Pobreza

Radiografía de la pobreza poscrisis en España: mujer con estudios y trabajo

Imagen de un cartel solicitando ayuda.

Que la recuperación económica, a nivel individual, es un mito es un mantra que se ha repetido en muchas ocasiones. Una queja, además, que ha sido confirmada por distintos organismos que han elaborado informes para corroborarlo. El último en hacerlo ha sido el 9º Informe 2019 El estado de la pobreza, presentado este miércoles 16 de octubre en el Senado por la Red Nacional de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Las conclusiones a las que llega son muy claras: los más pobres, que fueron los más afectados por la crisis, todavía continúan inmersos en ella y, si todo sigue como hasta ahora, no saldrán de esa situación hasta dentro de, por lo menos, seis años. En el lado opuesto, las personas de los grupos con mejores rentas tardaron sólo tres años en recuperar la situación que tenían en 2008. Así, en 2016 ya estaban recuperados del todo. Pero, ¿qué personas son las más perjudicadas? ¿Las que no trabajan? ¿Los extranjeros? ¿Los hombres o las mujeres? ¿Y cómo viven? Son algunos de los interrogantes que el documento ha pretendido resolver. 

Según el informe publicado este miércoles, en 2018 un total de 12.188.288 personas, que suponen el 26,1% de la población española, estaba en riesgo de pobreza o exclusión social. Una cifra que da lugar a interpretaciones. Si la comparamos con los datos de un año antes, unas 190.000 personas salieron de esa situación en el último año. Sin embargo, se trata de una cifra que todavía no se sitúa en los niveles anteriores a la crisis. "Si en el año 2008 había unos 11 millones de personas y en 2018 hay 12,2 millones, entonces, para hablar con propiedad de una verdadera recuperación, es decir, volver a los valores previos anteriores a la crisis, es necesario, aún, reducir en 1,2 millones el número de personas que viven en riesgo de personas y exclusión social", recoge el documento. "Por otra parte, si de lo que se trata es de medir el grado de cumplimiento de los compromisos españoles" contenidos en la Estrategia Europea 2020, "entonces la cifra sube a 2,7 millones". 

Pero es importante conocer quiénes forman parte de esas abultadas cifras. Desconocerlo, sostiene el informe, "genera una visión estereotipada que domina el inconsciente colectivo, en la que se confunde pobreza con las situaciones más extremas de miseria". Y no es cierto. "Por usar una expresión gráfica, la inmensa mayoría de las personas pobres en España no mendigan en las puertas de las iglesias ni venden pañuelos en los semáforos, sino que están a nuestro lado, entre los lineales de congelados de los supermercados de descuento, en el trabajo a tiempo parcial, en los contratos temporales, en los municipios rurales, en las familias con niños, en los hogares monoparentales, en la cola del paro", añade.

Y concluye que "de los datos objetivos se desprende que una parte importante de la población pobre está constituida por personas españolas, adultas, con nivel educativo medio o alto y, además, con trabajo". Esto último se explica porque el trabajo que se ha creado durante los años de la crisis no tiene la calidad suficiente como para conseguir frenar los peligros que pueden llevar a una persona a la pobreza. "Los resultados de la estrategia política para luchar contra la crisis, centrados fundamentalmente en la creación de cualquier empleo, sin importar las condiciones, pueden verse en la evolución de las cifras de los años de, pretendida, recuperación", asegura el documento hecho público este miércoles.  

La pobreza, cuestión de género

Es innegable que la pobreza tiene rostro de mujer. Lo han dicho numerosos informes y lo ha dicho también este. Lo que concluye es muy determinante: durante los años más duros de la crisis económica, casi no había diferencias entre la cantidad de hombres y la cantidad de mujeres que se encontraban en riesgo de pobreza o exclusión social. Las desigualdades llegaron con la recuperación. Así, en 2018 el 52,4% de las personas pobres eran mujeres, mientras que un 47,6% eran hombres. Pero, en realidad, el único porcentaje que ha variado en estos años ha sido el de ellos. "La tasa de pobreza femenina ha variado muy poco tanto en el periodo de crisis como en el periodo de recuperación macroeconómica, y las diferencias entre hombres y mujeres se deben fundamentalmente a la mayor dependencia de la tasa masculina de la coyuntura", sentencia el documento. 

