con salarios de miseria y contratos en precario, reduciendo las cuotas empresariales a la S.S., dilapidando el dinero de los contribuyentes en rescatar autopistas, aeropuertos y proyectos faraónicos innecesarios para enriquecer a sus amigos ni incrementando el presupuesto militar en un falso triunfalismo industrial o manteniendo una jefatura de Estado dinástica cada vez más cara y numerosa.
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Más que déficit público, lo que tenemos es superávit de políticos gorrones. Lo que habría que centrarse es en que la sra Villalobos se fuese a su casa, dejase de una vez a su chófer Manolo tranquilo y se dedicase al candy crush, que es, como a todos nos hizo saber cuando estaba presidiendo el Congreso, su pasión pública. Debe ser la de político (o al menos su forma de estar en política) una profesión muy cómoda, porque si no no se comprende que después de 30 años siga ahí a sus años erre que erre. Y además nos amenaza con quedarse hasta los 80.
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Si el país va tan bien como dicen, si crecemos al 3%, si los bancos y las grandes empresas estan repartiendo beneficios. Que alguien nos explique a los ciudadanos porque los salarios tienen que subir menos del 2% y las pensiones un 0,25%.
Esto va como un tiro, para algunos claro, que se quedan con su parte y con la nuestra.
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Lo que hay que hacer de urgencia es echarla a usted, que ya ha calentado la poltrona suficiente para ir a jugar al candy crush entre otras labores. Señora Villalobos nos sale usted muy cara, lo mismo que la señora Cospedal, que le ha dado por los juguetitos de guerra con la misma pasión que sus rellenos de botox.
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www.infolibre.es ISSN 2445-1592
¿Por qué no hay algún alma caritativa que meta a Celia en un convento de clausura a hacer magdalenas? Seguro que Fátima Báñez le encuentra un sitio majo.
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