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La nueva derecha conservadora prospera en Brasil gracias a la crisis política

Michel Temer, presidente de Brasil.

Dos hombres entretenidos con una cabra; otros dos, con un hombre y una pareja que se mece en una hamaca. La escena, inmortalizada en un cuadro que forma parte de la exposición Queermuseu, en Porto Alegre, ha desatado la ira de los movimientos conservadores. La exposición, de la que se dice promociona la zoofilia y la homosexualidad entre los niños, ha sido anulada por la presión de estos grupos, tras una movilización masiva en las redes sociales.

Días después, los escasos segundos filmados de una performance en el MAM de São Paulo donde un artista desnudo se deja tocar por los espectadores sin reaccionar despiertan el furor. En el vídeo, una madre deja que su hijo toque la pierna y el brazo del hombre. Llueven las acusaciones de pedofilia y posteriormente llega el intercambio de insultos entre diputados que deshonran a sus respectivas madres, agresiones contra los funcionarios del MAM y una amenaza de tortura, por parte de un diputado, contra el responsable dicha performance.

El debate –promovido y sostenido por las publicaciones realizadas en las redes sociales por parte del MBL (Movimiento Brasil Libre), que tiene 2,5 millones de abonados en Facebook– ha terminado por tener una repercusión nacional. El MBL representa una de las corrientes de una nueva derecha que ha sabido imponerse en todo Brasil. El movimiento, que se ha desarrollado gracias a los nuevos instrumentos de comunicación, nació a finales de 2014, después de las presidenciales, y se ha estructurado mediante la organización de manifestaciones multitudinarias contra Dilma Roussef.

“Hasta 2013, los movimientos progresistas dominaban la calle e internet, pero durante las grandes manifestaciones de junio, fueron brutalmente reprimidas”, explica Fábio Malini, coordinador del Labic, el laboratorio de estudio de la imagen y de la cibercultura. “Entonces Dilma Rousseff perdió una parte de su red digital de movilización. Una vez reelegida, sus políticas contribuyeron a alejar a los que quedaban”.

La derecha ha ocupado este espacio. Al final de la campaña, los robots proDilma utilizados para promocionar sus publicaciones en las redes sociales poco a poco fueron desactivadas, mientras que las de la derecha siguieron funcionando a pleno rendimiento. Tan sólo un día después de su elección, el impeachment hizo acto de presencia en las redes de derechas, que se radicalizaron ado a medida que la campaña a favor de la destitución de la presidenta iba a más.

Gracias a la operación Lava-Jato, muy seguida por los medios de comunicación tradicionales, el MBL consigue una caja de resonancia sin precedentes. “Una juventud ultraliberal, muy eficaz en las redes sociales, se organizó con partidos en la oposición y militantes antiderechos humanos, antes marginales. En tres años, han crecido vertiginosamente”, dice Fábio Malini.

La campaña de las presidenciales de 2014, especialmente violenta, dio lugar a una polarización inédita en Brasil, que hizo caer la política a su nivel más bajo. “Asistimos a la caída de los partidos tradicionales y a la emergencia de los movimientos más radicales a la derecha. Figuras totalmente folclóricas, más extremistas, aparecieron en el panorama”, explica el investigador.

Después de 20 años de vida política, el diputado de la ultraderecha Jair Bolsonaro veía cómo su influencia crecía de manera exponencial. Actualmente se encuentra en segunda posición en los sondeos de cara a las la elecciones presidenciales de 2018. “Después del impeachment, esta radicalización ha empeorado y ninguna fuerza especial o política ha estado en condiciones de devolver el curso político al centro”, dice Adriano Codato, profesor en la UFPR (Universidad Federal de Paraná).

El exministro de Educación Renato Janine distingue esta nueva derecha, que califica de “comportamentalista”, de la derecha democrática: “La derecha democrática, es el PSDB [Partido de la SocialDemocracia Brasileña], que se estructura en torno a la promoción de la economía de mercado. Mientras que la derecha comportamentalista no se contenta con ser conservadora económicamente, está contra la igualdad de género, pretende dictar las buenas conductas sexuales y cultiva los prejuicios contra las minorías en general...”.

