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El cierre de las fronteras de la UE, visto desde África: "No se abordan las principales causas de la migración"

Algunas de las 47 personas de origen subsahariano rescatadas por Salvamento Marítimo el 30 de agosto.

Laure Broulard (Mediapart)

Mientras que los Estados miembros de la Unión Europea no dejan de cerrar sus fronteras, buscando por todos los medios impedir a los migrantes desembarcar en su territorio, Mediapart ha recopilado los testimonios de tres personalidades de África Oriental para entender cómo este progresivo cierre es percibido desde el otro lado del Mediterráneo.

Caroline Njuki, directora de la secretaría regional para los desplazamientos forzosos y la migración mixta en el seno de la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo (IGAD), que reúne a ocho países de África Oriental y del Cuerno de África: Yibuti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur y Uganda.

 

"La migración es y siempre ha sido una realidad en nuestra subregión. Aquí, hacemos frente a más de tres millones de refugiados. El número de africanos que decide irse a Europa es mínimo". Caroline Njuki no esconde su escepticismo frente a lo que llama con reacio la "crisis migratoria" europea. La secretaría regional para los desplazamientos forzosos y la migración, que ella misma dirige, fue creada en 2016 para apoyar y profundizar las acciones de la IGAD que conciernen a los desplazamientos de las poblaciones en África Oriental y en el Cuerno de África.

Además de los movimientos transfronterizos de las poblaciones nómadas como los massaï, los somalíes o los pokot, la región alberga, en efecto, dos de los cinco países que producen el mayor número de refugiados del mundo, según la Organización Internacional para la Migraciones (OIM): Sudán del Sur, con 2,4 millones de refugiados, y Somalia, con cerca de un millón de refugiados. Estas poblaciones desplazadas están mayoritariamente repartidas en los campos de Uganda, Etiopía y Kenia, países de acogida que se encuentran entre los más importantes del continente.

Son estas poblaciones, forzadas por conflictos o crisis políticas a dejar sus hogares, las que representan el mayor desafío para la comunidad internacional, asegura Caroline Njuki: "El número de personas que dejan nuestra región por razones estrictamente económicas es poco importante. Muchos de los migrantes llamados “económicos” a su llegada a Italia no habían elegido Europa como primer destino. Mientras que para las poblaciones que deben dejar su hogar a causa de un conflicto u otro tipo de amenaza, la primera etapa es frecuentemente emigrar a un país vecino. Simplemente porque es más barato, culturalmente son países más próximos y, hasta ahora, nunca han cerrado sus puertas a los refugiados".

Sin embargo, desde hace mucho tiempo, países como Kenia y Etiopía han puesto en marcha políticas que encierran a los refugiados en campos, en condiciones difíciles, empujando a los migrantes a buscar una vida mejor en otro lugar. Así, algunos somalíes han pasado toda su vida en el campo de Dadaab, tercera ciudad de Kenia en tamaño y número de habitantes.

Para los eritreos llegados a Etiopía ocurre muy a menudo lo mismo. "La perspectiva de nunca dejar el campo, de no poder acceder a la educación superior o a otro tipo de formación es extremadamente desalentador. Recordemos que la media de edad de los migrantes africanos que viajan a Europa es de 25 años. Son personas que rechazan ver morir sus sueños. Debemos encontrar la manera de ofrecerles perspectivas y un futuro en el seno de nuestra región".

Esta universitaria aboga, en primer lugar, por la libertad de movimiento entre los países de África Oriental, así como por medidas que permitan a los refugiados acceder al mercado laboral. "A día de hoy no combatimos las primeras causas de la migración. Reforzamos los controles en las fronteras, mientras que deberíamos trabajar por la estabilidad política y el desarrollo. Las proyecciones demográficas para África en 2050 son aterradoras en este sentido, si no hay oportunidades adecuadas en el continente".

Nanjala Nyabola, escritora e investigadora de Ciencias Políticas.

