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Steve Bannon en Europa: mucha fanfarronería y escasos resultados

Steve Bannon.

Recibió una impresionante cobertura mediática a ambos lados del Atlántico. Desde principios de 2018, recorre las capitales europeas para crear “un nuevo movimiento populista internacional”. Ahora, 11 meses después, la iniciativa del exdirector de campaña de Donald Trump, el estadounidense Steve Bannon, parece ser un gran fracaso. Sólo un partido en el poder en el continente europeo ha entrado en su órbita. Las demás corrientes que inicialmente habían mostrado interés se apartaron de él. Una investigación publicada por The Guardian el 21 de noviembre del año pasado también reveló que su proyecto era, en la mayoría de los casos, incompatible con las leyes nacionales de los Estados miembros de la UE.

¿Qué es lo que Steve Bannon realmente quiere construir? Su idea es financiar y proporcionarle herramientas a la extrema derecha del continente (análisis de datos, sondeos, comunicación en redes sociales) para ganar elecciones. En su cuenta de Twitter, dice que quiere “construir la infraestructura, internacional, para el movimiento populista global”. Ha establecido la sede de su organización en Bruselas y tiene la intención de contratar a unas diez personas. Según el diario británico, planea gastar entre 5 y 15 millones de dólares de aquí a mayo de 2019. No carente de megalomanía, en declaraciones a The Daily Beast en julio, dijo que su aspiración era lograr un tercio de representantes  en el Parlamento Europeo.

Steve Bannon no ha surgido de la nada. Este hombre de negocios de 64 años, que trabajó en Goldman Sachs Bank, en producción televisiva y en la gestión de medios de comunicación (hasta 2016 estuvo al frente de Breitbart News, un site conspiracionista próximo a los círculos de la derecha alternativa, la derecha radical norteamericana), ha participado en varias campañas electorales desde 2014. Como miembro del Tea Party en Estados Unidos, se unió al partido de extrema derecha UKIP en el Reino Unido, donde fundó la delegación de Breitbart en Londres. Esta última apoyó activamente el Brexit hasta el referéndum de 2016. Bannon también está relacionado con Cambridge Analytica, empresa implicada en el uso de datos personales en Facebook y que, según nuevas pruebas publicadas recientemente por The New Yorker, influyó en la victoria del Leave en la consulta británica.

 

Sin embargo, como director de la campaña de Donald Trump y luego asesor del presidente estadounidense, Bannon tuvo que pasar rápidamente la página de su experiencia política estadounidense. En agosto de 2017 abandonó la Casa Blanca después de siete meses en los que abogó por la retirada del Acuerdo de París sobre el clima y por el retroceso del intervencionismo estadounidense. En el momento de los acontecimientos violentos de Charlottesville, fue él quien alentó a Trump a denunciarlos sin señalar a los supremacistas blancos. En ese momento fue cuando se le mostró la puerta de salida.

Su intento de reconversión en suelo europeo todavía no ha tenido éxito. Sobre todo porque la persona con la que se ha aliado para llevar a cabo su proyecto de una gran alianza europea no representa nada políticamente. Se trata de un abogado belga, Mischaël Modrikamen, miembro de un micropartido valón de extrema derecha creado en 2009 que cuenta con 5.000 miembros y no tiene representación en el Parlamento de Bruselas: el Partido Popular. Modrikamen también fue vicepresidente de ADDE (Alianza de Democracia Directa en Europa), que cesó sus actividades en 2016 acusada de malversación de fondos europeos. En la investigación filmada de The Guardian, aborda la organización. “Creo que la línea divisoria dentro de la política occidental, durante los próximos 20, 30, 40 años, se situará entre, por un lado, el enfoque globalista al estilo Macron, Merkel, Obama, Naciones Unidas... y por otro lado, los soberanistas, Salvini, Orbán, Trump por supuesto y nuestro movimiento”, dijo.

