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Estados Unidos

Trump en el desorden de Oriente Medio

Donald Trump junto a su esposa Melania Trump y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, este jueves.

Una vez existió el “Gran Medio Oriente”, esa doctrina del expresidente George W. Bush, que creía que podía democratizar la región a tiros y que, al destruir la Administración iraquí en 2003, sumió a la región en un caos del que todavía no ha salido. En cambio, con Obama, Estados Unidos vio Oriente Medio en pequeño. Desde 2009-2010, a raíz del evidente fracaso de las tentativas por relanzar el proceso de paz israelo-palestino, el objetivo de la Administración es conocido: hacer lo menos posible para comprometerse lo menos posible en Oriente Medio.

Fue necesario que el Estado Islámico avanzara por sorpresa en Mosul y proclamara el califato en 2014 para que Washington se decidiese a intervenir y enviara una coalición internacional. Antes de lanzar la ofensiva en curso contra el Estado Islámico en Mosul, Washington permitió que la situación se deteriorase, dejando a su suerte al Ejército Sirio Libre hasta 2013, fecha en la que el Estado Islámico entró en Siria. Las fuerzas yihadistas, como las de Bashar al-Assad, avanzaban viento en popa, de modo que a corto plazo, no se vislumbraba una eventual victoria del ASL.

Laisser-faire, con el riesgo de verse frente a una situación inextricable… Donald Trump no pretende cambiar fundamentalmente esa lógica de Obamalógica. La batalla de Mosul, que se libra en estos momentos, acabará sin duda antes de que tome posesión, el 20 de enero de 2017. Y, lo que parece seguro, es que el próximo presidente norteamericano no tiene previsto implicarse más en el territorio sirio-iraquí.

Siria: laisser-faire y delegar en Putinlaisser-faire

Lo ha dicho y lo ha repetido: contrariamente a Hillary Clinton, que preconizaba la “firmeza” contra Moscú, Trump quiere dejar el conflicto sirio en manos de Rusia, que en su opinión está “mejor situado” para resolver el conflicto. Exactamente, ¿qué es lo que significa? ¿Ordenará Trump la retirada del apoyo aéreo a las fuerzas kurdas y árabes que luchan contra el Estado Islámico en el Norte de Siria? ¿Abandonará a los últimos revolucionarios que combaten, sobre todo en Alepo, acabando con el apoyo logístico y el entrenamiento de tropas en Jordania?

Simbólicamente, después de varios días de tregua, Rusia ha reanudado los bombardeos en Siria en la noche de la elección de Trump, horas antes del anuncio de los resultados. Desde hace tres años, Rusia ha ido desplegando poco a poco su aviones en Siria. Después de haber sostenido el régimen de Bashar al Assad, desde principios de años ha destruido de manera sistemática todos los hospitales rebeldes y bombardea el Este de Alepo para acabar con los rebeldes que ocupan esta zona.

El resultado de esta ofensiva decidida por Putin es cristalina: las víctimas civiles de las bombas rusas se cuentan por miles; las fuerzas yihadistas de Fatah Al Cham están más integradas en la rebelión; el Estado Islámico sigue aguantando en Raqqa y la perspectiva de una solución política parece más lejana que nunca. En Naciones Unidas, Moscú bloquea cualquier alternativa de resolución ante el Consejo de Seguridad. El fiasco es total.

Sin embargo, Trump considera que Moscú es el actor con capacidad para resolver el conflicto. De este modo es como anuncia la salida de Estados Unidos del conflicto. El país nunca han sabido ejercer de contrapeso con Moscú y suscitar la puesta en marcha de una alternativa política a Bachar al Assad. Baste como prueba, desde la primavera, el lamentable fracaso del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en su intentona por tratar de reactivar el proceso de negociación en Ginebra.

Estado Islámico: ¿Qué va a hacer Trump?

