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El desafío yihadista

Así se financia Daesh

Así se financia Daesh

Durante mucho tiempo, los objetivos petrolíferos en manos del Estado Islámico en Siria no han sido una prioridad para el Ejército norteamericano. Así, de los 11.000 ataques registrados desde que la coalición lanzó su ofensiva, en junio de 2014, sólo 196 estaban dirigidos contra infraestructuras petroleras hasta el pasado mes de septiembre, según los datos publicados por The Financial Times. Sin embargo, tras los ataques de París y el acercamiento a Rusia todo parece haber cambiado.

El lunes 16 de noviembre, la coalición norteamericana bombardeaba por vez primera los camiones cisterna que transportaban el petróleo fuera de los campos petrolíferos en manos de Daesh. Más de 116 camiones fueron destruidos en un único ataque. Desde entonces, los bombardeos aéreos se han multiplicado en la provincia de Deir ez-Zor, al este de Siria, donde se encuentran los campos petrolíferos. “Supone un claro punto de inflexión. Antes, los norteamericanos tomaban como objetivo los oleoductos, los puntos de recogida, las refinerías móviles, pero tenían reservas a la hora de atacar los camiones cisterna”, apunta Francis Perrin, director de la revista Pétrole et gaz arabes.

La aviación rusa también atacó la semana pasada, en varias ocasiones, hasta destruirlas, las instalaciones petrolíferas en manos del Estado Islámico. “Si los ataques continúan con este nivel de intensidad, podrán detener la producción de petróleo”, dice un testigo residente en la región, citado por The Financial Times.

¿Qué papel real tiene el petróleo para el Estado Islámico? ¿Cómo funcionan los circuitos? ¿Quién está implicado en este tráfico? Estas son algunas respuestas a esas preguntas.

El petróleo como arma de guerra

A diferencia de lo que sucede con otros grupos terroristas, como es el caso de Al Qaeda, Daesh inscribe su estrategia de conquista en la vinculación territorial, la autonomía financiera y en su voluntad de crear un Estado. En lo que respecta a los ingresos de Daesh, se han dado diversas cifras. Del estudio elaborado por Jean-Claude Brisard y de Damien Martínez sobre la financiación del Estado Islámico, se desprende que puede rondar los “2.900 millones de dólares anuales”. Las fuentes son diversas, procede del comercio de trigo, del fosfato, del cemento, de la extorsión, del pago de rescates, de impuestos, del tráfico de personas, del tráfico de obras de artes.

En esta lista, el petróleo merece una mención aparte. Según las mismas estimaciones, viene a representar el 38% de los ingresos de Daesh. “El petróleo es efectivamente la principal arma de guerra para Daesh por varios motivos. En primer lugar, porque no hay guerra sin carburantes. Daesh cuenta en estos momentos con un importante equipamiento militar, tanques, vehículos terrestres. Necesita carburante a toda costa para llevar a cabo sus operaciones militares. Además, esto le permite suministrar las zonas que están bajo su control, para de este modo presentarse como un verdadero Estado en el marco de su campaña propagandística. Y por último, las exportaciones clandestinas le reportan increíbles beneficios”, señala Francis Perrin.

En todo caso, para los responsables del Estado Islámico, el petróleo tiene un estatus diferente. Mientras el resto de actividades están muy descentralizadas, todo lo que relacionado con el petróleo se encuentra claramente jerarquizado. Todo el proceso de producción, entrega y venta está enormemente controlado por la cúpula del grupo terrorista.

Evidentemente, Daesh hace todo lo que esta en su mano para sacar el máximo redito a la materia prima. Ingenieros, técnicos, supervisores, especialistas en el sector reciben grandes ofertas para avanzar con la explotación de los campos petrolíferos y extraer el petróleo bajo su control. “Me dijo que eligiera el puesto y que yo mismo me pusiera un sueldo”, cuenta, en una investigación que publica The Financial Times, un antiguo técnico al que los responsables de Dáesh trataron de contratar antes de que éste optase por huir a Turquía.

¿Cuál es la producción petrolífera de Dáesh?

