Francia

El entramado financiero del Frente Nacional

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El pasado 14 de noviembre, cuando los investigadores desembarcaron en la plaza Léon-Deubel, en el distrito XVI de París, pusieron los pies sobre un hormiguero. Previa autorización judicial de los magistrados Renaud Van Ruymbeke y Aude Buresi, registraron las oficinas de Axel Loustau, responsable de una galaxia de empresas de seguridad heredada de su padre y, desde marzo de 2012, también tesorero de Jeanne, micropartido y fuente principal de financiación del Frente Nacional y de Marine Le Pen.

Según las informaciones a las que ha tenido acceso Mediapart, la investigación –que se desencadenó a raíz de un informe de la Comisión nacional de cuentas de campaña y de financiación política [autoridad independiente encargada de verificar las cuentas anuales de las formaciones políticas]– ha puesto al descubierto movimientos financieros sospechosos entre las empresas de seguridad de Axel Loustau y Riwal, la única agencia que presta servicios al micropartido Jeanne. Además, también se investigan importantes retiradas de fondos de la cuenta de Riwal. Para justificar dichos movimientos, se presentaron a las autoridades acuerdos de préstamos suscritos. Según nuestras informaciones, Riwal ingresó supuestamente siete millones de euros de la asociación financiera del FN entre abril de 2012 y enero de 2014. Esta sociedad también percibió 150.000 euros del Frente Nacional en otoño, del préstamo de dos millones del banco ruso FCRB, “el pago de una factura”, según el tesorero del partido Wallerand de Saint-Just.

La asociación Jeanne, fundada en 2010, se ha convertido en la pieza clave del dispositivo electoral del FN, que ofrece a través de la agencia Riwal “kits electorales” y créditos a los candidatos, con el visto bueno de la plana mayor frentista y, sobre todo, de Marine Le Pen. El 23 de enero, tal y como reveló Le Monde, se abría una causa contra Frédéric Chatillon, directivo de Riwal, por “falsificación y utilización de documentos falsos”, “chantaje”, “malversación de fondos públicos” y “blanqueo de la malversación de fondos públicos”. “Frédéric Chatillon no es ni presidente de Jeanne ni del FN. Podrá responder a las cuestiones y saber lo que se le imputa”, respondió Marine Le Pen a Le Monde, tras precisar que no había “ningún elemento” que motivase a “retirarle la confianza”.

Mientras dure la instrucción judicial, Frédéric Chatillon tendrá que suspender su actividad comercial con el Frente Nacional, tras las elecciones departamentales, algo difícil de llevar a cabo a mes y medio de los comicios. En cuanto a Axel Loustau, se queja de que se ha convertido en objetivo del Gobierno y asegura que sus empresas han perdido supuestamente “el 40% de la cifra de negocios” por la presión “de los medios de comunicación” y de la “investigación judicial”. Todas las empresas que conforman la red, una veintena, están siendo investigadas.

Marine Le Pen tiene serias dificultades a la hora de desmarcarse de estas empresas prestadoras de servicios: ella misma es la artífice del entramado tras la salida en 2007 de un histórico del FN, Fernand Le Rachinel, dueño de una imprenta. La presidenta del Frente Nacional también es una vieja conocida de Frédéric Chatillon, expresidente del Grupo Unión Defensa (GUD), que moviliza para ella, junto al exabogado Philippe Péninque, a sus amigos “radicales”, reconvertidos al frente del servicio de atención a las pymes.

De este modo Axel Loustau, exGUD, también cofundador y todavía accionista de la empresa Riwal, fue nombrado en marzo de 2012 tesorero de la asociación financiera Jeanne. Así, puede seguir muy de cerca aquellos mercados que le reportan dividendos. A pesar de su estatus como “micropartido”, Jeanne está estrechamente controlada desde su nacimiento por la organización frentista a través de dos hombres: Jean-François Jalkh, vicepresidente del FN encargado de las campañas y secretario general de la asociación, y Steeve Briois, acalde de Hénin-Beaumont, secretario general del FN hasta noviembre y responsable financiero de Jeanne.

“Realizamos subcontrataciones, es normal que la Justicia compruebe si son reales o si se han hinchado las facturas”, afirma prudente Jean-François Jalkh. “Se trata de una preocupación que trasladamos a Le Rachinel, pero el debate sobre el precio de la prestación de un servicio es complejo, hay que comparar lo que se puede comparar. Imprimir material electoral no es imprimir tarjetas de visita. Para la Policía, todo es sospechoso por definición. Se preguntan si un pez gordo no habrá inyectado dinero en la caja para hacer un fiestón en Saint-Tropez o para dárselo bajo cuerda a no sé quién”.

