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El ministro francés del Interior encubrió al jefe de seguridad de Macron

El primer ministro francés, Edouard Philippe (izda.), y el de Interior, Gerard Collomb.

El ministro francés del Interior lo sabía y no lo puso en conocimiento de las autoridades judiciales. Gérard Collomb admitía este lunes, ante la comisión de investigación de la Asamblea Nacional, que su jefe de gabinete le advirtió, en la tarde del 2 de mayo, “de la existencia de un vídeo en el que se podían ver los actos violentos ocurridos en la Plaza de la Contrescarpe, de París, la implicación del señor Benalla en los hechos y en qué medida”. Una vez su gabinete se puso al habla con el prefecto y acto seguido “puso esta información en conocimiento del gabinete del Presidente de la República”, el ministro consideró que correspondía a la “autoridad jerárquica de Alexandre Benalla, es decir, a la Presidencia, “tomar todas las medidas administrativas y judiciales oportunas”. Así que no hizo nada.

Gérard Collomb, tras ser informado en la tarde del 2 de mayo de que se aplicaría una “sanción” –en realidad, suspensión de empleo durante 15 días–, según explicó a la comisión de investigación, consideró “que las medidas aplicadas eran las adecuadas”. “Así que ya no volví a ocuparme del tema”, dijo.

Por tanto, el ministro del Interior fue informado a posteriori, al día siguiente, del episodio violento ocurrido en la Plaza de la Contrescarpe por parte de Alexandre Benalla y de su colega Vincent Crase, gendarme en la reserva y empleado temporal del Elíseo. Pero argumentó a la comisión de investigación "desconocer" las tareas de asesor de Emmanuel Macron en materia de seguridad, aunque reconoce habérselo “cruzado” durante la campaña electoral, “en una campaña electoral hay docenas de guardaespaldas. También hay policías”, señaló.

Sin embargo, el ministro sí admite haberse reunido con él y haberle saludado en la tarde del 1 de mayo en la sala de mando de la prefectura, pocas horas después de ocurridos los incidentes.

Una vez informados de los hechos violentos, Gérard Collomb, al igual que los superiores jerárquicos de Benalla en el Elíseo y los funcionarios de la Prefectura de Policía, encubrieron de facto estos actos de violencia, evitando dar cuenta de ellos a las autoridades judiciales.

El responsable de seguridad de Emmanuel Macron fue recibido oficialmente como “observador” en las operaciones policiales del 1 de mayo en París. Sin embargo, participó habitualmente en las reuniones informativas de la Dirección de Orden Público y Tráfico (DOPC). Cabe suponer que el ministro del Interior era plenamente consciente de su presencia y la autorizó.

El pasado domingo se abría una investigación judicial y se designaba a un juez de instrucción, tras la detención policial de Alexandre Benalla, Vincent Crase y de tres funcionarios de la DOPC, investigados por transmitir una grabación del sistema de videovigilancia de la Plaza de la Contrescarpe, después de haber estado, uno de ellos, en el lugar de los hechos.

Hasta el momento, la investigación judicial se centra en los actos de violencia y en las detenciones abusivas –“violencia en reuniones que no dieron lugar a una incapacidad temporal en el trabajo”, “injerencia en el ejercicio de una función pública mediante la realización de actos reservados a la autoridad pública”– pero también por el material utilizado por los falsos agentes de la Policía –“llevar, sin tener derecho a ello, insignias identificativas reguladas por la autoridad pública”, “llevar armas prohibidas de categoría B”. Los funcionarios de la DOPC están acusados de “violación y ocultación de la violación del secreto profesional” y de “apropiación indebida y complicidad en la apropiación indebida de imágenes de un sistema de videoprotección”. Los cinco sospechosos fueron acusados y puestos a disposición judicial el domingo por la noche.

La visita de Gérard Collomb a la Prefectura la tarde del 1 de mayo es bien conocida. En Twitter se ha publicado una foto del ministro en la sala de mandos, junto al prefecto Michel Delpuech y Alain Gibelin, jefe de la DOPC. Alexandre Benalla no aparece en dicha fotografía, pero está presente durante la visita, según varios funcionarios.

De viaje oficial a Australia, el presidente de la República publicaba un mensaje en Twitter ese día condenando “la violencia que alteró las manifestaciones del 1º de mayo”. Aludía a los violentos incidentes causados por los Black Blocs en las inmediaciones de la estación de Austerlitz en París, que fueron seguidos sobre el terreno por su asesor, y más tarde, según las imágenes, con un brazalete de “Policía”. “Este año, la manifestación del 1º de mayo fue una gran prueba para Macron”, dice una persona conocedora del caso. “Probablemente no quería varias horas de confrontación en el Barrio Latino. Tener a un hombre como Benalla sobre el terreno podía permitirle controlar la situación e intervenir en caso de que los efectivos de las fuerzas de seguridad CRS fueran demasiado pasivos”.