Al hacerse con el control del Este de Siria y la región de Deir ez Zor, a mediados de 2013, Daesh era dueño de cerca del 60% de las reservas petrolíferas sirias y de un número importante de infraestructuras petrolíferas necesarias para su explotación. Actualmente, el Estado Islámico controla hasta una docena de campos petrolíferos en Siria, a los que hay que sumar los campos iraquíes de la región de Mosul, en poder de Dáesh desde la primavera de 2014.

Así, el potencial de producción de petróleo de Daesh se sitúa en los 80.000 barriles al día (50.000 en Siria y 30.000 Irak), según publica Foreign Policy. En cambio, los expertos coinciden en señalar el envejecimiento de los yacimientos, la destrucción de numerosas infraestructuras, la dificultad de contar con el equipamiento necesario, piezas de recambio, la falta de mano de obra cualificada. Las observaciones realizadas a partir de la combustión en los campos de explotación (citados en este estudio) también ponen de manifiesto un hundimiento de la producción de los yacimientos controlados por Daesh.

El exministro iraquí de Petróleo, Ibrahim al Oloum, en declaraciones recogidas por Associated Press, estima que la producción petrolífera de Daesh ronda los 30.000 barriles diarios en Siria y entre 10.000 y 20.000 al día en Irak. El director de la revista Pétrole et Gaz arabes comparte confirma la poca exactitud en los datos: “Aparte de Daesh, nadie conoce cuáles son las verdaderas cifras de su producción petrolífera. Y me sorprendería mucho que un día acepte publicarlas. En el mejor de los casos, se pueden hacer estimaciones. Aunque habida cuenta de las dificultades de producción, no creo que superen los 50.000 barriles al día”.

Daesh destina la mitad, según estimaciones de la ONU, al consumo propio. Las principales necesidades del proyecto de Estado son los equipos militares, el abastecimiento de la población, el funcionamiento de las centrales eléctricas y los grupos electrógenos de los territorios bajo su control. El resto lo vende, cada vez con mayor frecuencia como carburante bruto sin refinar, dado que sus capacidades de refinado de hidrocarburo han caído conforme se producían los ataques aéreos.

Pero, ¿y quién compra el petróleo de Daesh?

A principios de septiembre de 2014, la embajadora de la Unión Europea en Irak, Jana Hybaskova, acusó a algunos Estados miembros de la UE de comprar petróleo iraquí al Estado Islámico. “Desgraciadamente, Estados miembros de la UE compran este petróleo”, dijo esta diplomática checa en una intervención ante la Comisión de Asuntos Extranjeros del Parlamento Europeo. Una afirmación que cayó como una bomba y colocó a las grandes empresas petrolíferas en el punto de mira.

Pero ahora parece que estas acusaciones han caído totalmente en el olvido. ¿Por deseo de ocultar un tráfico inconfesable? ¿Por falta de pruebas? Los expertos del mundo del petróleo creen que esto ocurre porque el mercado petrolífero está más controlado de lo que desde fuera podamos pensar. En función de su calidad, de su contenido en azufre, por ejemplo, es posible, a partir de un simple análisis, determinar cuál es su origen, establecer el yacimiento del que procede. Hay empresas de certificación que controlan los cargamentos y los grandes grupos petrolíferos corren el riesgo de incurrir en graves sanciones en caso de que violene las normas.

“Las fantasías al respecto son muchas”, dice Francis Perrin. “Es una cuestión de escalas. El consumo mundial de petróleo est de 93 millones de barriles diarios. Los 50.000 barriles de petróleo de Daesh no tienen peso alguno en el mercado. Además, son mercados muy organizados donde el número de actores es muy limitado. Se conocen perfectamente desde hace años. Se trata de una cadena industrial pesada, de principio a fin. Además, cuando la oferta de petróleo es abundante nadie necesita el petróleo de Daesh”, asegura.

