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Il Cavaliere no se va nunca

Berlusconi, en el Senado, en una imagen de archivo.

“Sicilia ha optado por un cambio real, serio y constructivo basado en la honestidad, la competencia y la experiencia”, se congratulaba Silvio Berlusconi un día después de las elecciones regionales, celebradas el 5 noviembre, en un vídeo difundido en su cuenta de Facebook. El hombre que dirigirá la política en la isla, Nello Musumeci, contaba con el respaldo de una alianza entre la derecha de Forza Italia, el partido de Berlusconi, y dos formaciones de ultraderecha como son la Liga Norte y Fratelli de Italia. Obtuvo casi el 40% de los votos. El propio Berlusconi se ha implicado mucho en la campaña. El Movimiento 5 Estrellas (M5S) consiguió un honroso 34,7% de los votos, mientras que el Partido Demócrata (PD), que en 2012 consiguió imponerse en ese feudo de la derecha, sigue la tónica registrada en el resto del país, desde las municipales parciales de junio de 2016 y junio de 2017, al conseguir apenas el 18,7% de los sufragios.

Para el expresidente del Consejo Italiano, de 81 años, hacer suya la victoria de Sicilia es una forma de llevar a cabo un sorprendente retorno al panorama político italiano, dado que no puede presentarse a las elecciones previstas en primavera, debido a que se encuentra inhabilitado desde 2013 por fraude fiscal. Aunque Berlusconi espera que una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, cuyo fallo se prevé para finales de año, le permita reincorporarse al juego, parece poco probable que pueda ser candidato. Pese a todo, Il Cavaliere es un personaje clave en las próximas elecciones y los analistas políticos coinciden en que los movimientos ejecutados tras la victoria de la derecha en Sicilia suponen una señal de lo que puede suceder en primavera.

Más allá de la irrealidad de extrapolar un resultado regional a unas elecciones nacionales, hay dos aspectos que favorecen el retorno con fuerza de Berlusconi. El primero es la nueva ley electoral italiana, votada a finales de octubre. La segunda es el escaso éxito del expresidente del Consejo Matteo Renzi a la hora de lograr reunir a las tropas del PD en torno a su propia figura.

La nueva ley electoral, conocida como Rosatellum, beneficia a los partidos que aceptan formar coaliciones electores y sitúa a Il Cavaliere en una posición de pivot a la hora de reagrupar a la derecha. Así lo subraya el investigador en Ciencias Políticas, el italiano Paolo Chiocchetti: “Si bien los problemas judiciales y morales han afectado a la popularidad de Silvio Berlusconi, éste ocupa un papel muy importante a la hora de conformar una coalición de derechas viable. La Liga del Norte está en pleno auge pero le resulta difícil conseguir votos en el centro y en el sur del país; incluso su líder, Matteo Salvini, ha dejado de lado por completo la agenda regionalista: quiere fundar un partido basándose en el modelo del FN francés, con presencia en todo el país, que esté concentrado en la lucha contra la inmigración y el euroescepticismo. Fratelli de Italia, por su parte, es demasiado débil para liderar la coalición. De modo que, el papel principal vuelve a tenerlo Forza Italia”.

El nuevo texto legislativo, que sustituye a la anterior ley electoral, invalidada por el Tribunal Constitucional, combina representación proporcional y elecciones por mayoría a una vuelta y está pensada para favorecer una mayoría común en el Senado y en la Cámara de los Diputados. No beneficia en absoluto a los partidos que rechazan las alianzas, como el M5S, pero es bastante laxa como para permitir todas las recomposiciones posibles después de las elecciones, destaca Chicchetti: “Las coaliciones electorales conformarán alianzas utilitaristas para ganar las elecciones; los partidos no están obligados a tener un programa común. Es probable que asistamos a una combinación en el interior del Parlamento después de las elecciones. Diputados PD y Forza Italia podrían formar un Gobierno centrista juntos”. Es lo que se llama, en la tradición política italiana, el transformismo, una práctica que en varias ocasiones ha permitido bloquear el camino al Ejecutivo a los partidos considerados como extremos.

El otro elemento que ofrece una gran oportunidad a Berlusconi es la debilidad de los rivales, como destaca el politólogo Ilvo Diamanti. “Su principal fortaleza es la debilidad de la izquierda y de los otros partidos. Pero también lo es haber conseguido dejar de ser el enemigo: ya no genera tanta división como antes. Hoy representa un punto de referencia porque no hay coalición posible a la derecha sin él”.

Todos los analistas consultados subrayan que el PD de Mattero Renzi languidece. El liderazgo del expresidente del Consejo cada vez se encuentra más cuestionado. Primero se produjo la escisión del ala izquierda que formó el Movimiento Democrático Progresista. Después perdieron el referéndum –consulta que se convirtió en plebiscito de su persona–. Gianfranco Pasquino, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Bolonia, se muestra implacable: “Matteo Renzi es alguien que divide, no logra unidad en torno a su persona. Es el responsable de la debacle actual del partido. Ha tenido mucho poder y no ha hecho nada bueno”.

Asimismo, hace unas semanas que en Italia se asiste a críticas cada vez más duras hacia el expresidente del Consejo, en el seno del PD. También son cada vez más los que se muestran partidarios de tender la mano a otras fuerzas de izquierda, como el exalcalde de Milán Giuliano Pisapia o los simpatizantes del movimiento Democrático Progresista, mientras que Renzi, por su parte, tiene una posición más bien aislacionista. Pero allí donde se podría esperar una recomposición a la izquierda, Paolo Chiocchetti se muestra prudente. “Las personas que han contribuido a la escisión del PD a menudo son contrarios a Renzi, a título personal, no tienen vínculos reales con la izquierda radical”.

