J.P. Chagnollaud: “La acción del Gobierno de Israel sólo conduce a acentuar nuevas formas de violencia”

Dos palestinos fueron abatidos el sábado por la mañana después de intentar atacar a sendos israelíes con un arma blanca. El primer incidente ocurrió en una colonia judía en Hebrón, en Cisjordania, cuando un civil israelí, armado, dio muerte a su agresor, según el ejército de Israel. Poco después, la policía de fronteras israelí detenía a un sospechoso en un suburbio próximo a Jerusalén. El hombre sacó un cuchillo y trató de apuñalar a los agentes, que lo abatieron a tiros, según la policía.

El viernes también se produjeron actos violentos en los territorios palestinos. Los manifestantes incendiaron la Tumba de José, un lugar venerado por los judíos, en Nablús, en la Cisjordania ocupada. Horas más tarde, en Hebrón, donde se encuentra la Tumba de los Patriarcas, un palestino que se había hecho pasar por un periodista acuchillaba a un soldado israelí antes de resultar abatido.

En las dos últimas semanas, diversos actos violentos han provocado la muerte de 39 palestinos y de siete israelíes. Las autoridades israelíes anunciaban el viernes que rechazaban la petición palestina de establecer una fuerza internacional que garantice la seguridad de la mezquita Al Aqsa, lugar santo musulmén situado en Jerusalén Oriental. Los palestinos aseguran que el despliegue de una fuerza internacional garantizaría la protección de los fieles que acuden a la Explanada de las Mezquitas, lugar administrado por Jordania.

El profesor universitario y director del iReMMO, el Instituto de Investigaciones y de Estudios Mediterráneo Oriente Medio, y especialista en Palestina (autor del libro Violence et politique au Moyen-Orient), Jean-Paul Chagnollaud, analiza en esta entrevista los acontecimientos ocurridos en las últimas semanas.

Pregunta: Las recientes movilizaciones palestinas, marcadas por varios ataques con arma blanca pero también con armas de fuego, seguidas de represalias israelíes, ¿abren un nuevo ciclo en este conflicto?

Respuesta: Es difícil responder a esa pregunta. Lo que sucede actualmente es revelador de la situación que se vive sobre el terreno.

P: ¿Por qué ocurre ahora?

R: Olvidamos muy rápido, pero en julio pasado, una familia palestina murió en el incendio de su casa, provocado por colonos. Hace un año, jóvenes israelíes fueron asesinados en Jerusalén y acto seguido, un joven palestino murió en condiciones horribles después de verse obligado a beber gasolina. Hay muchos antecedentes similares. Las tensiones entre colones y palestinos de los territorios son continuas. Hay cientos de incidentes más o menos graves.

Todo esto surge de la sociedad misma. En este punto, no hay organizaciones políticas detrás. Pone de manifiesto una situación de desesperación absoluta. Los jóvenes palestinos que se manifiestan, que dirigen diversos ataques, ya no tienen perspectiva política ante sí; ya no cuentan con organizaciones políticas porque han éstas perdido toda credibilidad. Hamás, está confinado en Gaza; la Autoridad Palestina ni siquiera es capaz de mantener un discurso articulado. No tienen futuro profesional. Es una generación, la de Oslo y la del Muro, que carece de esperanza. Si hay un nuevo ciclo, es éste.

P: En una lógica estrictamente de seguridad, el acordonamiento inédito de Jerusalén Oriental, ¿no puede ser eficaz como el Muro permitió detener a los que colocan bombas?

R: De ninguna manera. Estamos ante la atomización y la individualización del conflicto. Cerrar carreteras, barrios y finalmente matar es la trilogía dramática del Gobierno de Israel, que solo puede conducir a acentuar nuevas formas de violencia, por solidaridad o capilaridad.

Además, cerrar los barrios árabes de Jerusalén implica que hay una Jerusalén palestina. Y que el único medio de salir es separar ambas sociedades. Con dos Estados y con Jerusalén como capital. [...] Si los israelíes quieren tener un futuro, es necesaria una separación, que no es un muro, pero que consiste en ver al otro. Pero no veo estadistas en Israel capaces de pensar en el futuro, se encuentran inmersos en una especie de febrilidad pusilánime.

P: Como es habitual, Francia ha reaccionado a los últimos acontecimientos con un llamamiento para que se retomen las negociaciones. [El ministro de Exteriores] Laurent Fabius quiso proponer una resolución en septiembre a Naciones Unidas, pero se vio obligado a renunciar. ¿Sigue teniendo sentido hacer un llamamiento a reactivar el proceso de paz?

R: Desde hace varios años, y sobre todo desde 2012, Francia actúa con cierta pusilanimidad, renuncia. Hacer un llamamiento a retomar las negociaciones es una burda farsa política. No puede haber una reactivación de las negociaciones entre una potencia ocupante, conducida por formaciones que están en lógicas mesiánicas, y un pueblo ocupado, cuyos dirigentes están completamente divididos.

Francia tiene un discurso completamente obsoleto, en lugar de hablar de ocupación y de la colonización que conlleva. Es necesario que intervenga la comunidad internacional. Si no hay sanciones, voluntad política de actuar, la situación va a seguir deteriorándose.

P: ¿No es la situación política en Palestina, con la OLP muy fragilizada, y en Israel, con un Gobierno muy a la derecha, lo que impide toda iniciativa?

R: Ciertamente, pero hay una organismo, el Consejo de Seguridad de la ONU, y es su trabajo. Francia forma parte de él. El mayor bloqueo procede de Estados Unidos, pero si el Consejo de Seguridad no toma las riendas del conflicto, con una resolución que reafirme la condena de la colonización, la situación va a agravarse. El silencio y la inacción son decisiones.

¿Cómo se puede imaginar que un pueblo va a aceptar vivir bajo dominación, sin esperanzas? Es imposible.

P: Desde la elección de François Hollande, se acusa a Francia regularmente de alinearse con el Gobierno israelí. ¿Comparte esa crítica?

R: La política extranjera es algo bastante enigmático. Tenemos instituciones prestigiosas –el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Mnisterio de Defensa, el Elíseo– del que se dice que reflexionan, con sus puntos de vista. Es posible, pero hay también individuos que tienen tropismos, inclinaciones. François Hollande se mantiene en una tradición que recuerda a la Section Française de l'International Ouvrière, es decir próxima a Israel, pero sin ser consciente de que el Israel de los años 50 y 60 ha desaparecido y que ahora está dirigido por partidos de derechas y de extrema derecha. [...] Francia podría hacer mucho pero no hace gran cosa.

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P: ¿En Francia, ¿sigue habiendo una política árabe?

No creo que Francia tenga una visión global. [...] Se trata de una política bastante desequilibrada, que no se caracteriza por la anticipación, sino a menudo por una reacción a posteriori. Y cuando actúa con coherencia, como en Siria, no se dota de los medios para lograrlo.

Traducción: Mariola Moreno