Francia

Frente Digital: así copan los ultras las redes sociales en Francia

Le Pen es reelegida como líder de la extrema derecha francesa y apoya públicamente a Moscú

“Tú y yo, vamos a tratar de contrarrestar a esa oposición feroz dirigiéndonos directamente al conjunto de los franceses”. El 14 de julio pasado, Marine Le Pen publicaba un breve vídeo en su web de campaña 2017, “a la vanguardia de la modernidad”,  según la presidenta del Frente Nacional. Sentada en su despacho, delante de un portátil, Marine Le Pen se vanagloriaba de ser “la primera política” francesa en abrir un perfil en Facebook e invitaba a sus seguidores a “convencer” en las redes sociales.

El Frente Nacional y sus aliados lo han comprendido rápidamente: para convencer y sortear los canales mediáticos tradicionales, se hacía necesario ocupar el mundo digital y sacarle partido a sus herramientas. Si bien es cierto que no contaba con más bazas que el resto de fuerzas políticas, el partido frentista se ha servido del resentimiento de “los medios del sistema”, que no ha dejado de denunciar. A día de hoy, no sólo progresa en las urnas (donde en las últimas regionales obtuvo un resultado histórico), también gana terreno en la Red. La ultraderecha puede hacer suya la consigna de Indymedia, una poderosa plataforma alternativa de izquierdas lanzada en 1999: “No detestes los medios de comunicación, conviértete en medio de comunicación”.

En esta batalla en la Red han trabajado precisamente los periodistas Dominique Albertini y David Doucet, que acaban de publicar en Francia el libro La Fachosphère. Comment l'extreme droite remporte la bataille du net (La Fachosfera. Cómo la ultraderecha gana la batalla de la Red). Los autores han realizado una investigación muy bien documentada sobre la nebulosa digital de ultraderecha: sus actores, sus redes, sus influencia. Identitarios, partidarios de Soral, católicos nacionalistas, sites de “reinformación”, YouTubers ultrarradicales, Porno natio: los periodistas –que han efectuado un centenar de entrevistas– destacan cómo esta palabra radical pasa de la clandestinidad a ser difundida públicamente y sin complejos, gracias a las nuevas tecnologías.

“No hace tanto tiempo, el Frente Nacional embalaba sus publicaciones en un plástico opaco para enviárselas a sus simpatizantes”, recuerdan. “Ahora un viejo militante como es Pierre Sautarel [ex alto cargo del FN, fundador del blog de ultraderecha Fdesouche] muestra su sorpresa al ver comentar a tantos internautas, con su nombre real, en la página de Facebook de Fdesouche: 'En nuestros días, los jóvenes siguen nuestra página de Facebook sin hacerse preguntas, estamos ante una generación sin complejos”.

“La ultraderecha ha librado una batalla cultural. En este terreno esperan a sus adversarios”, concluyen. A los siete meses de las elecciones presidenciales, esta arma digital heteróclita puede ser una baza para Marine Le Pen. Dominique Albertini, coautor del libro y especialista en fuerzas de ultraderechas en el diario Libération, habla del papel de esta “fachosfera”.

Pregunta: En el libro usted cuenta que el Frente Nacional fue pionero a la hora de recurrir a los medios de comunicación alternativos, destinados a evitar los canales de información tradicionales. ¿Ha conservado esta dimensión innovadora con el paso de las décadas?

Respuesta: Efectivamente, en la primavera de 1996, el Frente Nacional fue el primer partido en lanzar su propia página web. Para el partido, era una forma de responder a un tratamiento mediático que consideraba injusto, o bien por el tiempo que se concedía en los medios de comunicación al FN o por la imagen que se daba de la formación. La idea era de dirigirse directamente al público, pasando por encima de los “medios del sistema”. Sin embargo, internet no fue la única herramienta empleada, ya que el mensaje frontista se transmitía también a través del Minitel, del audiotel, en casettes VHS e incluso en formato de videjuego. En 2006, el FN fue el primer partido europeo que contó con una sede permanente en el mundo virtual Second Life [antes incluso de que se lanzase la versión francesa del juego].