Tal y como ponen de manifiesto varias imágenes de diferentes momentos del día, la presencia del asesor del Elíseo –escoltado por Vincent Crase, trabajador de En Marcha, y un comandante de Policía encargado del enlace con el Elíseo– queda sin explicación. La justificación ofrecida a Le Monde por Patrick Strzoda, jefe de gabinete de Emmanuel Macron, según la cual Alexandre Benalla quería “ver cómo se gestionaba una gran manifestación con ocasión del 1 de mayo”, no convence. Sobre todo porque el asesor parece haber contado con una radio Acropol, lo que le permitió tener un contacto efectivo con la sede de la Prefectura, y que fue invitado regularmente a participar en las reuniones de mantenimiento del orden.

“Un acto inadmisible”

El jueves, durante una breve intervención en el Senado, Gérard Collomb condenó “sin ambigüedades” la intervención de Alexandre Benalla y de Vincent Crase en Plaza de la Contrescarpe. “Un acto inadmisible”, dijo. Los dos hombres “habían sido autorizados por la Prefectura de Policía de París a asistir como observadores, y sólo como observadores, al desarrollo de un servicio de mantenimiento del orden de una manifestación”.

Sin embargo, según varios funcionarios, el ministro fue advertido el 2 de mayo de la actuación de Benalla. Probablemente en la reunión celebrada en el Ministerio. No se llevó a cabo ninguna acción judicial o administrativa en respuesta a la violencia perpetrada por Alexandre Benalla, y no se impusieron sanciones contra los agentes de policía que acompañaron y ayudaron al asesor en esta acción, a pesar de estar sometidos al cumplimiento de la ley.

Según una fuente cercana al caso, al día siguiente de la manifestación, Alain Gibelin, responsable de la DOPC, pidió al comisario Maxence Creusat que hiciera una requisición para obtener todos los vídeos de las manifestaciones con el fin de proceder a una “Retex”, retroalimentación de la experiencia destinada a analizar los incidentes de la manifestación del 1º de mayo en la capital. Un procedimiento habitual.

El comisario Creusat lo hizo de inmediato. El joven funcionario, de apenas 30 años, pero que ya goza de una sólida reputación dentro de la Policía, se encontraba en primera fila de los enfrentamientos de la manifestación. También en la Plaza Contrescarpe, donde él mismo participó en la detención del manifestante golpeado unos minutos antes por Alexandre Benalla, asesor de Emmanuel Macron.

Según la misma fuente, Gibelin también le pidió a Creusat que transmitiera, además del Retex, las imágenes de la violencia de la Plaza de la Contrescarpe, que la jerarquía policial necesitaba rápidamente... Estos vídeos fueron transmitidos el mismo día al ministro del Interior, Gérard Collomb, así como a Patrick Strzoda, director de gabinete de Emmanuel Macron, que informó al presidente de la República.

A raíz de esta alerta, el Elíseo decidió suspender a Alexandre Benalla durante 15 días, pero sin presentar denuncia ninguna ante la Justicia. Con la esperanza de que este caso no saliera a la luz.

El contenido de estos vídeos se conservó hasta el 18 de julio, cuando los dio a conocer Le Monde, pese a que, al margen de cualquier procedimiento judicial, la duración de las imágenes de videovigilancia se limita teóricamente a un mes. ¿Quién dio la orden de guardar las cintas más allá del tiempo permitido? ¿Por qué razones? La investigación judicial y la de la Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) tendrán que determinarlo.

El 18 de julio, cuando veía la luz el primer artículo que evidenciaba la violencia perpetrada por Alexandre Benalla, la DOPC volvió a ponerse en marcha. Según nuestras informaciones, el comisario Creusat llama entonces al Jefe de Estado Mayor de guardia, Laurent Simonin, para advertirle del contenido del documento. Unos momentos más tarde, sin que fuera posible todavía establecer la justificación precisa, Maxence Creusat habla por teléfono con un miembro de la seguridad del Elíseo, para organizar la transmisión de las cintas de la Plaza Contrescarpe. El agente de policía, de nuevo, accede interpretando la petición como una orden de un superior.

Según Le Journal du dimanche, Alexandre Benalla explicó a los investigadores que se encontraba en la manifestación como “observador” y que “su referente policial”, uno de los principales interlocutores de la DOPC con el Elíseo, le había “proporcionado casco, brazalete y radio”. El responsable de Seguridad de Emmanuel Macron también se escudó en el artículo 73 del Código de Procedimiento Penal para justificar haber “ayudado a las fuerzas del orden” ante un delito flagrante. Durante más de dos meses, el Ministro del Interior parece haber comulgado con esta versión.

La Fiscalía de París intenta registrar la redacción de Mediapart

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Traducción: Mariola Moreno

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