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El Partido Socialista francés también atraviesa su particular 'vía crucis'

El primer ministro francés, Manuel Valls, durante un mitin en Barcelona.

El pasado 25 de mayo el Partido Socialista francés, en el Gobierno de la República, obtuvo el peor resultado de su historia en unas elecciones europeas.

En la Francia metropolitana solo logró vencer en dos departamentos, Haute-Vienne y la Corrèze. Además, los resultados obtenidos están muy lejos de los logrados por los ultraderechistas del Frente Nacional y por los conservadores de la UMP. Esta debacle llega tras la derrota sufrida en los comicios municipales celebrados hace dos meses, cuando cayeron dos bastiones socialistas, se redujeron las bases del PS y se esfumó el trabajo realizado por la militancia durante años, incluso décadas.

Tras esta secuencia catastrófica de los acontecimientos, en vísperas del congreso del partido, previsto para 2015, el PS se encuentra fuera de control. “Hay que reiniciar el software del PS”, admite el portavoz del partido, Olivier Faure. Las bases de la formación se tambalean más que nunca: el PS perdió numerosas ciudades en las municipales, pero también sufrió una sangría que le supuso la pérdida de numerosos representantes locales.

Según las primeras estimaciones realizadas por la Federación nacional de los representantes socialistas y republicanos (Fnesr, por sus siglas en francés), la galaxia de los representantes del PS se vio reducida a la mitad en la noche del 23 de marzo. “Sin temor a equivocarnos podemos decir que éramos algo más de 60.000 representantes y que pasamos a ser unos 30.000”, explica a Mediapart el presidente de la organización, el exalcalde de Toulouse, Pierre Cohen, él mismo derrotado en las urnas. Esas cifras comprenden a los incluidos en las listas del PS, a antiguos candidatos socialistas que siguen perteneciendo al partido y a simpatizantes o incluso alcaldes que han dado su respaldo a los candidatos socialistas para las presidenciales. Se trata de una “enorme” pérdida, admite Pierre Cohen. De hecho, el PS se había convertido con el paso de las décadas en el partido de los cargos electos, que constituyen sobre el terreno el núcleo central de las bases, una verdadera red de influencia y aportan recursos financieros nada desdeñables.

Para realizar estas estimaciones, que se darán a conocer en profundidad en las próximas semanas, con ayuda de las Federaciones Socialistas, la Fnesr ha realizado extrapolaciones a partir de la pérdida de representantes en las principales ciudades. Según los datos inéditos de Florent Gougou, investigador posdoctoral de la Universidad de Oxford e investigador asociado en el Centro de Estudios Europeos de Ciencias Políticas, 365 de las 1.018 ciudades de más de 9.000 habitantes tenían un alcalde socialista (o disidente del Partido Socialista) a la cabeza en víspera de las elecciones. Al partido ya no le quedan más que 233, es decir, han perdido 132 ciudades. Más concretamente, el PS solo dispone de 179 ciudades de entre 9.000 a 30.000 habitantes (frente a las 269 en las que gobernaba con anterioridad), 23 ciudades de entre 30.000 y 50.000 habitantes (frente a 38), 16 de entre 50.000 y 100.000 habitantes (frente a 33) y 15 ciudades de más de 100.000 habitantes (frente a 25).

Tras 10 años de victorias electorales –que auparon al PS al gobierno de 21 de las 22 regiones y al de la mitad de los departamentos, de hacer que el Senado girase a la izquierda y de impulsar, en 2012, a uno de los suyos a la Presidencia de la República– el partido está sufriendo una hemorragia silenciosa, pero devastadora. “Las municipales han provocado una pérdida de influencia considerable”, deplora un responsable socialista. “En el ámbito local, los candidatos electos son los encargados de dinamizar un microtejido, en forma de tela de araña, muy útil para movilizar y convencer en las campañas electorales. Esas redes permitieron que François Hollande ganase las presidenciales”. En 2011, un estudio del Centro de Estudios de la Vida Política Francesa (Cevipof) recogía que los consejeros municipales, los asesores de los candidatos electos y los asalariados de los gobiernos locales representaban aproximadamente la mitad de la militancia socialista.

“Incluso aunque las cifras de la Fnesr requieren de una mayor elaboración, la pérdida de un número tan elevado de representantes supone un duro golpe para el PS”, comenta Frédéric Sawicki, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de París-I. “Supone pérdida de orientación. Los candidatos electos y sus colaboradores próximos ejercen de representantes locales del partido. Garantizan buena parte de la logística y del trabajo de los militantes locales. Además, siempre que se gobierna en un ayuntamiento sube el número de militantes. La derrota en las municipales hará que mucha gente deje de pagar sus cuotas. También se trata, evidentemente, de una pérdida financiera para el partido porque cada candidato electo revierten una parte de sus ingresos” al partido.

Para este especialista en el Partido Socialista, la derrota también puede traer consecuencias de cara al próximo congreso que se celebra en otoño de 2015. Y eso sin olvidar que muchos militantes se encuentran ya desorientados por la línea política de François Hollande. “Los candidatos que han salido derrotados tienen razones para pensar que han perdido por las políticas gubernamentales, por lo que en un futuro podrían ser menos disciplinados”. Tradicionalmente, en los congresos socialistas, y especialmente en la época en que François Hollande ocupó la secretaría general (1997-2008), el peso de los barones y su capacidad de veto, siempre ha sido decisiva y estos han construido siempre sus baronías dada su omnipresencia en las corporaciones municipales...

A esta hemorragia hay que añadirle una importante fuga de cerebros: cientos de directores o jefes de gabinete locales han perdido sus cargos de la noche a la mañana. “Solo contamos con 3 asesores de candidatos electos de los 30 que componen nuestro equipo”, apunta Richard Molkou, presidente de Dircab, la asociación de directores de gabinete de las corporaciones municipales socialistas y republicanas. Según Molkou, al menos 600 asesores experimentados de candidatos electos se encuentran “en la estacada”. “Muchos se van a reciclar y, dado que la demanda es mucho mayor que la oferta, algunos acabarán trabajando para la empresa privada”, explica Molkou. Como él, que ha sido contratado recientemente por una importante empresa de saneamiento. Para el partido en el Gobierno, estamos ante una pérdida innegable de materia gris y de competencias.

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Sin embargo, para el tesorero del PS, Jean-François Debat, la situación financiera de momento no es preocupante. “Solo una minoría de los representantes municipales pagan cuotas al partido. De un presupuesto de 64 millones de euros, vamos a perder entre uno y dos millones de euros por las municipales”, estima. Sin embargo, la situación podría agravarse. De materializarse una nueva debacle en las regionales y en las cantonales, previstas para 2015 o en 2016, el PS podría perder en los próximos años un importante número de representantes.

De materializarse la reforma municipal –la supresión de los departamentos y de la mitad de la regiones– , que se presentará el próximo miércoles 4 de junio en el Consejo de Ministros, el PS saldrá peor parado que la UMP ya que los socialistas cuentan en estos momentos con 21 regiones de 22 y con 61 consejos generales de 102. Una perspectiva que inquieta, sin medias tintas, al tesorero del partido. “Perder representantes en los consejos generales o regionales nos va a salir caro”, admite Jean-François Debat. Cada representante departamental o regional aporta el 10% de su salario al partido: entre 220 y 270 euros al mes, por consejero. Este maná corre el riesgo de verse reducido de aquí a 2017. De ser así, el PS afrontaría las elecciones presidenciales muy debilitado.

Traducción: Mariola Moreno

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