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Activistas de izquierdas se movilizan en Alemania para apoyar a los trabajadores de Amazon

Paquetes en la nave de distribución de Amazon en Torrejón de Ardoz.

El próximo 24 de abril, se espera que Jeff Bezos, el todopoderoso dueño de Amazon, viaje a Berlín. Se prevé que ese día reciba el premio Axel Springer con el que se galardona a “personalidades que se distinguen por su sentido de la innovación y su capacidad para crear mercados”. Bezos, que también es dueño del prestigioso The Washington Post, todavía no lo sabe, pero su estancia en la capital alemana puede ser movida.

Hace varias semanas que la campaña Make Amazon Pay (Haz que Amazon pague) calienta motores. El objetivo es hacer todo lo posible por impedir la entrega de dicho premio al fundador de un grupo que obedece, en opinión de los promotores, a un triple fin terrorífico: “Explotación, vigilancia, control”. “Trabajadores de Amazon, de Colonia y de otros puntos de Alemania, van a viajar a Berlín en autobús. Pero no queremos que se pongan en peligro durante las acciones. De ahí que serán activistas ajenos a la empresa los que se encargarán de los bloqueos”, explica a Mediapart (socio editorial de infoLibre) John Malamatinas, uno de los exportavoces de la campaña.

Make Amazon Pay surgió a finales de 2016 en Hamburgo, coincidiendo con una reunión de colectivos de izquierdas alternativas y autonomistas conocidos con la etiqueta Ums Ganze (Todo alrededor). Estos activistas están convencidos de que hoy, en el cruce de las cuestiones sociales y de la digitalización de la economía, radica el centro de las luchas de mañana. Abogan por acciones comunes con los precarios del sector a menudo poco sindicados. “Ahora somos meros robots o data”, insisten.

En Berlín, a finales de 2017, estos mismos militantes sentaron las bases de su acción en un manifesto. Su objetivo es doble: acudir a apoyar a los trabajadores de Amazon, muy movilizados en Alemania desde finales de 2013, pero también pretenden abrir un debate más amplio sobre el impacto de las nuevas tecnologías en el mundo del trabajo. “Hemos tendido puentes con otros países como Polonia o Italia”, precisa John Malamatinas, quien también se ha involucrado mucho en las batallas recientes de Blockupy dirigidas contra el Banco Central Europeo. Sindicatos mayoritarios como Ver.di o el partido de la izquierda crítica Die Linke respaldan oficialmente la iniciativa.

Esta campaña no ha surgido en Alemania por casualidad. Sin lugar a dudas, es el país más movilizado frente al gigante digital. Periódicamente, desde hace cinco años, se han venido realizado huelgas que alteran el funcionamiento de nueve centros de distribución en donde trabajan en torno a 12.000 personas (un tercio de las cuales están sindicadas, un porcentaje mucho más elevado que el que se registra en Francia, por ejemplo, según las cifras aportadas por el diario Bastamag). Con el fin de minimizar los efectos de las huelgas, por ejemplo, coincidiendo con el Black Friday, a finales de noviembre, o con la Navidad, Amazon recurre a las ETT o a trabajadores temporales.

El balance de estos bloqueos, sin embargo, es limitado; aunque los salarios han aumentado ligeramente, el gigante norteamericano rechaza todavía aplicar el convenio marco del sector, el del sector minorista y la venta a distancia. “Exactamente es por eso, porque a Amazon le da igual, por lo que hemos querido salir a apoyarlos”, insiste John Malamatinas.

Bloqueo de los centros

Malamatinas participa, junto con otras personas, en el bloqueo de los centros –acciones más eficaces que las huelgas dirigidas a interrumpir durante unas horas las entregas de un centro de distribución de Amazon–, sin que los propios trabajadores corran el riesgo de perder el trabajo. Además, frente a la estrategia de Amazon de deslocalizar parte de su producción a Polonia cuando huelgas alteran la actividad en Alemania, se han producido incluso huelgas transnacionales. Los empleados del centro logístico de Poznan, en Polonia, participaron en 2015 en huelgas de celo, en apoyo a los bloqueos de Leipzig. Un caso muy raro de movimientos sociales translacionales que recuerda a las euromarchas de 1997, a raíz de la supresión de puestos masivos del grupo Renault en varias fábricas de Europa.

Como se describe en esta investigación de la revista Jacobin, movimientos similares comienzan a tomar forma en Italia, donde se unen trabajadores de Amazon y activistas solidarios con ellos (a menudo procedentes de los centros sociales italianos). Por ejemplo, en el último Black Friday, en noviembre de 2017, los tres principales sindicatos italianos convocaron una huelga en el principal centro de Amazon del país, en las inmediaciones de Milán.

El centro milanés cuenta con alrededor de 4.000 trabajadores, menos de la mitad de los cuales tienen contratos temporales. Pero para contrarrestar los efectos de la huelga, el gigante de Internet no dudó en contratar a 2.600 temporales. El impacto de la huelga fue casi nulo. Y, en este 2018, se han registrado paros, por primera vez, también en centros de distribución situados en España.

Esta ola de movilizaciones, de resultados todavía tímidos, de Polonia a Alemania, pasando por Italia, todavía no afecta a Francia. No obstante, las condiciones de trabajo también son problemáticas en el país. Sylvain Alias, representante del sindicato galo SUD en Isla de Francia en el sector del comercio y servicios lo confirma: “La campaña Make Amazon Pay no ha arraigado en Francia. Esto se explica porque no existe una verdadera coordinación sindical entre los distintos centros franceses, nos comunicamos poco, y SUD es el único sindicato que ha presentado la iniciativa”.

Aunque la CGT es la central sindical mayoritaria entre los empleados de los centros de distribución de Chalon-sur-Saône (Saône-et-Loire), la CFDT lo es en Lauwin-Planque, cerca de Douai (Norte), mientras que SUD asegura que es mayoritario en la fábrica de Saran, cerca de Orleans. “Esto también se explica por culturas políticas diferentes”, prosigue Alias. “En Alemania y en Italia, las izquierdas extremas, sobre todo las que proceden de centros sociales autónomos, se interesan más por las cuestiones relacionadas con lo digital, algo que, en mi opinión, en Francia, a día de hoy, es menos frecuente”. ___________

Dimite el director general de Amazon España en pleno conflicto laboral en su centro madrileño de San Fernando de Henares

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Traducción: Mariola Moreno

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