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La patronal de VTC en Madrid rompe con los sindicatos al exigir que el tiempo sin cliente a bordo quede fuera de la jornada laboral

Un cliente a bordo de un vehículo VTC.
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El pasado viernes 14 de mayo, la patronal Unauto, mayoritaria en el sector de los Vehículos de Turismo con Conductor (VTC, vehículos que funcionan con las app de Uber o Cabify), hizo estallar el convenio colectivo del sector en Madrid. Concretamente, Unauto se levantó de la mesa de la Comisión Negociadora del [que en teoría hubiera sido el] Primer Colectivo del sector aplicable a todos los conductores de VTC de la Comunidad de Madrid, unos 8.300 trabajadores según los datos del Ministerio de Transportes actualizados al 1 de enero de 2021. Así lo recoge el acta de la reunión, estando presente las patronales Unauto y Aseval y los sindicatos CCOO, UGT y Sindicato Libre de Transporte, mayoritario en el gremio. 

La negociación venía ya caliente en las últimas semanascaliente : primero, porque la situación laboral de estos conductores que operan con las aplicaciones de Uber o Cabify es mucho peor que antes de la pandemia. Hay presiones para trabajar un mínimo de 60 horas a cambio de premios como jamones o televisores, cuando no se producen directamente sanciones sin empleo y sueldo por no alcanzar el nivel exigido de facturación; y segundo, porque el convenio había sido anulado por defecto de forma el pasado 28 de febrero por la Dirección General de Trabajo de la Comunidad de Madrid, un órgano dependiente de la Consejería de Empleo, al no estar presentes dos de los tres sindicatos (CCOO y UGT). 

El convenio anulado, firmado entre Unauto y el Sindicato Libre de Transporte (SLT), contenía cláusulas muy polémicas: la que más, la que establece que un conductor no cobrará su salario cuando se desplace a bordo de su vehículo durante la jornada laboral pero sin transportar a ningún cliente. "No se entenderá comprendido en tiempos de conducción realizados por requerimiento del empresario el mero hecho de estar circulando por un área metropolitana en los que la plataforma electrónica de contratación no esté demandando servicios", rezaba el acuerdo tumbado por defecto de forma. Es decir, que el trabajador conduce gratis sin clientes porque sus horas no se contabilizan.

Esto es lo que les ocurre a muchos conductores de taxi, con una diferencia: generalmente el taxista es autónomo y cobra según lo que factura. Los taxistas que no son autónomos sí tienen un sueldo base mínimo (de 1.200 euros) y uno máximo de alrededor de 3.000 euros. Estos últimos son asalariados y sí cobran por los viajes en jornada laboral sin clientes, y su convenio se negocia a nivel autonómico aunque existe uno estatal. Casi todos los conductores de VTC son asalariados, aunque una parte de su sueldo va por objetivos.

Tras su anulación por parte de la Consejería de Empleo madrileña, el convenio solo sería aplicable a los trabajadores de Unauto -la mitad de los que hay en la Comunidad de Madrid, alrededor de 4.000- siempre y cuando lo solicitasen. La idea de CCOO y UGT, pero también de la otra patronal (Aseval) y del SLT era continuar negociando hasta alcanzar un pacto. Pero al romper Unauto la negociación, el anterior convenio –anulado parcialmente– es aplicable a los 8.300 chóferes, siempre los empleados lo pidan y no se reabra la mesa de diálogo. 

Las actas recogen la tensión del momento. Al tomar la palabra Unauto, "expone que no entiende las razones de esta convocatoria, que considera no tiene ningún sentido ni fundamento jurídico", se puede leer. Unauto defiende el anterior acuerdo, e incluso desafía a la propia Dirección General de Trabajo de la Comunidad de Madrid.

"Cierto es que este acuerdo no fue suscrito por todos los negociadores, pero para Unauto, que sí lo firmó, tiene valor de un  convenio colectivo, y así lo está aplicando y respetando", señaló Unauto en la mesa negociadora. "Unauto manifiesta que cuando ellos firman el texto de dicho convenio lo hacen porque consideran que el proceso de negociación está agotado y que ha obtenido un resultado del intercambio de propuestas por las partes y un acuerdo de posiciones finales, por lo que ya está la negociación concluida y cerrada y, en consecuencia, también la Mesa Negociadora ha concluido su propósito, careciendo ya de finalidad, por lo que debe considerarse cerrada". Unauto no ha realizado declaraciones a preguntas de infoLibre. 

Aseval, la otra patronal que tampoco ha querido hacer declaraciones, indicó que su posición era la de que el "convenio colectivo fuese suscrito por todas las organizaciones integrantes de la mesa negociadora". "No obstante, y tal y como está constituida la mesa, Unauto tiene la mayoría de la parte empresarial". El sindicato SLT secundó a Aseval y las tres organizaciones "concluyen que en estos momentos no resulta posible mantener abierto el proceso negociador". Portavoces de SLT conceden que, "lógicamente si la parte empresarial se levanta la mesa de convenio se cierra". "Nosotros intentamos buscar el consenso de todos, pero ya los empresarios no quieren seguir con esa mesa viva. Por mucho que quieran UGT, CCOO o SLT, los empresarios no quieren negociar". 

Miguel Muñoz, delegado de CCOO y conductor de VTC, estaba presente en la negociación. Critica la actitud de las dos patronales. "Ambas patronales están haciendo el juego de poli bueno y poli malo desde el inicio de la mesa con CCOO y UGT. Son conscientes de que los taxistas se están calentando de nuevo y en breve puede haber otra guerra del taxi como la de enero de 2019. Parecen con prisa para plantarse ante la señora Díaz Ayuso y decirle que tienen los deberes hechos con sus asalariados, pero no es verdad. Cualquier intento de sacar el convenio anulado en la calle se va a encontrar con los sindicatos de clase, en la calle y en los tribunales".

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El investigador de la UNED Víctor Riesgo apunta al modelo de negocio. "Todo este negocio se basa en una posición de poder empresarial, a su vez respaldada por el sindicato SLT. Se basa en crear nuevos espacios de regulación en zonas grises. Es la estrategia de Uber", denuncia. 

"¿Quiénes son los conductores VTC y por qué aceptan esto? Porque muchos son vulnerables. Jóvenes de bajo nivel educativo o gente mayor con problemas para encontrar nuevos empleos. Mujeres en situación de relativa vulnerabilidad, familias monoparentales, inmigrantes, etcétera. En ese mercado, estas compañías tienen la capacidad de pescar masa trabajadora. Y los propios asalariados desconocen la mayor parte de sus derechos en estas zonas grises". Según Riesgo, "a las compañías les da igual el número de horas que hacen sus trabajadores porque hace no mucho y gracias a los incentivos alcanzaban un sueldo que para ellos era decente". La pandemia dio al traste con este modelo. 

El periodista y escritor Ekaitz Cancela indica que "el coronavirus ha aumentado considerablemente la demanda de servicios, especialmente los que ofrecen plataformas como Uber, Cabify o Deliveroo". "Debido a las paupérrimas condiciones materiales de la economía post-covid, hay más gente que necesita ingresos mínimos para vivir y recurre al trabajo precario que ofrecen estas plataformas. Este enorme ejército de reserva y la salvaje competencia entre trabajadores facilitan a las patronales y a las empresas imponer las medidas más draconianas".

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