Lo mejor de Mediapart

Los nuevos rostros de la izquierda estadounidense

La congresista estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez.

Meagan Day (Mediapart)

Desde su victoria el pasado verano contra el poderoso congresista demócrata de Queens Joe Crowley, Alexandria Ocasio-Cortez es el blanco de continuos ataques de la derecha y del centro. Se ha convertido en la heroína de la izquierda progresista que ve en esta representante socialista demócrata una mujer que desafía a la élite en el poder, pero también de los liberales mainstream cautivados por su carisma y por una historia personal estimulante.

Se la quiera o se la odie, es imposible negar su fuerza emergente y singular en la política americana.

Rumbo al Congreso, el nuevo documental de Rachel Lears (Knock down the House en VO, disponible en Netflix) se remonta en el tiempo. Comienza con una escena en la que Ocasio-Cortez se maquilla frente al espejo, en un baño. Está en ese momento en plena campaña para el Congreso. Reflexiona en voz alta: “¿Cómo hay que prepararse para algo que tal vez no ocurrirá?”.

El documental sigue a cuatro mujeres progresistas que han hecho campaña en las elecciones de medio mandato en 2018 contra candidatos centristas del establishment demócrata: Ocasio-Cortez en Nueva York, Amy Vilela en Las Vegas (Nevada), Cori Bush en San Luis (Misuri) y Paula Jean Swearengin en Virginia Occidental.

Ninguna de ellas conocía sus posibilidades ni la magnitud de las dificultades que iban a encontrar. Pero todas sabían algo: ha llegado el momento para mujeres como ellas, salidas de las clases populares, de concurrir a las elecciones (de las cuatro, sólo Ocasio-Cortez ha sido elegida).

La última media hora del documental es una montaña rusa de emociones, llena de lágrimas y de alegría. Pero Rumbo al Congreso es más que un feel-good movie (una película de sentimientos). Es la demostración de que las personas salidas de las clases populares pueden, y deberían, presentarse a las elecciones, que es posible disputar el poder a políticos consolidados y que, decididamente, algo no va bien en el Partido Demócrata.

Las organizaciones políticas Brand New Congress y Justice Democrats (dos grupos creados en la izquierda del Partido Demócrata para hacer emerger nuevas cabezas de las clases populares y de izquierdas, cuya neófita más célebre es Ocasio-Cortez, han elegido cuidadosamente a las candidatas que aparecen en el documental.

Para estas estructuras era importante identificar “políticos no favoritos”: candidatos potenciales con ocupaciones corrientes e historias vitales en las que reconocerse. “Si elegimos a trabajadores entonces los trabajadores tendrán representantes en el Congreso”, dice al principio del documental Isra Allison, de Brand New Congress. “Entonces podremos cambiar la forma de ver al gobierno y a la política en este país”.

De media, un congresista en los Estados Unidos posee una fortuna de un millón de dólares, y los senadores incluso tres veces más. Es frecuente que los trabajadores no se vean como potenciales líderes políticos y, si encuentran la inspiración y la confianza para entrar en política, no suelen tener recursos para lanzar una campaña que pueda llegar a ser victoriosa.

El documental pretende ampliar nuestra visión. “Los americanos corrientes merecen ser representados por americanos corrientes”, explica la antigua camarera Ocasio-Cortez, grabada en el bar donde trabajaba entonces (en Manhattan), poniéndose unos guantes de goma y portando cubos con hielo.

En otra escena se ve a Paula Jean Swearengin conduciendo por Coal City, una ciudad de Virginia Occidental. Va señalando las casas donde ha habido habitantes con cáncer. Swearengin procede de una familia de mineros y muchos miembros de su familia o sus vecinos han muerto jóvenes. En un momento señala una mina de carbón a cielo abierto y dice esta frase: “Si otro país viniera aquí a echar abajo nuestras montañas y a envenenar nuestras aguas, entraríamos en guerra. Pero la industria puede hacerlo”.

