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Ideas Propias

¿Acostumbrarnos a la tarifa de la luz?

Ideas Propias Clara Ramas

Comenzamos septiembre con la noticia del precio de la luz en máximos históricos. Todo el mundo habla de ello, pero a la vez el hecho está recubierto de una extraña normalidad. Casi podríamos decir: como si estuviéramos acostumbrados.

Uno puede acostumbrarse incluso a vivir en guerra. Lo que ocurre entonces es que piensa que vivir en guerra es lo natural; mejor dicho, lo que ocurre es que nunca piensa en ello en absoluto. Simplemente es "lo que hay". Porque uno no ve lo que siempre ya ha visto: y ese vacío no reside en el objeto, sino en el mirar. Si esto puede ocurrir con una guerra —como nos cuenta Ernst Jünger— o incluso con un campo de concentración —como nos cuenta Primo Levi—, imaginemos con el capitalismo. Es "lo que hay". En el capitalismo, nos hemos acostumbrado a aceptar, hasta el punto de no ver, que el fin es el beneficio económico, no el bienestar social; que el sujeto soberano que decide son los mercados, no los parlamentos. Y ello adopta la apariencia de una cierta ley natural.

Se acepta así, casi con naturalidad, que una ministra reconozca que "es obvio que algunas eléctricas tienen ganancias excesivas". Aquí el asunto clave no es el "algunas eléctricas", sino el "es obvio": es evidente, es obvio, y sin embargo va a seguir ocurriendo. Es "lo que hay". El único cambio sustancial que realizan desde el Gobierno afecta a la bajada del IVA, es decir, una reducción fiscal, cuando en la factura de la luz es un componente menor del coste total. Es solo una de las 10 medidas que exige la OCU para lograr precios de luz razonables, entre las que se incluyen aumentar el control para frenar las manipulaciones del mercado, introducir sanciones para las comercializadoras que han incurrido en subidas irregulares debido a los cambios en las tarifas —irregularidades reconocidas en agosto por la CNMC— o revisar el sistema de fijación de precios en el mercado mayorista. El presidente Pedro Sánchez ha introducido un aparente matiz a eso: han detraído, afirma, 650 millones que iban a parar a las eléctricas para volcarlas en los consumidores. Para hacerse una idea de la potencia de esta medida, baste con señalar una cifra: en 2020, Iberdrola y Endesa registraron un beneficio conjunto de 5.004 millones de euros.

Se escuchan quejas de sorpresa porque esta situación no produzca movilizaciones. El problema es que una sociedad pueda acostumbrarse a esto: concretamente, a tener el Gobierno más progresista de su historia y que éste no sea capaz apenas de enderezar esta situación. Tras el cierre de ciclo de 2011 y el 15M, querríamos pensar que ha quedado un sedimento de sentido común que permita que la acción institucional esté ya guiada por principios que no sean reversibles: que no hay crecimiento sin justicia social, que no hay salida de la crisis posible a base de austeridad y recortes, que los servicios públicos son un pilar de las sociedades o que la política nos concierne a todos y existe para intervenir en la realidad y modelarla acorde al interés y el bien común. Si crece el clima de descrédito y deslegitimación de la acción institucional y se instalan el cinismo, la amargura y el desánimo, se prepara el campo para la irrupción de soluciones que ciertamente no van a frenar el despotismo neoliberal de los mercados.

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Uno puede acostumbrarse a vivir en una guerra o en un campo de concentración. Pero, incluso en esas situaciones extremas, como nos dejan conocer quienes las han vivido y contado que nombrábamos al principio, todo se jugaba en mantener un "centro de gravedad" que permitirá no olvidar que, ante la excepción, no caben el hábito ni la inacción. Ojalá recordarlo pueda hacer las veces de faro ante lo que viene.

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Clara Ramas es doctora Europea en Filosofía (UCM) y profesora de Filosofía en la Universidad de Zaragoza. Ha sido investigadora en Albert-Ludwigs-Universität Freiburg y HTW Berlin y profesora invitada en universidades europeas y latinoamericanas. Fue Diputada en la XI Legislatura en la Asamblea de Madrid. Ha colaborado con La 2 y diversos medios escritos. Ha publicado 'Fetiche y mistificación capitalistas. La crítica de la economía política de Marx', con prólogo de Michael Heinrich (2018).

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