Según nuestras informaciones, Riwal realizó importantes retiradas de fondos en metálico en 2012. Este mismo año, se constataron operaciones cruzadas, por importe de 800.000 euros, entre la empresa de comunicación de Frédéric Chatillon y una empresa de seguridad de Axel Loustau. “Los movimientos entre estas sociedades corresponden a préstamos devueltos en los plazos previstos y con intereses”, justifica a Mediapart Frédéric Chatillon, que mantiene además “no estar imputado”. Las cuentas del dirigente de Riwal ya habían sido investigadas en 2011, con relación a los fondos recibidos de la representación siria y que finalmente se justificaron como correspondientes al pago de servicios de asesoría de comunicación de Damasco.

La plana mayor del partido de Marine Le Pen se muestra comedida. “Chatillon hace lo que quiere con su dinero”, defiende Jean-François Jalkh. “Si lo quiere sacar en metálico... pero como está sometido a control fiscal continuamente, no creo que haga la estupidez de cometer un error de principiante...”. “Estaba seguro de que esta historia iba a explotarnos en la cara”, se arranca por su parte un miembro de la ejecutiva del partido.

El asesor oficioso de la presidenta del FN, Philippe Péninque, también él exsocio de Chatillon y exlíder del GUD, estima que “la causa no se sostiene”. “La organización me parece completamente legal, sin problema ninguno, validado por todas las partes”, asegura. “Los jueces están comprobando [los movimientos]. No me han preguntado mi opinión al respecto. Conozco suficientemente a esta gente, que es militante, para saber que no habrían hecho correr ni el más mínimo riesgo al Frente Nacional”.

“Lal vinculación del Frente Nacional con Jeanne es directa”

Philippe Péninque, que irrumpió en 2013 en el caso Cahuzac –abrió una cuenta en 1992 en el banco UBS para el ministro de Presupuesto– es el hombre que logró que Marine Le Pen pusiera orden en la organización. En 2007, fue el encargado de “elaborar una auditoría política, administrativa y financiera del Frente Nacional”. Este “informe de auditoría” justifica la negación del partido a la hora de pagar a la imprenta de Le Rachinel. “Di directrices para renovar la estructura y actualicé ciertas disfunciones y malversaciones”, mantiene el consejero de Marine Le Pen, quien dice hacer, todavía hoy “montones de cosas para el Frente Nacional, para Marine”.

“Le Rachinel se aprovechó de la buena fe de los dirigentes del Frente Nacional gracias a una compleja trama financiera destinada a malversar en su propio beneficio parte de los activos financieros del frente Nacional”, escribía Philippe Péninque, en su informe, en el que abogaba por “interponer en primer lugar una demanda civil”. En realidad, el impresor Le Rachinel había prestado ocho millones de euros al FN para las campañas de 2007 y sus dirigentes no podían reembolsar dicho importe tras el revés electoral sufrido aquel año. El litigio, que gestionó en parte por Marine Le Pen, lo pierde el Frente Nacional, que debe devolver la totalidad del dinero, mientras que Le Rachinel salió exculpado en 2012 tras una larga batalla judicial.

“Padecí seis registros, 30 horas de detención preventiva, dos audiencias orales y nunca llegué a ser imputado”, se queja Fernand Le Rachinel. “Marine Le Pen echó a los más antiguos y a mí. ¿A quién beneficia todo esto? A Frédéric Chatillon”.

“Le Rachinel parte en condiciones muy difíciles”, resume el tesorero del FN Wallerand de Saint-Just. “Ya no contamos con el impresor [Le Rachinel] y lo remplazamos por alguien de confianza. De este modo, Riwal toma mayor relevancia, es algo completamente normal. Chatillon estaba quizás allí, pero Le Rachinel era el impresor principal y una pieza clave en la financiación. La entidad que pasa a gestionar las campañas de los candidatos del FN es Jeanne”.

Ahora es la red de Frédéric Chatillon la que se sitúa en el punto de mira, por los servicios prestados al micropartido Jeanne. Dicha asociación nació en 2010 para recaudar fondos para el equipo de Marine Le Pen, a imagen y semejanza de Cotelec, la estructura de Jean-Marie Le Pen fundada en 1988. Dos ex de la órbita del GUD figuraron desde el principio en la dirección de Jeanne: la presidenta Florence Lagarde, vieja amiga de Marine Le Pen y esposa de Chatillon, y el tesorero Olivier Duguet, contable y socio de Chatillon, condenado por estafa en 2012 en el servicio público de empleo.

