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La UE confía a la Policía local de Níger el control de la migración en África

Agente de Policía en una comisaría equipada con controles biométricos en la frontera entre Níger y Burkina Faso.

Dos semanas después de un ataque mortal atribuido a grupos armados yihadistas, reina el silencio en el puesto de gendarmería de Makalondi en la frontera entre Níger y Burkina Faso. En ese día de noviembre de 2018, un soldado limpia su rifle con un paño; cartuchos relucientes esparcidos a sus pies. Los impactos de bala visibles en la pared blanca del pequeño edificio indican la dirección del ataque. En la puerta, un joven gendarme muestra su brazo vendado, mientras sus colegas cavan una trinchera y amontonan sacos de arena.

El asalto, a 100 kilómetros al sur de la capital, Niamey, convenció al Gobierno de Níger para que ampliara el estado de emergencia ya adoptado en siete departamentos fronterizos con Malí a toda la frontera con Burkina Faso. También se ha reforzado la seguridad en la comisaría de Policía, a menos de un kilómetro de la gendarmería, donde los agentes se encargan de otra misión: la gestión de los flujos migratorios.

“Somos los pioneros en Níger”, explica el comisario Ismaël Soumana, mostrando los equipos instalados en un edificio prefabricado. Los sensores de huellas dactilares se alinean en un mostrador, junto a un escáner de documentos, una microcámara y un ordenador. “Aquí registramos los datos biométricos de todos los pasajeros que entran y salen del país, añadimos información personal y luego enviamos todo a Niamey, donde se centralizan los datos”.

Makalondi es el primer puesto de Níger en el que se instaló, en septiembre de 2018, Midas, un sistema de análisis e información de datos de migración. Este es el primer paso de un proyecto de biometrización de las fronteras terrestres del país, financiado por la UE y Japón y llevado a cabo conjuntamente con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), creadora y propietaria del sistema Midas, y Eucap Sahel Níger, la Misión de Seguridad Civil de Bruselas.

Detrás de este proyecto se encuentra la Dirección para la Vigilancia Territorial (DST, por sus siglas en francés), la Policía de fronteras de Níger, cuyo papel ha crecido al mismo ritmo que el interés europeo por reducir la migración a través de Níger. En un barrio céntrico de Niamey, la oficina del director Abdurahamán Alpha es un oasis en medio de la tempestad. Por todas partes, los agentes se arremolinan, mezclándose con trabajadores chinos que renuevan sus visados y migrantes indocumentados de África Occidental que esperan ser deportados.

El comisario Alpha, mientras dibuja un mapa en un trozo de papel, esboza la estrategia de Níger “para controlar 5.000 kilómetros de fronteras con siete países”. Hace referencia a las operaciones antiterroristas de la fuerza del G5 en el Sahel y al apoyo de la UE a una nueva compañía móvil de vigilantes de fronteras, que se pondrá en marcha en la primavera de 2019.

En lo que respecta a Midas, adoptado en 2009 por 23 países de todo el mundo, “el primer desafío es equipar todos los pasos fronterizos terrestres”, destaca Alpha. Según la OIM, se espera que de aquí a mediados de 2020 se hayan equipado seis nuevos puestos.

Un informe interno elaborado en el pasado verano y financiado por la UE, al que ha tenido acceso Mediapart (socio editorial de infoLibre), estima que sólo uno de los 12 puestos visitados, Sabon Birni en la frontera con Nigeria, es adecuado para una rápida instalación del sistema Midas. Razones de seguridad, un flujo demasiado bajo e integramente principalmente por trabajadores fronterizos, o la necesidad de renovar las estructuras (en su mayoría construidas por la GIZ, la cooperación alemana, entre 2015 y 2016), explican la prudente evaluación sobre la adopción del Midas.

Aunque la instalación de este sistema está en pañales, Abdurahamán Alpha ya imagina el día en que sus “bases de datos estarán conectadas con las de la UE”. De momento, desde el cuartel general de Niamey, los agentes de Policía pueden consultar en tiempo casi real las huellas dactilares de un ganés que entra en Burkina Faso en un autobús de línea.