Afortundamente, las investigaciones y los estudios publicados sobre el tráfico del petróleo de Daesh permiten conocer la existencia de un contrabando local y regional que se ha convertido en imprescindible por la destrucción de infraestructuras. Los convoyes de camiones cisterna –parte de ellos de Daesh, parte de otros contrabandista– a veces esperan durante todo el día para poder cargar el petróleo sin refinar que se extrae de los pozos. Desde que han comenzado los bombardeos norteamericanos y rusos, esperan lejos de los yacimientos y sólo se acercan en el último momento para, acto seguido, trasladarlo por los medios disponibles, en burro, en caballo, en barcazas, en bidones, fuera de la zona controlada por Daesh. El departamento de Turquía contra el fraude y el crimen organizado, citado por el centro de investigación Trends, asegura que existen pequeños oleoductos dedicados al contrabando, que simulan formar parte de un sistema de riego, a ambos lados de la frontera entre Siria y Turquía.

Para la profesora Louise Shelley, especialista en métodos de financiación de grupos terroristas, los antiguos responsables baasistas del régimen de Sadam Hussein están muy implicados en este tráfico. “Estaban implicados en el contrabando de petróleo durante los años del embargo impuesto durante el régimen de Sadam Hussein. Hacen lo mismo ahora con otros mandatarios”, afirma. Los Gobiernos turco e iraquí acusan también a las antiguas ramificaciones establecidas en la zona para evitar los embargos iraní e iraquí. A eso se suman redes criminales, contrabandistas habituados a prosperar en una región donde las fronteras son muy porosas. Recientemente, 24 contrabandistas turcos fueron detenidos por su implicación en el tráfico petrolífero con Daesh.

“El contrabando se queda en la zona”, afirma Francis Perrin. Una opinión que es ampliamente compartida por todos los especialistas. Todos dan los mismos nombres: Turquía, Jordania, Irak y Siria son los primeros destinos de este petróleo sin refinar que se vende a precios de saldo. Incluso el Ejército sirio y los rebeldes sirios que combaten a Daesh compran supuestamente este petróleo vendido por el grupo terrorista. El Gobierno de Turquía estima que este contrabando representó en 2014 un fraude fiscal de 860 millones de dólares para las arcas públicas.

¿Cuánto supone la venta de petróleo para Daesh?

Hay diferentes estimaciones sobre los ingresos que obtiene Daesh procedentes del petróleo, tal como ocurre con la cantidad de barriles que extrae. Hay responsables turcos que hablan de 800 millones anuales. Expertos de la ONU creen que ronda los 1,6 millones de dólares al día, es decir, 600 millones anuales. “Estas estimaciones se realizaron en un momento en que el precio del barril estaba a más de 100 dólares en el mercado mundial. Desde entonces, la cotización ha caído. Antes Daesh podía vender su barril a unos 40-45 dólares, ahora lo vende a unos 20-25 dólares (algunos consideran que a unos 10 dólares)”, avisa Francis Perrin. “Pero para una organización terrorista, sigue representando muchísimo dinero”, concluye.

Daesh parece registrar una importante merma en los ingresos procedentes del contrabando del petróleo, a tenor de las opiniones de algunos observadores. “Los números de Dabiq (la revista de Dáesh) iban cargados de promesas: decían que iban a llevar pan a las mesas, alimentos a los mercados [...] Ahora ya no hablan más que de teología”, explica Tom Keatinge, director del Centro de Investigación y de Estudios RUSI. “Se han comprometido a hacer cosas que no pueden cumplir. En Mosul, el precio del gas se ha multiplicado por diez, el teléfono ya no funciona, se ha dejado de recoger la basura”, señala.

Hay otras investigaciones, publicadas en The Financial Times, que hablan de una subida vertiginosa de los impuestos sobre todas las actividades, extorsiones, hurtos, tráfico de todo tipo. “La caída de los ingresos está afectando gravemente a Dáesh, pero esto puede no ser suficiente para acabar con él. Mientras mantenga el control de una base territorial, podrá autofinanciarse”, constata Francis Perrin.

Petróleo, impuestos, secuestros... ¿Cuáles son las principales vías de financiación del Estado Islámico?

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Traducción: Mariola Moreno

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