Este mismo año, Axel Loustau –cuya empresa es la encargada de la seguridad en los eventos que organiza el FN– toma el testigo como tesorero de Jeanne. De este modo, el tesorero es accionista de Riwal, la empresa prestadora de servicios. Tras “un acuerdo alcanzado por las dos organizaciones [Riwal y Jeanne]”, justifica Philippe Péninque.

“Nos planteamos si había conflictos de intereses, pero soy un socio pasivo [inversor en una empresa, sin voz en el modo en que se ejecuta el negocio] en el seno de Riwal, por lo que es perfectamente legal”, asegura Loustau, que recientemente ha sido catapultado hasta situarse al frente del nuevo círculo patronal del FN. El micropartido Jeanne también ha estado domiciliado en las diferentes sedes sociales por donde ha pasado la agencia de comunicación Riwal. En mayo de 2014, la asociación se trasladó oficialmente a la calle Vignes, 27, a un local comprado por una sociedad civil inmobiliaria propiedad de Axel Loustau y Frédéric Chatillon. Este cuartel general de los prestadores de servicios del Frente Nacional, y de Jeanne, lo utiliza puntualmente Marine Le Pen.

Jeanne no es un verso suelto, tal y como mantiene uno de sus responsables, Jean-François Jalkh: “Ocupo el cargo de secretario general de Jeanne por una cuestión de disciplina. Estaba ahí para atestiguar que la vinculación entre el Frente Nacional y Jeanne era directa, sin zonas grises. Por el mismo motivo Briois fue, desde el principio, el responsable financiero”.

Al examinar las cuentas de los candidatos del FN, la Comisión de cuentas de campaña se interesó por el funcionamiento de Jeanne. Se sorprendió ante el elevado interés (6,5%) de los préstamos que concedía a los candidatos del FN y denunció la existencia de una posible infracción del código monetario y financiero. También los “kits de campaña”, facturados a más de 16.000 euros la unidad a los candidatos –y que se hicieron obligatorios para un gran número de ellos– se situaron en el punto de mira. Efectivamente, el coste del diseño se hacía por unidades y no en su conjunto. Gracias a estos préstamos, Jeanne logró una cifra de negocio de nueve millones en 2012, lo que sitúa a Jeanne como la cuarta formación política por volumen de ingresos.

La Comisión, que analiza los gastos asumidos por el Estado –los gastos de los candidatos, incluidos los intereses de los préstamos son reembolsados–, alerta a la Fiscalía en 2013. La investigación, abierta en abril de 2014, a partir de las sospechas de “falsificación y de utilización de documentos falsos y estafa en banda organizada”, se amplió en septiembre pasado a los delitos de “malversación de fondos públicos” y “blanqueo en banda organizada”, con relación a las eleccionales cantonales de 2011, las legislativas y las presidenciales de 2012.

“En las municipales, quedamos muy satisfechos con el servicio”, advierte sin embargo Wallerand de Saint-Just. “Riwal no hinchó las facturas ni en un céntimo. Chatillon tiene mucho nivel. Estoy muy contento con su trabajo, es muy eficaz”. Si bien la comunicación electoral parece haber sido externalizada de facto como demuestra que se recurriera a la agencia Riwal, el secretario general del FN –Nicolas Bay y antes Steeve Briois– sigue dirigiendo el diseño y los encargos de material.

“Conozco a Marine Le Pen, si creyese que Chatillon es un inútil, no trabajaría más con él”, asegura Jean-François Jalkh. Por esta razón Marine Le Pen podría tener que responder de la pertinencia de la actividad de Frédéric Chatillon. A preguntas de Mediapart, la presidenta del Frente Nacional, ha respondido que “como siempre”, no respondería a nuestras preguntas.

Tras habernos desplazados a la sede de las empresas que han sido registradas, en el distrito XVI de París, los periodistas de Mediapart fueron abordados en la vía pública, el 30 de enero, por la tarde, por varios individuos que acompañaban a Axel Loustai, tesorero de la asociación de financiación Jeanne. Entre ellos estaba Olivier Duguet –también extesorero– amenazó con “matar” a nuestra colaboradora. Se han denunciado estas amenazas ante la Policía.

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Traducción: Mariola Moreno

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