A partir de marzo de 2019, también podrán compararlos con los archivos del Pisces, el sistema biométrico del Departamento de Estado de los Estados Unidos, ubicado en el aeropuerto internacional de Niamey. Después a las bases de datos de Interpol y Wapis, el sistema de información para la Policía de África Occidental, un archivo biométrico financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo en 16 países de la región.

Acceso a través de Frontex

Pero si la conexión con las bases de datos de Bruselas, prevista por el comisario Alpha, parece todavía una hipótesis lejana, la UE ya tiene un derecho indirecto de acceso a las pantallas de la Policía nigeriana, a través de Frontex, la agencia para el control de las fronteras exteriores.

De hecho, Frontex ha elegido a Níger como socio privilegiado para el control de la migración en la llamada ruta del Mediterráneo Central. En agosto de 2017, la agencia desplegó su único oficial de enlace en África y lanzó la primera unidad de análisis de riesgos del continente en noviembre de 2018. Un proyecto financiado por la cooperación al desarrollo de la UE: cuatro millones de euros para abrir delegaciones similares en ocho países subsaharianos.

La agencia sólo ha dado a conocer a Mediapart seis de los 11 documentos relativos a sus vínculos con Níger, recordando la necesidad de “proteger el interés público en las relaciones internacionales”. Uno de los documentos enviados se refiere a las células de análisis de riesgos, presentadas como oficinas equipadas y financiadas por Frontex en el seno de las autoridades de control de fronteras del país, donde los analistas formados por la agencia –pero dependientes de la Administración nacional– tendrán acceso a las bases de datos.

En la versión completa del documento, al que Mediapart pudo tener acceso finalmente y que había sido modificado por Frontex, se recoge que “las bases de datos de MIDAS, PISCES y Securiport [una compañía privada en Washington que opera en el vecino Malí, pero no en Níger] serán tomadas en consideración como fuentes en el plan de recopilación de datos”.

A pesar de la independencia oficial de las células con respecto a Frontex, según alega la agencia, también se puede leer que cada célula tendrá una dirección de correo electrónico en el servidor de Frontex y que la información se intercambiará en una plataforma digital de la UE. Un gráfico, que tampoco aparece en la versión depurada, muestra que los datos recogidos están destinados a Frontex y a otras células y no a las autoridades nacionales.

Según un funcionario local, Francia también ha presionado para obtener los expedientes biométricos de los solicitantes de asilo que esperan establecerse en París, como parte de un programa de reasentamiento gestionado por el ACNUR.

La nueva Alta Autoridad para la Protección de Datos Personales, operativa desde octubre de 2018, parece que tiene trabajo. Además de Midas, Pisces y Wapis, la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados ha registrado en su sistema de Bims los datos de casi 250.000 refugiados y desplazados internos y pronto se creará la base de datos biométricos más grande del país, el registro electoral.

Mientras tanto, en el paso fronterizo de Makalondi, un domingo de diciembre de 2018, las preocupaciones comunes de Niamey y Bruselas se materializan cuando los minibuses Toyota dejan paso a los autobuses de larga distancia, que conectan las capitales de África Occidental con Agadez, en el centro del país, con escala en Niamey. Los agentes registran el equipaje, mientras los pasajeros esperan a ser registrados.

“Desde la intensificación de los controles en 2016, el paso se ha reducido considerablemente”, explica el comisario Ismaël Soumana. “Paralelamente, el número de carreteras de circunvalación ha aumentado; si cerramos aquí, los traficantes cambian de ruta y así sucesivamente”.

Una vez finalizados los controles, los agentes de policía se preparaban para hacer guardia. “Porque los terroristas atacan de noche y aún no estamos bien equipados”, concluye el comisario, preocupado.

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  Este artículo forma parte de una investigación internacional Invisible Borders, posible gracias a una subvención del fondo IJ4EU, que cuenta con el apoyo de la Comisión Europea.

Traducción: Mariola Moreno

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