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Héroes

José Luis Perrinó, presidente del Teléfono de la Esperanza: “Las llamadas han aumentado un 50% en la pandemia"

"Teléfono de la esperanza, te escuchamos". A un lado, alguien que no quiere seguir viviendo. Al otro, un voluntario dispuesto a hacerle comprender que vale la pena continuar. “Lo primero que hacemos es explorar qué es lo que le ha llevado a esa situación y, a partir de ahí, nuestro objetivo prioritario es que hoy no se quite la vida”, explica José Luis Perrinó, presidente del Teléfono de la Esperanza. Como él, otros 1.600 voluntarios en toda España regalan una media de cuatro horas al día de su tiempo a escuchar a un desconocido que necesita ayuda.

José Luis, que en la primera mitad de su vida fue ingeniero de Telecomunicaciones, llegó a esta asociación, la segunda más antigua de España, por casualidad. Decidió colaborar y hacerse voluntario, y se sintió tan bien, que empezó a estudiar Psicología. Tenía cuarenta y nueve años: “Había gente que me decía que estaba loco, pero yo me di cuenta de que esto era para lo que servía”. Antes de coger el teléfono por primera vez, todos los voluntarios tienen que formarse durante un año. Adquieren habilidades de asertividad, escucha activa, autoconocimiento y ayuda a los demás: “Todos los días, cuando entro por la puerta, me doy un paseo por estos árboles y me voy poniendo en modo escucha”.

Este teléfono no ha dejado de sonar desde 1971. Está activo 24 horas al día los 365 días del año. Todo para proporcionar orientación telefónica y atención psicológica de manera gratuita y confidencial. Su misión es promover la salud emocional en una época en la que, aunque estamos más conectados que nunca, tenemos una imperiosa necesidad de ser escuchados: “Con la pandemia, uno de los temas más recurrentes han sido las crisis emocionales derivadas de la soledad y la incomunicación. El grupo que más llama es el de las personas mayores que están solas”. De marzo a junio, las llamadas a este teléfono se incrementaron un 50%, lo que hizo que los voluntarios tuviesen que aumentar sus horas de trabajo y cubrir más de un turno: “Recibimos unas 1.800 llamadas de temática suicida”.

Un salvavidas

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Cada año, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), se suicidan en España más de 3.600 personas, diez al día, y es por eso que, José Luis cree que deberíamos normalizar el hecho de hablar del suicidio en los medios de comunicación y a nivel social: “Está demostrado que silenciarlo no es una buena estrategia”. Sin ninguna duda, el Teléfono de la Esperanza es el servicio que más eficacia ha demostrado en la prevención del suicidio. “Tenemos muchos casos de gente que, a posteriori, nos ha reconocido que si no le hubiésemos ayudado, se hubiese suicidado. Escuchar eso es muy gratificante”, reconoce orgulloso José Luis. Incluso han llegado a recibir testamentos de gente que les considera “su familia”: “Llaman de forma semanal y somos las únicas personas con las que están en contacto”. Incluso su sede, un palacete en el barrio de Estrecho, al norte de Madrid, es una donación anónima de un grupo de empresarios.

Aprender a escuchar

Todos los voluntarios son anónimos para garantizar la confidencialidad del servicio. Su nivel de compromiso es tal que, cuando este periódico llama al 717 003 717 para conocer el testimonio de algunos de ellos, la respuesta es unánime: “Muchas gracias, pero es que ahora no la podemos atender por aquí porque puede ser que alguien que esté mal quiera ponerse en contacto con nosotros y la línea esté ocupada”. Su labor es tan importante que el 90% de estas llamadas no necesitan derivarse al servicio de psicología de la asociación y se solucionan simplemente con la orientación telefónica: “Los casos que más impactan son los de depresión porque realmente ves que esa persona está metida en un pozo. Para empatizar con ella, tienes que conectarte a nivel emocional, pero no puedes conectarte tanto como para caer en el pozo con ella. Realmente, llegas a sentir todo el dolor que esa persona tiene”.

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