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La corrupción, también en el mundo del atletismo

La corrupción, también en el mundo del atletismo

Federico Franchini (Mediapart)

Tras el escándalo de la FIFA, estamos ante una situación inédita en la historia del deporte internacional. El pasado 4 de noviembre, la justicia francesa imputaba al expresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), el senegalés Lamine Diack, en el cargo hasta el pasado mes de agosto, acusado de corrupción pasiva y blanqueo agravado. Las autoridades investigan si cobró al menos 200.000 euros a la Federación Rusa de Atletismo (ARAF) por ocultar casos de dopaje. Simultáneamente, se registraba la sede de la IAAF de Mónaco y resultaban imputados dos exresponsables de la Federación Internacional: el asesor jurídico del presidente, Habib Cissé, y el exresponsable de la comisión médica y antidopaje, Gabriel Dollé.

Los tres hombres están acusados de formar parte de una rocambolesca trama de corrupción internacional que extiende sus tentáculos por Mónaco, Senegal, Rusia y Singapur. Un caso de chantaje y extorsión a atletas por importe de cientos de miles de euros, en un trasfondo de dopaje organizado, entre los principales dirigentes de la IAAF y de la ARAF y atletas medallistas los últimos Juegos Olímpicos de Londres (2012).

Mediapart, en colaboración con el sitio web Lyon Capitale, ha tenido acceso en exclusiva a pruebas irrefutables incluidas en el informe de la comisión independiente de la Agencia Mundial Antidopaje, organismo que está previsto ofrezca una rueda de prensa este lunes 9 en Ginebra. Simultáneamente, el fiscal de instrucción de la Fiscalía financiera de París, Renaud Van Ruymbeke, abría una investigación que terminó con la imputación, el pasado día 4, de Lamine Diack y de Gabriel Dollé.

Durante casi un año, la comisión independiente de la agencia AMA –que se constituyó en diciembre de 2014, a raíz de las informaciones difundidas por la cadena alemana ARD, sobre el dopaje y la corrupción organizadas en el atletismo ruso– investigó y comprobó la veracidad de las afirmaciones del periodista Hans-Joachim Seppelt. Los tres miembros de la comisión, expertos independientes, Richard Dick Pound, abogado y expresidente de la Agencia Mundial Antidopaje; Günter Younger, jefe del departamento de cibercriminalidad de la Policía de Baviera y Richard McLaren, miembro del Tribunal Arbitral de Deporte (TAS), tomaron declaración a una quincena de testigos, atletas extorsionados, denunciantes de la IAAF y expertos antidopaje.

El informe, que incluye pruebas, es incontestable. No solo se confirman las denuncias de la cadena alemana, sino que los investigadores revelan también la existencia de toda una trama corrupción que alcanza a los máximos dirigentes de la Federación Internacional y de la Federación Rusa de Atletismo, encaminada a extorsionar a atletas rusos sospechosos de dopaje, pero también, como novedad, a un turco.

Entre los principales puntos que se recogen destacan:

- La Federación Rusa de Atletismo hizo cantar a varios de sus deportistas, con la promesa de encubrir más tarde ante la IAAF toda sospecha de dopaje.

- Los dirigentes de la Federación Internacional de Atletismo eran cómplices.

- Una atleta turca, medalla de oro olímpica en Londres, fue víctima de la trama de corrupción.

- El exresponsable de la Federación Internacional de Atletismo, el senegalés Lamine Diack fue alertado en varias ocasiones, pero no hizo nada al respecto.

Los hechos se remontan a 2011. Cuando Lamine Diack, incombustible presidente de la IAAF desde 1999, nombró a dos compatriotas senegaleses como asesores de la Federación. El primero, Habib Cisé, abogado de formación, es nombrado asesor jurídico del presidente de la IAAF. El segundo, asesor de marketing, no es otro que su propio hijo de Lamine, Papa Massata Diack, conocido como PMD.

Curiosamente estos dos hombres se hicieron con la lista de atletas que estaban en el punto de mira de la IAAF por supuesto dopaje. El abogado Habib Cissé viajó en varias ocasiones a Moscú donde se reunió con los dirigentes de la Federación Rusa de Atletismo y les informó de la existencia de esta lista, muy confidencial. Ahí daba comienzo un increíble entramado corrupto, casi mafioso, entre la familia Diack, el expresidente de la Federación Rusa y el extesorero de la IAAF, Valentin Balakhnichev, un entrenador de atletas rusos, Alexey Melnikov, y también de Gabriel Dollé, exresponsable de antidopaje de la IAAF.

