4M | Elecciones en la Comunidad de Madrid

Vox agita la guerra cultural en los barrios 'rojos' pero sus propuestas fiscales benefician a las rentas más altas

Concentración antifascista durante el acto de Vox en Vallecas.
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Anulado por Isabel Díaz Ayuso, Vox se estaba acercando en las encuestas del 4M a la peligrosa barrera del 5% de votos en la Comunidad de Madrid. Pero el acto de Vallecas del 7 de abril y los altercados posteriores han devuelto a la primera línea a la formación de ultraderecha. Y en lugar de reconquistar el terreno perdido ante Díaz Ayuso, Vox ha decidido lanzarse a por el voto en los barrios obreros y en el cinturón rojo de la Comunidad de Madrid. "Iremos a todos los barrios de Madrid para dar a los madrileños la esperanza que la izquierda les ha robado", ha declarado Rocío Monasterio a través de la web del partido.

¿Puede aspirar Vox a conquistar las zonas más desfavorecidas no ya de Madrid sino de cualquier otro área urbana metropolitana? La respuesta se antoja muy complicada porque, pese a los deseos de sus dirigentes, las propuestas electorales, especialmente las económicas, benefician descaradamente a las clases altas y a los grandes patrimonios. "Es la negación de la capacidad de los trabajadores para organizarse autónomamente según sus intereses", zanja el sociólogo Álvaro Briales, de la Universidad Complutense de Madrid y coautor del libro Familia, raza y Nación (Fundación de los Comunes). "Acepta el salario mínimo sobre la base de la reducción masiva de impuestos. Eso es neoliberalismo. Y la prueba más evidente es que el líder del sindicato de Vox es un empresario almeriense".

"La gente que vota a Vox en barrios obreros, que la hay, por supuesto, lo hace por cuestiones puramente culturales", razona el periodista Antonio Maestre, autor de Infames: El retroceso de España (Plan B, 2020). "Nacionalismo español, antifeminismo u otros apegos a la tradición, como los toros o la caza. Jamás veremos un programa económico de la ultraderecha que vaya a defender los intereses de la clase trabajadora".

Hay quien esgrime el argumento de que Vox ya penetró en ese electorado de los barrios más desfavorecidos: estos días se ha recordado que en las últimas elecciones generales de 2019 la formación ultra obtuvo un 12% en Puente de Vallecas. La mancha verde se extendió por el sur, el este y el oeste de la región madrileña, aunque no precisamente en el cinturón industrial (Leganés, Getafe, Fuenlabrada, Alcorcón), sino en La Sagra, el Corredor del Henares y en municipios colindantes con Castilla-La Mancha... "El 10N seguramente hubo una sobrerrepresentación por el descenso de la participación", apunta Jorge Dioni López, que publicará con carácter inminente La España de las piscinas (editorial Arpa). "En general, los desarrollos más cercanos a las ciudades se fueron al PP y los chalets, a Vox. Hablamos de zonas ricas o de renta superior a la media de Málaga, Zaragoza, Valencia o Madrid. No es la idea de los desesperados votando ultra". 

Pero podrían romper definitivamente ese cordón, advierte Dioni López, que recuerda que recibieron ya muchos votos en "zonas de muchas urbanizaciones con vivienda unifamiliar con precios bastante más bajos que los de Arroyomolinos o Navalcarnero, por ejemplo". "Se puede decir que si la ultraderecha capta rentas medias-bajas, seguramente será ahí. La vivienda unifamiliar en urbanizaciones aisladas es más receptiva a ciertos discursos, como los que tienen que ver con la seguridad. Es rarísimo el chalet que no tiene alarma. Son donde más robos suele haber (casi el 75%, según un informe de Prosegur) y las noticias alarmistas sobre okupación se reciben de distinta manera en un piso con 30 vecinos que en un chalet aislado. Y pueden ser zonas receptivas a discursos ultraliberales sobre impuestos, ya que la aportación municipal de estos vecinos suele ser alta en comparación con los servicios que reciben".

"Siempre he dicho que Vox ha intentado acercarse a la clase trabajadora practicando el chovinismo social", dice Maestre. "Los beneficios sociales son solo para trabajadores españoles. Hacen una separación con la gente de ascendencia africana o musulmana, aunque excluyen a las de origen latinoamericano porque su segregación tiene connotaciones católicas".

¿Qué dice el programa de Vox para la Comunidad de Madrid? Nada, porque no existe, a imagen y semejanza de la campaña para las pasadas elecciones en Cataluña: a la formación de Abascal le bastó con un decálogo con 10 medidas. infoLibre ha preguntado al partido por sus iniciativas para conseguir más votos en el cinturón rojo, pero no ha obtenido respuesta. Para analizar las propuestas económicas de Vox hay que buscar entre las promesas formuladas por sus candidatos y entrelazarlas con el programa de las últimas generales. 