 

En primer lugar, Nanjala Nyabola cita a la poeta inglesa de origen keniano Warsan Shire: "Nadie abandona su casa, salvo si su casa tiene dientes de tiburón" (leer aquí el poema, en francés). Para esta joven keniata, que estudió en Estados Unidos, la migración está relacionada principalmente con los conflictos y el autoritarismo. "Los estados europeos tienen una parte de responsabilidad en el mantenimiento de estos conflictos y de ciertos regímenes y, en este sentido, alimentan los flujos migratorios", explica. "Tomemos como ejemplo Eritrea, que durante mucho tiempo produjo el mayor número de refugiados que llegaba a las costas europeas. Estos huían del gobierno autoritario de Isaias Afwerki y de su servicio militar forzado que, en ciertas ocasiones, se alarga hasta una década. Sin embargo, este gobierno recibe un apoyo importante por parte de la Unión Europea", subraya.

Según la web de la Comisión Europea, la UE asignó a Eritrea 200 millones de euros entre 2016-2020 a través de los Fondos Europeos para el Desarrollo. Esta ayuda destinada "al sector de la energía y a la gestión pública" ha sido denunciada en múltiples ocasiones por numerosas asociaciones de defensa de los Derechos Humanos. En 2016, la Comisión de Investigación de la ONU sobre Eritrea informó de los crímenes sistemáticos y generalizados contra la humanidad, denunciando que cerca de 400.000 eritreos habían sido esclavizados por el Gobierno. Acusaciones desmentidas por las autoridades del país.

"Hoy, la Unión Europea hace frente a una crisis identitaria y a una crisis de valores –continúa Nanjala Nyabola–. ¿Es fiel a los principios que promueve desde hace años en la escena internacional, o eso es sólo oportunismo político? Para impedir que la gente deje África u otros lugares, son necesarias instituciones que funcionen, elecciones que cuenten. Pues si piensan que no pueden cambiar su sociedad, ¿por qué quedarse?»

La investigadora denuncia un discurso, marcado por el miedo a la "invasión", que gana terreno en Europa y Estados Unidos: "Si observamos las cifras, esto no es verdad. El porcentaje de africanos que decide emigrar hacia Europa es mínimo en comparación con aquellos que se quedan en el continente. Creo que el mayor miedo de Europa, en lo que concierne a la inmigración a día de hoy, es que África la colonice como ella colonizó África", concluye.

Victor Ndula, diseñador de prensa para el diario keniata The Star y miembro del programa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) Los Artistas por los Refugiados

 

Victor Ndula utiliza el diseño de prensa para "establecer una conversación en torno a la cuestión de los migrantes" en África, explica. A su parecer, un tema demasiado ausente en los medios de comunicación del continente. A través del programa Los Artistas por los Refugiados del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), visita a menudo los campos de Kenia, buscando y encontrando artistas que han huido de su país para establecer una serie de colaboraciones.

"Los medios de comunicación africanos fracasan completamente en su cobertura de la migración. Si hablásemos un poco más de estos migrantes que mueren en el mar, quizás podríamos preguntarnos con más eficacia por la razón que empuja a estas personas a irse y mirar el problema de frente". Ndula deplora la pérdida de dignidad que supone atravesar el desierto, Libia y el Mediterráneo, y apuesta por la búsqueda de soluciones en el seno de África.

"La Unión Africana debe ante todo luchar contra la mala gobernanza, que es el principal problema. Luego está la economía. Ciertas personas viven en tales condiciones que simplemente lavar los platos en Europa les parece un futuro mejor. Esto quiere decir que ya han perdido toda su dignidad en sus países. Pero, sobre todo, está el cambio climático. Inmensas zonas de nuestro país, de nuestro continente, se han convertido en desiertos. La presión demográfica es demasiado fuerte. Aquí, cuando uno no tiene una tierra, cuando no puede cultivar, ni alimentar a sus animales, ¿qué puede hacer? Deberíamos tener, a escala regional, planes para resolver estos problemas".

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  Traducción: Irene Casado Sánchez

   

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