Para el exministro, la derecha “comportamentalista” se reforzó notablemente cuando Eduardo Cunha, diputado evangélico muy conservador, fue elegido presidente de la Asamblea. En una foto de 2015, algunos miembros del PSDB, del MBL y Jair Bolsonaro le rodean con orgullo. “Eduardo Cunha financió la campaña de muchos diputados, organizando un bajo clero que cada vez se hacía más poderoso. Y el PSDB, en su ceguera por hacer caer a Dilma, acabó por subordinarse a él. Con esta alianza, esta derecha comportamentalista adquiría una importancia enorme en comparación con su implantación en la sociedad”, recuerda Renato Janine. Frente a esos diputados del bajo clero, el exministro recuerda a cuatro de ellos tratando de grabarlo a escondidas en una entrevista: “Hay que sentirse muy seguro para hacerle eso a un ministro”.

El movimiento se ha hecho tan importante que incluso la caída de Cunha, detenido por corrupción, no pudo frenar su crecimiento. Al contrario. Se va reforzando a medida que el actual Gobierno de Michel Temer se debilita. A cambio de algunas concesiones, el presidente interino puede contar con el apoyo de esta nueva derecha para enterrar las diferentes acusaciones de las que es objeto.

Para el profesor Adriano Codato, “el PSDB esperaba utilizar estas redes para llegar al poder, pero este movimiento lo engulló. Los apoyó tanto que la población acabó por confundirlo todo y eso desencadenó divisiones en el seno del propio partido”. De modo que el partido se escinde entre los más antiguos de la “derecha democrática”, conocidos como los “cabezas blancas” y los más jóvenes, los “cabezas marrones”, a los que el MBL quiere atraer.

“Con los escándalos de corrupción, la derecha tradicional ha perdido mucho terreno. Incluso en las redes sociales, su actividad ha decaído mucho”, en opinión de Fábio Malini. Y este espacio lo han acaparado las nuevas derechas, que han repetido el discurso anticorrupción a sus acólitos. Pero desde la caída de Dilma Roussef, el MBL, que apoya las reformas liberales del Gobierno Temer, ya no llama a manifestarse a la calle en contra de la corrupción. Después de la votación de los diputados que evitaron la imputación del presidente interino, el virulento MBL se ha conformado con posponer el acto sin hacer ningún comentario particular.

Cruzadas morales

Para seguir movilizando, el MBL ha cambiado de estrategia. Se ha centrado en las costumbres, “tratando con ello de alejarse, al menos en apariencia, del muy impopular Gobierno Temer”, dice Fábio Malini. Con el 3% de popularidad, Michel Temer es hoy el presidente más impopular del mundo.

“En Brasil, la economía no moviliza”, añade Adriano Codato y el MBL lo ha entendido perfectamente: “Los grandes asuntos, para los ricos; la gran moral, para los pobres”, resume el profesor universitario. Para Fábio Malini, esta nueva derecha trabaja esencialmente en torno a cuestiones morales para arrancar emociones y atraer la atención de los brasileños. “La mayoría de los electores vota siguiendo sus emociones. Es verdad en la mayor parte de los países, pero todavía más en Brasil, donde el elector dispone de poco tiempo para votar por senadores, un presidente, un gobernador, diputados...”. Según el investigador del Labic, las campañas basadas en las emociones funcionan mucho mejor en Internet, donde no hay filtros para comprobar la información. “La gente comparte un contenido de forma masiva y se sientenemocionalmente implicada. Y para esto, esta nueva derecha intenta generar una nueva polémica sobre un tema moral todas las semanas”.

Las fake news funcionan así mucho mejor en un país donde la polarización política es más fuerte y donde la emoción está más movilizada. El presidente de un gran grupo de textil, acusado de trabajos forzados, publicó en un gran periódico un artículo titulado “el comunista está desnudo”, en alusión a la exposición del MAM, donde denuncia un plan de los comunistas para dominar el país. Incluso a la muy conservadora cadena de televisión Globo se la califica hoy de “comunista”.