"El apoyo a Vox, al igual que los votantes de sus contemporáneos europeos, tiende a ser notablemente mayor entre el prototipo de machote español y además es marcadamente antifeminista en las redes sociales", resume el periodista e investigador Ekaitz Cancela. "Sin embargo, el status económico de sus votantes tiene el efecto contrario al observado en otras partes del Europa, y los estudios indican que los individuos en el extremo superior de la distribución de ingresos han votado por Vox. Lo que contradice los resultados comparativos observados en el resto del continente. La constitución económica del electorado de la derecha radical en España es distinta del perfil económico de clase baja". Para sustentar la teoría del votante "machote", Cancela aporta esta tesis y, para respaldar la segunda de que los desfavorecidos no apoyan a Vox, esta otra.

REBAJAS DE Impuestos

"Nosotros reduciremos impuestos reduciendo a los políticos su bienestar", dice la última propuesta de Rocío Monasterio, lanzada este viernes en la web. Pero en Vox se dirigen a todos los españoles como si no existieran las clases sociales. Por eso contemplan liquidar gran parte de la progresividad del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas reduciendo los tramos a solo dos (la Comunidad de Madrid es de la que menos tramos tiene y aun así mantiene cinco), de acuerdo con la propuesta para las generales de 2019

Según los propios cálculos de Vox, la medida beneficiaría a un 96% de trabajadores, algo discutible. El problema viene a continuación: rebaja del tipo general del Impuesto de Sociedades, reducción de las cotizaciones sociales que pagan los empresarios, eliminación de la doble imposición a quienes perciban dividendos y "derogación definitiva" del Impuesto del Patrimonio, que es una suerte de tributo sobre la riqueza que el FMI quiere recuperar a nivel global para las grandes fortunas. Patrimonio fue suprimido por la Comunidad de Madrid en tiempos de Esperanza Aguirre y no ha vuelto a ser recuperado. En 2018 Madrid dejó de ingresar 1.000 millones solo por este concepto. Igualmente, Vox ha prometido suprimir el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, el que afecta a los bienes heredados, entre otros. 

En ocasiones Vox se nutre de fake news que ni se preocupa en borrar: Monasterio ha propuesto bonificaciones fiscales a los trabajadores en ERTE que sufren un "hachazo" en su declaración. La realidad es que únicamente tienen la obligación de presentarla, como han recordado muchos internautas a la candidata ultra. La mayoría no recibirá ningún "hachazo": al habérseles retenido menos durante el periodo sin trabajar únicamente saldrán menos declaraciones a devolver.

Familia, EDUCACIÓN, SEGURIDAD

Además del veto parental que se abre camino en la Región de Murcia, Vox quiere implantar el cheque escolar: es una manera de proteger la educación concertada, la cual en la Comunidad de Madrid es un elemento clave de segregación social, según reveló este mapa interactivo publicado en octubre de 2019 por El País. Igualmente, la formación plantea conceder becas no por renta o pertenencia a clase social, sino por esfuerzo. Otro elemento subjetivo que beneficia a los estudiantes emanados de familias con rentas altas.

Vox quiere regar de incentivos fiscales (como en el pago del IBI) a las "familias", y varias veces en sus 100 medidas de 2019 éste término aparece acompañado del adjetivo "numerosas". Una de las promesas electorales de hace dos años rezaba lo siguiente: "Promulgación de una ley orgánica de protección de la familia natural que la reconozca como institución anterior al Estado".

La hiperbolización de la okupación es pasto de medidas populistas como la "patada en el culo" que airean dirigentes como Macarena Olona.

Giro en vivienda

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Relacionado con la okupación, ni las 100 medidas de 2019 ni las declaraciones posteriores mencionan por ninguna parte el problema de los desahucios. Algo que sí hacía la formación en 2015, cuando era residual. 

Hasta el año pasado, las medidas del partido de Abascal iban claramente dirigidas a promotores y constructores: eliminación de los trámites burocráticos y licencias administrativas, "evitar la adopción de medidas con respecto a las viviendas vacías" o recortar los impuestos a las empresas. 

Recientemente ha habido un cambio que apunta a la búsqueda del voto en zonas desfavorecidas: la promesa de construir dos millones de viviendas sociales. "Sabemos que lo que hay que hacer desde la Administración, entre otras cosas, es construir los dos millones de viviendas sociales que nos faltan para situarnos en la media de la Unión Europea", dijo el grupo en el Senado. Ciertamente, es una propuesta que podrían llevar partidos de izquierda, pero la medida no deja de recordar a la vivienda social que impulsó Falange durante la dictadura franquista.  

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