Una persona que ha sufrido la contaminación industrial y sus efectos tóxicos está mejor situada, según sugiere el documental, para enfrentarse a esos problemas que gente como Joe Manchin (el senador saliente contra el que se presentaba Swearengin, representante por Virginia desde 1984, demócrata pero alineado con las posiciones de Donald Trump), cuya fortuna personal procede de la industria del carbón.

Este principio vale también para los trabajadores negros de San Luis, en Misuri. La circunscripción de Ferguson, donde se presentaba Cori Bush, otra de las candidatas del documental, es donde el joven Mike Brown fue abatido por la policía en 2014, desencadenando manifestaciones en todo el país.

Es la localidad de Misuri (un Estado situado en el Medio Oeste, en el centro del país) donde se cuentan más asesinatos, una región devastada por la pobreza y los encarcelamientos masivos. Su actual representante en el Congreso, Lacy Clay, es negro, aunque eso no quiere decir que esté en la misma onda que sus administrados. El ocupó en 2001 el escaño que su padre mantuvo durante décadas.

Bush, enfermera de profesión, se convirtió en activista cuando los disturbios de Ferguson, a los que aportó ayuda médica. “Esta campaña es para pensar en nosotros, ocuparse de nosotros, hablar de nosotros”, dice en una escena frente a la gente. Cuando un hombre negro le dice que él y su familia han votado siempre por la dinastía Clay, por su “antigüedad”, Bush responde: “¿Su antigüedad nos ha aportado algo?. El “nos” en cuestión no es justo los negros, sino los trabajadores negros, cuyos padres son cocineros, maestros o parados.

En la puerta de un chalet de Las Vegas, Amy Vilela se describe como “alguien que no debería ser capaz de hacer campaña para el Congreso”. “Soy una madre soltera, beneficiaria de ayudas sociales y de bonos de comida”. La mujer que abre la puerta hace un gesto aprobador con la cabeza: se reconoce a sí misma.

Una de las afirmaciones centrales de Rumbo al Congreso: no sólo los ciudadanos medios pueden ser líderes políticos, sino que son mejores líderes políticos porque entienden las realidades sobre el terreno.

Movimientos contra la máquinaria electoral

Este documental es además una incitación a desafiar en las primarias a los políticos consolidados, porque su maquinaria política se basa en la resignación popular y el sentimiento de su inmunidad política. Sentimiento engañoso: los cimientos de sus casas son más frágiles de lo que pensamos.

El establishment político de New York no tiene ni idea de lo que está pasando”, dice Ocasio-Cortez en el documental, antes de su victoria. “Esta campaña podemos ganarla. Y que nadie te diga lo contrario. Su poder, os lo digo, es una ilusión”.

El documental no oculta las dificultades que aparecen cuando se desafía a un candidato saliente, pero está lleno de esperanza: con una buena organización a la antigua usanza, lo que parecía imposible se convierte en posible. No porque los políticos sean conocidos y tengan contactos personales y dinero van a tener a la gente de su parte. En realidad, muchos de ellos están tan acostumbrados a gastar dinero para ganar que han olvidado cómo hay que hablar a sus votantes y cómo hay que escucharles.

A bases de incontables sesiones puerta a puerta y gracias a un compromiso sincero por parte de los barrios, una joven de las clases populares del Bronx ha podido derrotar a uno de los demócratas más poderosos de Washington (elegido desde 1998, Crowley era uno de los líderes del grupo demócrata en la Cámara de Representantes. Tras su derrota se ha unido a un grupo de lobbying que representa a la industria petrolera, al complejo de centros de detención privados y a organizaciones a favor de la supresión del impuesto sobre el patrimonio).

El documental es finalmente un acto de acusación contra la dirección del Partido Demócrata, cada vez más contestado, tal vez como nunca antes, por su base progresista.