El M5S, una alternativa a la abstención

El Partido Demócrata ¿será capaz, al igual que Forza Italia, de construir una coalición de izquierdas? De momento, Giuliano Pisapia, con su nuevo partido, Campo Progresista, no ha decidido si conformará una coalición con el PD o si va a fundar su propia alianza. “Desde un punto de vista numérico, la izquierda a la izquierda del PD puede reunir, a día de hoy, el 10% de los votos, pero de momento no se trata de formaciones que se entiendan entre ellas. De modo que es complicado imaginar cuál puede ser el resultado electoral. Además, es posible que algunos sectores de la izquierda negocien con el Movimiento 5 Estrellas porque convergen en algunos puntos. En especial, coinciden en la voluntad de establecer una renta universal para todos los ciudadanos italianos, la preocupación por disminuir las desigualdades y las preocupaciones medioambientales. En cambio, presentan de forma paralela grandes divergencias en lo que respecta a la Unión Europea...”.

El M5S es muy crítico con las instituciones europeas y con la moneda única. Con relación al euro, en septiembre pasado propuso un referéndum. Y, oficialmente, el movimiento fundado por el humorista Beppe Grillo es reacio a cualquier acercamiento con otras formaciones. “El Movimiento 5 Estrellas no puede aliarse con ningún partido ya que su razón de ser es precisamente oponerse a los demás”, dice Ilvo Dimanti. “Se define como un ‘no partido’ y consigue su éxito del malestar con la política tradicional, del malestar que despierta la democracia”. Además, el M5S ha demostrado ser muy hostil a la nueva ley electoral, que califica de golpe de Estado institucional. En el momento de someterla a votación, los senadores del movimiento incluso, como forma de protesta, votaron con los ojos cerrados o con una venda.

Pero el Movimiento 5 Estrellas se encuentra lejos de haber dicho su última palabra. Se encuentra en constante progresión desde hace dos años, después de haber conquistado grandes alcaldías como Roma y Turín, la experiencia –a veces caótica– del poder no parece de momento perjudicarle. El movimiento se presenta hábilmente como una alternativa a la abstención. “El resultado en Sicilia muestra que estamos trabajando bien”, ha dicho el actual líder del M5S, Luigi Di Maio, en una entrevista a Il Corriere della Sera, el 7 de noviembre. “En cinco años, hemos duplicado nuestros votos y en unos meses, este 35% puede pasar al 40%. El verdadero desafío será implicar a los que ya no votan. Ahora el objetivo es dirigirnos sobre todo a los que no acuden a las urnas. No queremos convencerlos, queremos implicarlos”.

Esta estrategia no es gratuita, según Ilvo Diamanti. “De hecho, la abstención favorece a los partidos arraigados en el territorio. En Sicilia, los sondeos de opinión han demostrado que la derecha mejoraba su resultado con la baja de la participación electoral. Cuando la participación aumenta, en cambio, beneficia al M5S”.

Pero el M5S podría también pagar las consecuencias del acercamiento de los dos grandes partidos, dispuestos a estigmatizar a la formación antipartidos de “populista”, cuando sería los proeuropeos. El pasado 28 de septiembre, coincidiendo con un encuentro en Roma con Joseph Daul, el presidente del Partido Popular Europeo, que reúne a las fueras de derecha en el Parlamento Europeo, Berlusconi se presentó como un dique de contención al populismo. “Como presidente de Forza Italia, la primera fuerza del PPE, me siento muy responsable de reunir a los moderados y de llevarlos a la victoria”, declaró y añadió: “Esto se debe hacer en el seno de un centro coherente, anclado en valores cristianos, liberal y europeo”. El colmo si tenemos en cuenta que se trata de un hombre que gobierna en alianza con dos partidos de ultraderecha.

En cuanto a sus innumerables causas pendientes con la Justicia (abuso de poder, prostitución de menores, fraude fiscal, hechos de corrupción, financiación ilícito de un partido político...) no parecen influir mucho en su popularidad. “Berlusconi es la imagen de nuestra sociedad, una sociedad que no es muy exigente en materia de moralidad y que tolera la corrupción en política”, dice Gianfranco Pasquino. “Es el que tiene dinero, goza de una fuerte exposición mediática, es capaz de hacer excelentes campañas electorales, tiene las ideas originales de las que carece la izquierda. En el fondo sigue siendo un líder, aunque esta vez se encuentre inhabilitado”.

Eso sí, cuidado con tomar Sicilia como modelo de lo que puede pasar en primavera, advierte el profesor universitario, cuyas crónicas se pueden leer habitualmente en la prensa italiana. “Sicilia no es un laboratorio de Italia. Tiene sus propias tradiciones políticas y el centroderecha siempre ha sido muy fuerte en la isla. Por otro lado, quedan por delante algunos meses de campaña electoral. Los partidos pueden cometer errores, pueden surgir ideas nuevas... Y el electorado es muy volátil. Un tercio de los electores deciden su voto la última semana de campaña”. Esta campaña, anunciada hace un año, coincidiendo con la salida de Mattero Renzo de la Presidencia del Consejo, promete algunas sorpresas, aunque los temas parece que ya vienen dados por las agendas de las diferentes fuerzas . Y girarán en torno al mercado laboral, los impuestos y la inmigración. ______________

Berlusconi y los partidos de extrema derecha firman un programa electoral conjunto de cara a las elecciones

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Traducción: Mariola Moreno

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