Pero es que, además, ellas tienen más dificultades para acceder al mercado de trabajo. Y eso es algo, sostiene el informe, "más que probado". "En lo que se refiere al acceso, a pesar de la reducción de las diferencias en esta última década, la tasa de actividad de los hombres sigue siendo un 21,7 % superior a la de las mujeres", asegura. Si consiguen acceder, además, lo hacen en puestos de trabajo de peor calidad y sufriendo peores salarios. Según los datos de Eurostat correspondientes a 2016 recogidos en el documento, "para jornadas a tiempo completo las mujeres ganan alrededor de un 11% menos que los hombres. En el caso de jornadas a tiempo parcial, la brecha salarial indicada por Eurostat es mucho más amplia: en 2016 era del 14,5%, aunque ha llegado a ser hasta del 35%". 

Adultos, españoles y con nivel educativo medio o alto

La pobreza infantil alcanza en nuestro país porcentajes elevados pero, según el informe, tres de cada cuatro personas pobres son mayores de 18 años. Y cada vez más tienen un nivel educativo medio o alto: desde 2008 y hasta 2018, este grupo de personas pasó de ser el 30% de la población pobre a ser el 36,3%. Por el contrario, las personas con niveles educativos más bajos pasaron de representar un 70% al 63,7% del total de personas pobres. En 2018, un 30,9% de la población pobre mayor de 15 años había completado como máximo la educación primaria y algo menos de otra tercera parte (32,8%) había completado la educación secundaria obligatoria. Además, otro 22,9% había completado la segunda etapa de la educación secundaria (bachillerato) y el 13,4% tenía educación superior, concluye el estudio. 

Buscan vivir, en su mayoría, en zonas rurales y, al contrario de lo que "sea airea errónea e interesadamente", son españoles y españolas. "La crisis aumentó el número de españoles y españolas pobres y la recuperación apenas ha variado las cifras. En la actualidad, algo más de cuatro de cada cinco personas pobres es española (80,5%)", dice el informe. Del resto, añade, "un 7% es extranjera procedente de la Unión Europea y otro 12,6% es extranjera procedente de países de fuera de la Unión Europea". 

Dificultades para comprar ropa, dedicar tiempo al ocio o tener una vivienda en propiedad

Sólo un 8% de la población pobre accede a rentas mínimas en España

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"No hay ningún aspecto medido en el que la situación de la población pobre sea al menos igual a la de las personas que no lo son. Para todos los ítems, y para todos los años, puede observarse que los porcentajes de personas pobres que no pueden permitírselos multiplican entre dos y seis veces los datos medidos entre la población no pobre", dice el informe. En otras palabras, la pobreza se nota en el día a día. E influye en todo. Por ejemplo, según el documento, en 2018 el 22,9% de la población pobre no podía sustituir sus ropas estropeadas por otras nuevas, el 25% no podía reunirse con sus amigos o familiares para comer o tomar algo al menos una vez al mes, el 14,3% no tenía ordenador y el 13,9% no dispone de conexión fija o móvil a Internet. Y esto empeora: "con respecto a 2017, la situación general de las personas pobres ha empeorado en 9 de los 16 ítems medidos". Por ello, el 27% de las personas pobres tuvieron que pedir ayuda a familiares o amigos para alimentos, ropa u otros bienes básicos y el 16,2% se vio obligado a pedir ayuda a ONG no lucrativas o religiosas. 

La pobreza también se nota en la vivienda. Casi la mitad de la población pobre no tiene una vivienda en propiedad por lo que, a medida que pasan los años, aumenta el porcentaje de las que se ven obligadas a alquilar: en 2018 el porcentaje subió hasta el 28,1%. Además, "un relativamente elevado porcentaje de población pobre reside en entornos degradados o infraestructura de baja calidad", sentencia el informe. 

El documento se presentó, precisamente, en un momento en el que no pocas voces auguran un futuro económico negativo. Este martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó en una décima sus proyecciones de crecimiento para la economía española en 2019 y 2020, hasta un incremento del PIB del 2,2% y del 1,8%. Tan solo un día antes, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, aseguró que la zona euro está abocado a un crecimiento muy reducido, aunque evitó mencionar una posible recesión. ""Creo que una recesión es un evento con una probabilidad reducida, si bien el principal riesgo con el que nos encontramos es con un crecimiento muy reducido, por debajo del potencial", precisó. 

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