Esta nueva derecha consigue desarrollar un discurso más homogéneo y fidelizar mejor su público, que sigue mucho más sus publicaciones, precisa Fábio Malini. “Los lobbies en el Parlamento, denominados BBB (bola/buey/Biblia), muchos de cuyos miembros forman parte del bajo clero, y los movimientos como el MBL coinciden en muchos asuntos, aunque no son necesariamente aliados. Tienen un enemigo en común: los derechos humanos, que impedirían luchas contra los criminales y adoctrinaría a los niños”. Para Esther Solano, socióloga de la Universidad Federal de São Paulo (UFSP), “esta derecha ha sabido imponer su discurso y comunica hoy mucho mejor hacia las capas populares”.

De modo que, las milicias digitales, como el MBL, contribuirían a banalizar y divulgar un discurso moral radical. Reiterando que el país está en decadencia, sobre todo criticando los artistas, la educación y atacando al establishment, “el MBL aunque no sea su objetivo prepara el terreno para Jair Bolsonaro”, dice Esther Solano, que insiste en la importancia de imponer sus elementos de lenguaje en política. Ahora bien el diputado de ultraderecha sabe mejor que nadie conectar con el público en los asuntos morales. “Su capacidad para formular respuestas simples a problemas complejos, con frases impactantes le permite ser muy eficaz”, dice Adriano Codato. En especial, Bolsonaro capitaliza en torno a su personalidad de “hombre providencial”, cuando el MBL es un movimiento colectivo.

El éxito de Jair Bolsonaro, crítico violento de la clase política y exmilitar nostálgico de las técnicas de tortura de la dictadura, se explica también por un “pasado que no pasa”. Brasil nunca ha conseguido digerir realmente ese periodo sombrío de su historia. Así lo demuestra el número de kilómetros de calles que llevan los nombres de militares de la dictadura (896 km), frente a las calles con nombres de sus víctimas (164 km). En plena Cámara de Diputados, Jair Bolsonaro dedicó su voto a favor del impeachment de Dilma Rousseff al coronel Ustra, uno de los verdugos de esta último durante la dictadura.

A mediados de septiembre, el discurso del general Mourao, que aludía en público a la posibilidad de una intervención militar, ha causado sensación en todo el país. Si bien se descarta que el Ejército en Brasil vaya a dar un golpe de forma inminente, la ausencia de sanciones contra este general preocupa a Esther Solano: “Nadie habla de castigo, ni el superior del general, ni el ministro de Defensa. Los militares pueden hablar abiertamente de golpe de Estado sin que nadie haga nada... Es terrible porque este discurso gana terreno. Brasil ya es un país autoritario y violento y este tipo de discurso prende bien en la población”.

La popularidad de una eventual intervención militar se ha unido al crecimiento de los movimientos antiPT (partido de Dilma Roussef), según Fábio Malini. “Desde el día después de las elecciones, algunos pidieron una intervención militar. En un primer momento despreciados, los partidarios de un régimen militar cada vez se hicieron más visibles en las movilizaciones posteriores”. De forma habitual se veía una inmensa figura hinchable de 12 metros que representa al general Mourão en uniforme militar. Y la crisis política y económica contribuye a hacer más popular ese discurso, presente en las columnas de ciertos grandes diarios. “Cuando todas las instituciones están debilitadas, los militares y las Iglesias parecen las últimas murallas sólidas para una parte de la población”, espeta el exministro Renato Janine.

En realidad, se trata más bien de un rechazo de las políticas que de un rechazo de la democracia. El grupo en favor de la intervención es minoritario, dice Fábio Malini, pero su discurso ha pasado a ser admisible, sobre todo a causa de la corrupción política y, todavía más, por la violencia urbana: “El militar aparece como un individuo puro, que no se deja corromper. Para ellos, si el Ejército está en la calle, el bandido no aparece. Y si apareciese, su suerte es la que recoge una cancioncilla muy conocida en Brasil, que Bolsonaro hace suya en muchos discursos, según la cual, el bandido bueno es el bandido muerto”. _____________

Traducción: Mariola Moreno

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