Visión maniquea del mundo

El discurso de Bannon, a base de frases cortas, es simplista, racista y se centra en cuestiones de estrategia y comunicación. En las entrevistas que concede a la prensa, no desarrolla el pensamiento político: simplemente da una visión maniquea del mundo, donde su movimiento aparece como alternativa a Davos y a la Unión Europea. Pero, en términos concretos, ¿qué sociedad quiere, qué política económica, qué diplomacia? El antiguo asesor estadounidense nunca entra en detalles. Lo que importa, dice, es la omnipresencia de los medios de comunicación, como revela la investigación publicada en septiembre por Society. “La gente tiene que escuchar nuestro mensaje tan pronto como encienden sus televisores”, dijo al periodista de la publicación bimensual. “Nuestro objetivo es dominar las ondas”. Calificado por algunos como el rey de las noticias falsas, la denominación le hace gracia: “¡Este tipo de apodos me ayuda al 100%! ¿Y sabe por qué? Lo que me gusta es cuando mis fake news se convierten en realidad”.

Bannon pasó meses tejiendo una red. En febrero, Marion Maréchal Le Pen se entrevistaba con él en Washington. En marzo, participó en un congreso del Frente Nacional en Lille. En mayo, dio conferencias en Praga y Budapest. En varias ocasiones durante la primavera, viajó a Italia. En julio organizó un seminario en un lujoso hotel de Londres, donde, según The Guardian, había representantes de Vlaams Belang, el partido belga de extrema derecha flamenco, así como de los mal llamados demócratas suecos... Y, en septiembre, regresó a Italia. Allí Steve Bannon fue recibido en el Ministerio del Interior por el propio Matteo Salvini y, dos semanas después, participó en la celebración anual del partido postfascista Fratelli d'Italia (antiguo aliado berlusconiano, ahora en la oposición).

Después de todas estas reuniones, sólo la Liga Italiana, el Partido por la Libertad del holandés Geert Wilders y la formación belga de Vlaams Belang parecen estar dispuestos a trabajar con el empresario estadounidense. En Francia, el Rassemblement national (ex FN), después de un nuevo encuentro entre Marine Le Pen y Steve Bannon en octubre en París, negó estar interesado. La AfD en Alemania y el FPÖ en Austria tampoco lo quieren, mientras que el portavoz del Gobierno húngaro para la prensa extranjera, Zoltán Kovács, ha expresado su cautela hacia las influencias extranjeras. Budapest dirigirá su propia agenda, dijo en septiembre en Bruselas. Por último, aunque menos importante, dado que el Reino Unido no contará con representantes en el próximo Parlamento Europeo, el partido con el que Bannon estaba más cerca al principio, el UKIP, también ha rechazado su ayuda.

En resumen, incluso antes de surgir, The Movement parece tener dificultades para alzar el vuelo. Y lo que es más importante, en los 13 países donde el exasesor de Trump comenzó a forjar vínculos, siete de ellos en realidad impiden la financiación extranjera de partidos políticos o campañas electorales. Este es el caso, según la encuesta de The Guardian, de Francia, España, Polonia, la República Checa, Hungría, Finlandia y Bélgica. En otras palabras, ni siquiera el grupo de acólitos de Bannon podrá, legalmente, recibir los fondos o beneficios en especie del movimiento. En otros dos países, esta financiación podría ser posible, pero seguiría siendo muy limitada: Alemania y Austria. Por último, cuatro países a los que Bannon se dirigió permitirían este tipo de financiación: Italia, Países Bajos, Dinamarca y Suecia. Pero en los dos últimos, los partidos contactados finalmente también han declinado la oferta del estadounidense.

El lanzamiento de The Movement estaba previsto para el próximo mes de enero, con una veintena o incluso treintena organizaciones y la presencia de miembros de la administración Trump y representantes del Tea Party. Sin embargo, este plazo llega después de un primer aplazamiento (el mayor de los cuales ya estaba previsto para septiembre), y nada ha confirmado la operación de enero. La tentativa de Bannon, que revela su profundo desconocimiento de la Unión Europea y ese avispero que son las extremas derechas del continente, parece haber muerto antes de nacer. ________________

Steve Bannon: retrato del hombre entre bambalinas

Steve Bannon: retrato del hombre entre bambalinas

Traducción: Mariola Moreno

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