Amy Vilela, la candidata por Las Vegas (Nevada) se ha metido en política tras la muerte de su hija, privada de un tratamiento médico necesario porque no tenía seguro médico. Inspirada en la propuesta de Bernie Sanders de una seguridad social universal, se comprometió y a continuación se decidió a ser candidata contra el saliente Steven Horsford, un lobbysta de profesión conocido por favorecer a las compañías de seguros y a la industria farmacéutica.

Hay una escena que lo dice todo en el documental: en un debate entre demócratas, todos los candidatos levantan la mano cuando el presentador les pregunta si apoyan diferentes causas. Pero Vilela es la única que la levanta, con la mirada firme, cuando preguntan qué candidatos rechazan dinero de la industria.

Los intereses de las clases populares

Es un punto central del documental: el Partido Demócrata ni quiere ni puede representar los intereses de las clases populares porque está hasta la orejas de dinero procedente de las grandes empresas y, por otra parte, está controlado de cerca para proteger las carreras de estos “demócratas corporativos” contra una rebelión progresista.

Justice Democrats y Brand New Congress tienen por objeto “cambiar el Partido Demócrata desde el interior”. Para los socialistas es una pregunta abierta. ¿Es salvable es Partido Demócrata? ¿Hará falta crear un nuevo partido para representar los intereses de los trabajadores contra los capitalistas?

Incluso aunque parezca necesario un tercer partido, el sistema está hecho hoy para reprimir toda actividad en este sentido. Los progresistas y los socialistas americanos no cuentan con una base lo bastante amplia en este momento para organizar un éxodo hacia un nuevo partido. El objetivo a corto plazo es pues construir esa base.

Para aquellos de nosotros que deseen la creación de un partido de masas socialista, los candidatos como Ocasio-Cortez, Vilela, Bush y Swearengin, que condenan la voracidad capitalista y aumentan las expectativas de los trabajadores, crean grandes oportunidades, aunque también puedan dejar crecer falsas esperanzas sobre la posibilidad del Partido Demócrata de redimirse.

Luchamos contra una maquinaria política con un movimiento”, dice Ocasio-Cortez. Así es, pero ese movimiento no puede ser estrictamente electoral. Hay que empezar por construir un movimiento obrero fuerte, compuesto por trabajadores que no hayan sido nunca candidatos a elecciones y que puedan, mediante la acción colectiva, interrumpir los beneficios para conseguir concesiones de la clase dominante. El documental anterior de Rachel Lears, The Hand that Feeds (La mano que da de comer) prueba por otra parte que la directora sabe cuán importante es el movimiento obrero.

Necesitamos también movimientos de masas, constituidos por gente corriente, sobre la sanidad pública universal, la educación gratuita en todos los niveles, los derechos de los trabajadores, la justicia climática, tantas reivindicaciones que estos elegidos deberán imponer en asambleas hostiles, etc.

Representantes como Ocasio-Cortez tienen pocas esperanzas de poner en marcha estas reformas ambiciosas que afectarán a los beneficios de las grandes empresas, como el New Deal ecológico, sin activistas decididos a organizar sentadas y a protestar en las calles. Sin embargo, un movimiento que contribuya a elegir a representantes que defiendan a los trabajadores es un componente mayor de este proyecto a largo plazo. Rumbo al Congreso nos da la esperanza de que, al menos en el plano electoral, las cosas se mueven rápido en la buena dirección, aireando el terreno sobre el que las ideas socialistas pueden echar raíz y florecer.

“Desde 2016 ya nada es previsible”, dice Joz Sida en el documental, la directora de campaña de Vilela. Es totalmente cierto. Bernie Sanders, un demócrata socialista, casi derrota a la jefa del establishment, Hillary Clinton. Incluso ella perdió de forma inesperada ante Donald Trump. Ya no hay nada seguro, ni para lo que vale la pena.

______________

Los generosos salarios que pagamos a nuestros 'eurócratas'

Los generosos salarios que pagamos a nuestros 'eurócratas'

Traducción de Miguel López.

Aquí tienes el texto original en francés:

Más sobre este tema
stats