Desde entonces, la lógica no ha cambiado: el FN sigue pensando que es víctima de la “propaganda mediática” y aspira aún más que los otros movimientos a esquivar el filtro periodístico. Se incita a sus líderes a invadir la Red, a imagen y semejanza de su presidenta; desde comienzos de año, Marine Le Pen ha abierto un blog [sus Carnets d'espérances] y ha dialogado en directo con sus simpatizantes en Facebook.

No obstante, hay dos límites. En primero lugar, se da un fenómeno de compensación, al ver cómo los otros partidos también se adueñan, a veces con más medios, de las herramientas digitales. Por tanto, ya no se puede hablar de una singularidad frontista en la materia. Por otro lado, la capacidad de inventiva del partido se ha quedado un poco por el camino. En lugar de desarrollar herramientas “caseras”, el Frente Nacional ahora se apoya en las grandes redes sociales, donde también están presentes sus rivales. A falta de participación, recientemente echó el cierre a su red social interna Les Patriotes [abierta en 2014, cerrada en abril de 2016, sin mayores explicaciones].

P: Su libro demuestra la heterogeneidad de esta “fachosfera”, pero también la porosidad que hay entre el Frente Nacional y las diferentes capillas de ultraderecha. ¿Qué vínculos perduran entre esta reinfosfera y el FN, a día de hoy?

R: Oficialmente, estas vinculaciones no existen: los sites a los que nos referimos en el libro son actores autónomos que a veces no dudan en criticar que la línea frentista sea muy blanda, en su opinión. La realidad es más compleja, ya que algunos de los principales “reinformadores” fueron, en algún momento, miembros del Frente Nacional. Es el caso de Pierre Sautarel, responsable de Fdesouche, pero también de Alain Soral, de Jean-Yves Le Gallou o de los dirigentes de TV Libertés. Subsisten vínculos humanos e intelectuales, así como la ambición de algunos a la hora de influir en el discurso frontista. Aunque Le Gallou dejase el FN hace más de 15 años, por ejemplo vemos que ya ha asesorado a Marien Len Pen en un debate televisivo y que ha llegado a comer con la presidenta del FN.

P: Destaca el papel de lobby que tienen estos sites, sobre todo Fdesouche. ¿En qué influyen exactamente en el Frente Nacional?R:sites

Quieren actuar sobre la línea del partido y, allí donde ostentan cargos, sobre sus prácticas. Pierre Sautarel, por ejemplo, es de la familia identitaria: no comparte el discurso de Marine Le Pen cuando ésta dice que no concede ninguna atención al origen o a la religión de los ciudadanos franceses. Y vista la popularidad de su página web entre las bases, es un actor de pleno derecho en este debate interno. Precisamente, se atribuye a su presión la cruzada del alcalde del FN de Fréjus, David Rachline, contra la apertura de una mezquita en la ciudad –cuando éste parecía haber renunciado a oponerse–. Dicho lo cual, hay que subrayar que la ambición de la fachosfera no es sólo influir en el Frente Nacional. En general, lo que quiere es orientar el debate público. Y lo consigue, tal y como se ha visto en la reciente anulación de un concierto del rapero Black M.

P: Esta fachosfera permite al Frente Nacional contentar a sus bases aprovechando dos aspectos: los sites frontistas oficiales, donde se cuida más lo que se dice, y los sites externos de “reinformación”, las redes sociales donde el discurso es radical, xenófobo. ¿El FN no tiene interés en dejar que se desarrolle esta fachosfera, ya sea próxima a Sautarel o a identitarios?sites

R: Efectivamente se puede considerar que el FN “subcontrata” una parte de su propaganda a esta fachosfera, recogiendo el fruto de su trabajo sin asumir la responsabilidad. No hay que negar las divergencias entre esta nebulosa, muy diversa, y los discursos frontista oficial. Pero estas diferencias no bastan para ocultar su acuerdo a ciertas orientaciones fundamentales: rechazo a la inmigración, fetichización de la identidad, estigmatización de las élites, visión de la comunidad nacional como un todo orgánico e intrínsecamente sano, la pretensión de encarnar solos contra todos la “voz” de un pueblo que no existe.