El 11 de agosto de 2016, Trump primero acusó a Barack Obama de haber sembrado el “caos” en Oriente Medio, después añadió que el EI hacía “honor al presidente Obama […]. Es el fundador del EI”. Para proseguir: “Diría que la cofundadora es esa retorcida de Hillary Clinton”. En abril de 2016, Donald Trump aseguraba que “destruiría” Daesch si resultaba elegido. ¿Cómo, cuál es su receta mágica? Misterio. En lo que respecta a su estrategia contra el Estado Islámico, Trump se ha mostrado poco locuaz. “No voy a decirle dónde ni cómo. Debemos, como país, ser más imprevisibles”. El 28 de abril, Trump daba una entrevista a la cadena NBC, en el que reafirmaba su voluntad por permanecer “imprevisible”. Seis meses de campaña adicionales no aportaron ninguna precisión en este sentido.

En lo que a Turquía respecta, la posición de Trump no está clara. Este aliado fundamental de EEUU desde principios del siglo pasado recientemente se distanciaba de Washington. Al presidente turco Erdogan no le gustabaque Kerry y Obama no le dieran más apoyo tras el fallido golpe de Estado de este verano y ha intentado acercarse a Moscú. ¿Qué hará Trump? ¿Estrechará relaciones con Ankara o condenará por el contrario con mayor firmeza los repetidos golpes de Erdogan? ¿Extraditará a Fethüllah Gülen, exaliado de Estados Unidos, convertido en el enemigo acérrimo de Erdogan, con el riesgo de cometer lo que se vería como un abandono de soberanía? De momento, Trump no ha dado ninguna indicación concreta sobre sus intenciones en la zona.

Irán: ¿denunciar el acuerdo sobre lo nuclear o apoyar a Teherán?

Es el principal punto de discrepancia con Obama. Trump –descontento por que el acuerdo sobre lo nuclear iraní beneficie a las empresas europeas (y sobre todo a Total, acaba de firmar un importante contrato en Irán– ha anunciado varias veces su intención de denunciar y renegociar el texto. Esta postura inquieta a Teherán: el ministro de Asuntos Extranjeros, Mohammed Javaz Zarif, ha instado al futuro presidente de Estados Unidos a “ceñirse” al acuerdo existente. Para los iraníes, el desafío es tanto exterior como interior, dado que la elección de Trump puede alterar los equilibrios internos del régimen e influir en las próximas elecciones… iraníes.

“Los reformadores iraníes están preocupados; de cara a las elecciones iraquíes de la primavera y ante la constatación de que Estados Unidos no quiere alcanzar un acuerdo, el guía supremo puede verse tentado a cerrar el paréntesis reformista y recuperar a un presidente conservador”, explica Clément Therme, investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégico (IISS) y especialista en política extranjera iraquí. Para los antiamericanos, la elección de Trump representa una victoria ideológica segura. El guía Jameini leyó él mismo extracto del discurso de Trump. Para ellos, Estados Unidos muestra ahora su verdadero rostro”.

En el caso iraní, Trump hace suyo, con puntos y comas, el discurso tipo del Ejecutivo israelí y de las petromonarquías del Golfo y amenaza el único logro de Obama en la región. Este acuerdo ha permitido dejar atrás más de tres décadas de sanciones económicas a Irán –un embargo absurdo, que no sólo reforzaba el régimen iraní, empobreciendo a la población–.

Para romper el acuerdo, al futuro presidente de Estados Unidos le espera una labor ardua. El acuerdo no es bilateral, pero fue objeto de una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. Su denuncia no depende de la mera voluntad de Washington. ¿Cómo lo hará Trump? Y, ¿lo hará solo? He ahí el quid de estas elecciones: en numerosos asuntos, Trump se contradice a sí mismo. En el penúltimo debate con Hillary Clinton, Trump decía que Rusia e Irán luchaban contra Daesh y que había que apoyarlos. Así que, ¿a qué Trump hay que creer? ¿Al que denuncia o al que apoya? El futuro presidente ¿renegociará el acuerdo o se aproximará a Teherán? Una pista (quizás): Irán, actor clave en Irak y en Siria, no es un país del que el futuro presidente de Estados Unidos pueda apartarse, si quiere proseguir la salida de Oriente Medio.

De Obama a Trump: EEUU empequeñece

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Traducción: Mariola Moreno

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