Faltaba menos de año para la celebración de los Juegos Olímpicos de Londres. Los desafíos son inmensos. La Federación Rusa se puso en contacto inmediatamente con los deportistas concernidos, a los que alertó de las sospechosas de dopaje que manejaba la IAAF. Y entonces sucedió lo impensable: hizo que sus propios atletas cantaran. Les ofreció garantías de no revelar nada y de ocultar los datos de sus respectivos pasaportes biológicos, con el fin de que pudiesen participar en los Juegos Olímpicos, a cambio de una importante suma de dinero. El informe de los investigadores de la AMA cita en concreto a seis deportistas rusos y destaca el caso de Liliya Shobukhova, tal y como reveló la cadena alemana ARD

La maratoniana pagó –en tres veces y en metálico–, 569.000 dólares, entre los meses de enero y julio de 2012, al entrenador Alexey Melnikov, que ejerció de intermediario con los deportistas.

Pero el informe aporta una novedad, que no es de nacionalidad rusa. Los investigadores sospechan que la atleta turca Asli Alptekin, campeona olímpica de 1.500 metros en Londres, también pudo ser víctima de un chantaje orquestado por el clan Diack. Los dos hijos del exresponsable de la Federación internacional de Atletismo, el exasesor de marketing de la IAAF, Papa Massata Diack, pero también su hermano menos mediático Khalil, reclamaron 500.000 dólares a la deportista en noviembre de 2012. La atleta, que se negó, fue condenada en julio de 2015, a ocho años de suspensión por dopaje y se ha quedado sin su oro olímpico, conseguido en 2012.

La corrupción de la familia Diack está bien engrasada y organizada, a escala internacional. Desde Mónaco, sede de la IAAF, pasando por Senegal y Rusia, hasta Singapur. De hecho, una empresa con sede en Singapur, llamada Black Tidings (noticias negras), sirvió de sociedad pantalla a la hora de recibir las transferencias de dinero. Se trata de una empresa de un socio de Papa Massata Diack, desde la que supuestamente se devolvió el dinero pagado a la maratoniana Liliya Shobukhova, que amenazó con contarlo todo.

Papa Massata Diack, PMD, se vio abocado a renunciar como asesor de marketing de la IAAF en diciembre de 2014, tras las primeras revelaciones de la cadena alemana ARD. Días antes, The Guardian había publicado que el hijo del expresidente de la IAAF reclamó cinco millones de dólares a Qatar, país candidato a acoger el campeonato del mundo de atletismo en 2017. PMS resultó ser el responsable de Pamodzi Consulting, una de las empresas acusadas de revender entradas en el mercado negro durante la Copa del Mundo de Brasil, celebrada el año pasado.

En el banquillo de los acusados de los investigadores de la AMA están Valentin Balakhnichev –exresponsable de la Federación Rusa de Atletismo y extesorero de la IAAF– que en febrero pasado debió dimitir como presidente de la ARAF. Gabriel Dollé, el médico jefe responsable del antidopaje en la IAAF, que dimitió en diciembre de 2014 y que, desde el pasado día 3 de noviembre, se encuentra imputado y bajo custodia en Niza.

De la corrupción privada

De la corrupción privada

En su informe, los investigadores de la AMA matizan no obstante las acusaciones contra la IAAF. Destacan la “integridad” de varios dirigentes de la Federación Internacional que dieron la señal de alarma, sorprendidos como estaban por que deportistas sospechosos de doparse pudieran seguir compitiendo sobre todo en los Juegos Olímpicos de Londres. En resumen, según los investigadores, si bien parece que hay dirigentes corruptos al más alto nivel, los empleados hicieron su trabajo.

Lamine Diack, el poderoso jefe senegalés de la Federación, fue alertado en múltiples ocasiones, de modo que para los investigadores de la AM no hay lugar a duda. Habida cuenta de los avisos y de que dos de sus asesores más próximos, entre ellos su propio hijo, se encuentran al frente de la red de corrupción, era difícil que el dirigente senegalés no supiese lo que sucedía. El exalcalde de Dakar llegó a recurrir a una argucia, cuando menos curiosa: dijo que estos problemas solo podría resolverlos... el presidente Vladimir Putin en persona.

Traducción: Mariola Moreno

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