P: Marine Le Pen tiene dos cuentas en Twitter, una oficial y otra con un pseudónimo...

R: Efectivamente está en Twitter con el pseudónimo de Anne Lalanne, tal y como revelaron Libération y Le Monde en septiembre de 2015. La idea era expresarse con este nombre cuando hacía consideraciones demasiado personales para hacerlas desde su cuenta oficial como presidenta del FN. En Twitter, Anne Lalanne se burla de Bruno Gollnisch y de Jean-Marie Le Pen, critica a los periodistas o habla con Pierre Sautarel. Tras ser desenmascarada hace más de un año, desde esa cuenta ahora sólo se retuitera a otros usuarios.

P: La “fachosfera” ha contribuido a expresar más una palabra radical, que hasta ayer se veía limitada al ámbito de la esfera privada. También habla de la preocupación del Gobierno por esto y las débil respuesta de los adversarios de la ultraderecha. ¿La extrema derecha ha ganado ya la batalla cultural? ¿Hasta qué punto Marine Le Pen puede sacar partido de ello en 2017?

R: Se adopta de mejor grado una idea cuando ésta parece que está muy extendida. Ahora bien, determinadas restricciones han pesado mucho tiempo en la difusión de los discursos radicales: presión social, dispersión geográfica de sus partidarios... La expresión pública de estas ideas se encontraba limitada y, por tanto, también su capacidad de expandirse. Con la creación de ágoras virtuales, al permitir la expresión anónima, al evitar a los mediadores tradicionales, internet acaba con muchos de estos obstáculos. En las redes sociales, en los comentarios de las páginas información, este tipo de discurso puede parecer mayoritario algunas veces. Eso no convierte en automática la asunción de esas ideas, pero aumenta las posibilidades de que acaben por ser bien vistas. En ese sentido, la militancia en internet no es, o no sólo, la historia de algunos individuos ociosos y sin arraigo. Sólo siendo un número considerable, ocupando el terreno, desempeñan un papel en esta “batalla cultural”, dirigida a condicionar el debate público.

No sé si la ultraderecha ya ha ganado la partida, pero hay que decir que ha copado la Red mejor que los otros. Y es evidente que esa ventaja va a beneficiar a Marine Le Pen en 2017, aunque no todo se juegue en internet. A juzgar del uso de la expresión “batalla cultural”, los adversarios de la ultraderecha parecen haber comprendido el desafío. Hablamos en especial de la preocupación que siente el Ejecutivo por el éxito de los vídeos de Dieudonné y de Alain Soral. Según Julien Dray, François Hollande ha preguntado en privado cómo “daña a la sociedad francesa” esta popularidad. Falta saber responder...

P: La “fachosfera” también es un negocio. ¿Cómo se financian estos sites? ¿Hay canales de financiación comunes a las redes frontistas?sites

R: No hay un modelo único. La mayoría de los sites en los que hemos trabajado se financian gracias a sus lectores. En algunos casos, como en el de TV Libertés, las técnicas de captación de fondos son bastante sofisticadas y las sumas recaudadas bastante importantes. Varias fuentes bien informadas también hablan de la financiación de estas web TV con dinero ruso, pero no han podido aportar pruebas.

En el caso del Salon Beige, blog de la “catastrofera”, es el embrión de la profesionalización, ya que los contribuyentes son (bastante mal) remunerados por el propietario Guillaume de Thieulloy, En cuanto a Alain Soral y Dieudonné, obtienen importantes ingresos de la venta de productos derivados o de servicios comerciales. Dicho esto, la principal característica de estos sites es que funcionan con pocos medios, habida cuenta de las audiencias que consiguen. La participación voluntaria sigue siendo la regla de la “fachosfera”.

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Traducción: Mariola Moreno

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