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Ingeniería fiscal

McDonald's hace más opaca su estructura fiscal europea tras la investigación abierta por Bruselas

Anuncio de McDonald's en Hong Kong.

La estrategia de optimización fiscal en Europa de McDonald’s, al igual que la de Starbucks, Amazon o Apple, lleva años bajo el foco de unas instituciones comunitarias que tratan de frenar de una vez por todas la elusión fiscal de las grandes multinacionales en el Viejo Continente. Sin embargo, los pasos dados tanto por el Ejecutivo comunitario, que tiene abierta una investigación por esta cuestión, como por las autoridades de algunos Estados miembro parecen no haber amilanado al gigante estadounidense de la comida rápida. Desde que se puso la lupa sobre su esquema de ingeniería fiscal, la multinacional norteamericana, en lugar de dar un paso atrás, ha decidido llevar a cabo una remodelación de su estructura en Europa para hacerla “más opaca” de cara al escrutinio público, según se desprende del informe Unhappier Meal, elaborado por tres organizaciones sindicales europeas y hecho público a mediados de mayo.

La estrategia de optimización fiscal de McDonald’s en suelo europeo se puso en cuestión por primera vez en enero de 2014, cuando el diario francés L’Express desveló que el fisco galo estaba investigando a la compañía estadounidense por la presunta evasión desde 2009 de más de 2.200 millones de euros gracias a un complejo montaje a través de sus franquicias. Unos meses después, en febrero de 2015, tres organizaciones sindicales europeas –EPSU, SEIU y Effat–, dos norteamericanas y la ONG británica Change to Win hicieron público un informe, bajo el título Unhappy Meal, en el que calculaban que entre 2009 y 2013 la “agresiva y potencialmente abusiva” estrategia de optimización fiscal de la cadena de comida rápida  a través de filiales en Luxemburgo y Suiza podría haber costado a los gobiernos de la Unión Europea “más de 1.000 millones de euros en impuestos”.

Bruselas abrió entonces una investigación formal sobre el trato fiscal dispensado a la compañía en Luxemburgo. La Comisión Europea decidió dar un paso al frente después de comprobar que McDonald’s Europe Franchising, la firma radicada en suelo luxemburgués utilizada por el gigante de la comida rápida para recolectar los cánones que los restaurantes europeos y rusos tienen que abonar por el uso de la marca, se había beneficiado de dos resoluciones fiscales concedidas por las autoridades del Gran Ducado para minimizar casi al máximo el pago por el impuesto de sociedades. “Hasta el momento, la evaluación de la Comisión ha demostrado que, debido en particular a la segunda resolución fiscal concedida a McDonald’s Europe Franchising, esta empresa no ha abonado ni en Luxemburgo ni en los EEUU prácticamente ningún impuesto sobre sociedades por sus beneficios obtenidos”, señaló entonces el Ejecutivo comunitario.

Desde aquel día, el gigante de las hamburguesas no se ha escapado del escrutinio europeo. En marzo de 2016, la compañía fue interrogada por segunda vez –la primera data de noviembre de 2015– por los miembros del Comité de Impuestos del Parlamento Europeo. Sólo un mes después, las autoridades francesas concluyeron su propia investigación sobre el asunto e hicieron público su veredicto: una multa histórica de 300 millones de euros por la utilización de su ingeniería fiscal para ahorrarse el pago de tributos. Y, en junio, se reveló que Estados Unidos y Luxemburgo estaban en plenas negociaciones para enmendar sus acuerdos fiscales bilaterales y cerrar así los agujeros creados por el escenario de la doble imposición del que se benefició McDonald’s. Demasiados frentes abiertos para el gigante de la comida rápida en el Viejo Continente.

Nueva estructura "opaca"

Pero lejos de dar un paso atrás ante el escándalo protagonizado, la multinacional respondió con una remodelación de su estructura en Europa, su segundo mercado más importante tras el estadounidense. “Tras el anuncio de la investigación de la Comisión Europea, McDonald’s modificó sustancialmente su estructura corporativa, aumentando su complejidad y limitando la capacidad de las partes independientes de revisar sus finanzas y estrategias de optimización impositiva”, señala el informe Unhappier Meal, elaborado por las organizaciones sindicales EPSU, SEIU y Effat. El estudio revela que la cadena de restaurantes ha optado por un esquema fiscal “más opaco” que impide el “escrutinio público” porque muchas de las nuevas sociedades que se han creado en determinadas jurisdicciones sólo están obligadas a hacer pública la “mínima” información financiera.

 

Cambio de estructura fiscal de McDonalds en Europa.

El primer movimiento se produjo en diciembre de 2016, cuando McDonald’s comunicó que transferiría su domicilio fiscal de Luxemburgo a Reino Unido, un país en plena salida de la UE que meses antes había anunciado que trataría de mitigar parte del impacto del Brexit rebajando el impuesto de sociedades a menos del 15%. Así, el gigante de la comida rápida informó de su intención de crear un holding, cuyo nombre no desveló, en suelo británico que recibirá la mayor parte de los ingresos por acuerdos de licencia fuera de Estados Unidos. “El hecho de que McDonald's decidiera trasladarse al Reino Unido después de que ese país votara en referéndum abandonar la Unión Europea plantea la posibilidad de que esté estructurando sus holdings de propiedad intelectual para minimizar cualquier supervisión de la Comisión Europea”, señala el estudio.

