LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
Especulación en el infierno: los intermediarios inflan los precios en medio del caos y la muerte de Gaza

Francia

Piketty y la Legión de Honor: la amnesia del poder

Thomas Piketty, en la redacción de Mediapart.

HUBERT HUERTAS (MEDIAPART)

Artistas, sabios... personajes públicos que rechazan la Legión de Honor los hay a decenas, y por razones diversas. La independencia, como Edmond Maire, el antiguo líder del sindicato CFDT; la protesta, como la investigadora Annie Thébaud-Mony en 2012; el enfado, como Hector Berlioz, a quien el Estado debía dinero; la resignación como el diseñador Jacques Tardi en 2013 o Georges Brassens en su tiempo. Claude Monet, Georges Bernanos, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Georges Sand, Pierre Curie... cada rechazo tiene su anécdota. 

La diferencia con Piketty es que el Estado no escribió novelas con Georges Sand, no investigó con Pierre Curie, no cantó con Brassens o Ferré y tampoco dibujó con Tardi, mientras que el candidato François Hollande sí se llenó la boca con "la gran reforma fiscal" inspirada por un economista del que todo el mundo hablaba.

Durante la victoriosa campaña de Hollande del otoño de 2011 a la primavera de 2012, Piketty no fue un asesor más, fue el inspirador, el fiador. La prueba de que las propuestas económicas del candidato no eran improvisadas. El equipo del futuro presidente y el propio candidato prometían recuperación en pleno periodo de crisis basándose en un reparto más justo de la riqueza a través de los impuestos. A cada pregunta sobre el déficit o la debilidad de tal o cual propuesta, François Hollande respondía con "la gran reforma fiscal", y esa gran reforma fiscal, estaba basada, entre otras cuestiones, en la fusión de la Contribución Social Generalizada y el impuesto sobre la renta, base de los trabajos de Piketty…Él era una mezcla de magia y de ciencia… La respuesta global y la respuesta a todo. 

Después de las elecciones, la respuesta global se transformó en una sucesión de ajustes que respondían a las exigencias de la derecha y de las patronales, y el Sésamo fue deportado a sus queridos estudios, sus conferencias, sus críticas, después su best-seller mundial, mientras que el nuevo presidente consagró a las empresas un crédito fiscal  de 20.000 millones en 2014 y 2015 para “la competitividad y el empleo” con el objetivo de beneficiarse de una rebaja del 4% del coste laboral. La gran reforma fiscal fue vagamente evocada por Jean-Marc Ayrault en diciembre 2013 y fue definitivamente enterrada por Manuel Valls en la primavera de 2014.

Aunque la atribución de esta Legión de Honor aparece, en el umbral de 2015, como un montón de coronas de flores tiradas sobre la tumba de una promesa más que como el resultado de una carrera al servicio de la Nación... Geneviève Fioraso, la secretaria de Estado encargada de la Enseñanza Superior y de la Investigación –quien propuso rendir homenaje “al trabajo de investigación de excelencia” y con resonancia internacional del economista– habría podido adivinar que esta "recompensa" no acariciaría la vanidad hirviente de Piketty, sino que más bien lo exasperaría. 

Fioraso no se dio cuenta. No midió la dimensión simbólica de esta decisión a priori anecdótica. Y no fue la única. Cuando el asunto estalló, todo el Gobierno pareció sufrir un choque de amnesia. Piketty ya no es el hombre que había trabajado con los hoy ministros alrededor del candidato convertido en presidente, era un intelectualoide, una especie de iluminado, una estrella... 

Para el excelente Stéphane Le Foll, portavoz del Gobierno, está, por un lado, alguien "que tiene ideas interesantes, pero que es un investigador en su despacho, que hace cálculos" y, por otro, "la política, que está confrontada con la realidad". ¡Ah bueno... que Hollande no hacía política durante su campaña presidencial! Para el secretario de Estado Thierry Mandon, la reforma fiscal de Thomas Piketty es simplemente inaplicable. ¡A bueno... una reforma puede ser inaplicable y prometida a la vez! Para Axelle Lemaire, secretaria de Estado encargada de los Asuntos Digitales, Thomas Piketty "confunde quizá que una Legión de Honor es una recompensa por un mérito reconocido por la Nación y no una adhesión a una política económica". ¡A bueno... que entonces Hollande tampoco se adhiere al discurso que enarboló durante su campaña electoral!

La atribución de la medalla y las declaraciones en los medios de algunos de sus miembros reflejan a un Gobierno confrontado consigo mismo, en una suerte de amnesia colectiva. Pero todavía. Oponiendo al malo de Piketty a Jean Tirole, el premio Nobel de Economía que sí aceptó la medalla, los ministros confirman su viraje político, es decir, la traición que les reprocha el Frente de Izquierdas, la mayoría de los ecologistas y los críticos del Partido Socialista. Porque Tirole, por mucho Nobel que sea, no es un hombre de izquierdas. El nuevo compañero de ruta del Gobierno de Hollande es un chico bueno, un liberal. 

Piketty renuncia a la máxima distinción gala en protesta por las políticas de austeridad

Piketty renuncia a la máxima distinción gala en protesta por las políticas de austeridad

Para completar la escena, es importante remarcar otro detalle... El año editorial en Francia ha estado marcado por dos libros. La venganza de Valerie Trierweiller y los vagabundeos de Éric Zemmour. Todo el mundo habla de ellos porque han sido muy vendidos. El éxito de Zemmour es un síntoma de la extrema derechización de la sociedad francesa. Mientras que Piketty, con un ladrillo de 900 páginas, una obra exigente que desmonta los excesos de un liberalismo creciente en Europa, ha vendido tres veces más. Y ha molestado al Gobierno del PS, deseoso de que este economista vuelva a sus queridos estudios. 

Si esto no es un divorcio es, claramente, una fractura.   

Más sobre este tema
stats