Por otro lado, unos días después la compañía estadounidense decidió mover las oficinas de McD Europe Franchising SARL, la sociedad investigada por las instituciones comunitarias, a Delaware (EEUU), una jurisdicción que se caracteriza por “sus reglas de secreto bancario”. “Este cambio significa que la información financiera ya no estará disponible para el público, ya que bajo la ley corporativa de Delaware la sociedad no está obligada a presentar públicamente sus informes anuales con los estados financieros”, señalan los sindicatos. Con estos cambios, la estructura fiscal del gigante de las hamburguesas en Europa ha dejado de ser un esquema de rama única que pasaba principalmente por Luxemburgo y se ha convertido en un árbol con múltiples ramas y empresas interpuestas a lo largo y ancho del planeta: Delaware, Reino Unido, Holanda, Hong Kong o Singapur.

Los sindicatos buscan soluciones

Pablo Sánchez, portavoz de la Federación Sindical Europea de Servicios Públicos (Epsu), explica a infoLibre que la opacidad de la nueva estructura impedirá “tener nuevos datos” sobre las actividades de la multinacional en Europa. Y se pregunta si el desmantelamiento de la sociedad en el Gran Ducado bajo la lupa del Ejecutivo comunitario y el traslado de su domicilio fiscal a Reino Unido puede afectar a la investigación en curso en Bruselas. “Sería una lástima que la Comisión no continuara investigando las prácticas de McDonald’s por el cierre de la empresa luxemburguesa bajo sospecha”, apostilla Sánchez. En diciembre de 2016, Cinco Días desveló que el Ejecutivo comunitario no tiene intención de parar el procedimiento. “Cualquier cambio en la estructura de McDonald’s en un futuro no afectará la investigación en curso”, señalaron fuentes comunitarias.

Cuestionado por la estrategia a seguir para tapar el agujero impositivo que deja la ingeniería fiscal utilizada por las grandes multinacionales, el portavoz de Epsu lo tiene claro. En primer lugar, Sánchez considera necesario la elaboración de una verdadera “lista negra de paraísos fiscales” y el establecimiento de “sanciones” para las jurisdicciones que la integren. En segundo lugar, cree indispensable crear un “registro único” de sociedades “obligatorio y armonizado” que permita consultar determinados datos sobre compañías de todo el mundo. “Y el país que no participe debe ser incluido en la lista negra”, apunta Sánchez. Y, por último, establecer una “base fiscal mínima consolidada a nivel europeo”, de modo que ningún Estado pueda tirar por los suelos sus tipos impositivos para las empresas. “Que todas paguen el mismo nivel impositivo en todos los países miembro”, sentencia.

McDonald’s y su presencia en paraísos fiscales

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En mayo de 2015, tres meses después de que los sindicatos publicaran su primer informe sobre la ingeniería fiscal de McDonald’s en Europa, las mismas organizaciones y otras nuevas hicieron público un nuevo estudio, Golden Dodges: How McDonald’s Avoids Paying its Fair Share of Tax. Esta última investigación detallaba la existencia de 42 subsidiarias de la multinacional en diez paraísos fiscales diferentes –Brunei, Gibraltar, Bermudas o Hong Kong, entre otros–, a pesar de que McDonald’s sólo revelaba en sus informes anuales la existencia de 11 de dichas filiales. Sobre esta cuestión se preguntó a un portavoz de la empresa durante una reunión, en noviembre de ese mismo año, del Comité de Impuestos del Parlamento Europeo. “McDonald’s tiene dos filiales en Hong Kong, donde la compañía posee 230 restaurantes”, dijeron entonces desde la multinacional.

A pesar de las explicaciones, la Eurocámara siguió ahondando en la estructura corporativa de la multinacional a lo largo y ancho del planeta. En la siguiente sesión del Comité de Impuestos, la empresa fue cuestionada por las dos subsidiarias que poseía en Bermudas, un territorio en el que no tiene una sola tienda. En respuesta a las preguntas, la compañía aseguró que “ni McDonald’s Corporation ni ninguno de sus subsidiarios” tenían “intereses de propiedad” en McDonald’s Owner / Operator Insurance Company Ltd., una de las dos sociedades radicadas en el paraíso fiscal. “Sin embargo, una investigación posterior destapó que dos de los directores [de esa empresa] eran ejecutivos actuales o pasados de McDonald’s Corporation”, recuerdan los sindicatos europeos.

Además de los cambios en su estructura fiscal a nivel europeo, el informe señala que la firma de comida rápida ha continuado “haciendo un uso extensivo de paraísos fiscales en su estructura corporativa”, incluyendo “varias nuevas filiales en las Islas Caimán y Hong Kong” –que figuran en la lista gris de la UE– y asociándose con “corporaciones que hacen un uso similar” de las jurisdicciones offshore. Un ejemplo de estos movimientos fue la venta de más de dos millares de tiendas en China y Hong Kong a un consorcio de CITIC, una compañía de inversión china, y a la firma estadounidense de capital privado The Carlyle Group. La compañía asiática tiene actualmente más de 200 subsidiarias en las Caimán, mientras que la norteamericana cuenta con sociedades en las Islas Vírgenes Británicas o Bermudas.

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