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Macron pierde su apuesta en las europeas pero no cambiará de rumbo

Emmanuel Macron, tras votar el pasado domingo en las elecciones europeas.

Ellen Salvi (Mediapart)

Ha fracasado. Al quedar en segundo lugar detrás del Reagrupamiento Nacional (RN), Renacimiento (Renaissance), la lista de la mayoría presidencial liderada por Nathalie Loiseau, no consiguió cumplir con el objetivo fijado por Emmanuel Macron para las europeas: situarse en el primer puesto del escrutinio para acallar a todos aquellos que desde hace meses aseguran que el Ejecutivo ya no se encuentra en una posición de fuerza para llevar a cabo lo que él llama "la transformación del país".

El revés es aún más importante dado que el presidente de la República y todos los miembros del Gobierno se movilizaron plenamente en la campaña para salvar a una cabeza de lista que encadenó polémicas y errores de comunicación. "El proyecto de profunda transformación que llevo a cabo para el país no es ajeno a esta nueva etapa del proyecto europeo –justificó Emmanuel Macron, en una entrevista concedida a la prensa el pasado 20 de mayo–. Así que no puedo ser un espectador, sino un actor en esta elección europea".

La noche del domingo 26 de mayo, tras el anuncio de los resultados, el Elíseo cambió ligeramente su discurso, asegurando que lo esencial no era llegar en primer lugar, sino la tasa de participación. "Esta era la motivación del compromiso del presidente durante las últimas semanas: asegurarse de que la participación fuese fuerte –explica su entorno a Mediapart–. Sobre el resultado, estamos decepcionados, pero no hemos sido derrotados. La mayoría se mantiene firme. Ha obtenido un resultado honorable a pesar de los seis meses que hemos pasado con los chalecos amarillos”.

En el Palacio del Elíseo, "nadie dice 'hemos ganado'", afirma el mismo consejero, insistiendo en que "es una de las primeras veces que el partido presidencial mantiene sus resultados". "Es importante mostrar que nos mantenemos unidos en este contexto particular", añade antes de lanzarse a un ejercicio de complicado equilibrio: "No es una victoria, pero tampoco hablamos necesariamente de una derrota. Es, más bien, una decepción".

Un mensaje que volvemos a encontrar, sin sorpresa alguna, en los argumentarios distribuidos entre los diputados macronistas en la noche electoral y que Mediapart –socio editorial de infoLibre– ha podido conocer. En los próximos días, todos repetirán que "este resultado no es una sanción política", que "nuestra democracia funciona", que "el efecto Macron es que se vote tanto en las elecciones legislativas como en las elecciones europeas" y que la mayoría presidencial es "el baluarte contra el populismo".

"No banalizar el resultado de la extrema derecha"

El primer ministro, Édouard Philippe, ha repetido exactamente lo mismo durante una alocución realizada, sobre las 20 horas, desde Matignon: "Cuando terminamos segundos en una elección, no podemos decir que hayamos ganado", reconoció, explicando que él "nunca estará en el campo de los indiferentes". "No se puede banalizar este resultado de la extrema derecha. Todos los responsables políticos deben escuchar el mensaje de los franceses. No basta con hablar de cólera, de rechazo, de crisis".

Édouard Philippe aseveró: "Este mensaje es fuerte y los hemos recibido alto y claro". Como respuesta, el Ejecutivo ha encontrado una solución milagrosa: hacer exactamente lo que había previsto, aquello que, el pasado 25 de abril, en el marco de una conferencia de prensa, fue anunciado por el jefe de Estado. "A partir de mañana, me pondré manos a la obra para poder continuar con el proyecto del presidente y de la mayoría", confirmó el jefe del Gobierno durante su alocución, precisando que se trata de "poner en marcha un nuevo método" que asociaría, en primer lugar, a los franceses y a los territorios.

Así pues, el objetivo seguiría siendo el mismo. Desde el inicio del movimiento social, Emmanuel Macron ha rechazado modificar la trayectoria de sus políticas. Multiplicando los parches, hasta ahora ha excluido la idea de recurrir a las herramientas democráticas que le ofrecen las instituciones de la V República en tiempo de crisis: una reorganización de su Gobierno; una disolución de la Asamblea Nacional; un referéndum. El segundo puesto alcanzado por la lista Renacimiento no parece suficiente para hacerle cambiar de idea.

"La respuesta a la crisis de los chalecos amarillos fue dada por el presidente durante su conferencia de prensa", insistía la noche del domingo 26 de mayo el entono del jefe de Estado, tratando de desligar el resultado del escrutinio europeo de la política nacional. Sobre este último punto, el poder prefiere retener "el colapso de los partidos tradicionales franceses". "2017 no fue un accidente –subraya el mismo asesor–. La bipolarización de la vida política francesa se juega ahora entre LREM y el RN".

Al establecer este enfrentamiento entre su formación política y la extrema derecha en el escrutinio europeo –la única cita con las urnas en una sola vuelta y bajo la regla de la proporcionalidad en Francia–, Emmanuel Macron ha confirmado su estrategia política llevada a cabo en el marco de las elecciones presidenciales de 2017. Pero es también la debilidad de sus ventajas lo que tiene entre sus manos. Pues el argumento del "baluarte" es, en general, utilizado cuando no queda otra opción posible. En lugar de permitirle ampliar su base electoral, las políticas que impone desde hace dos años no han tenido más efecto que enterrar su lema "de derechas y de izquierdas".

El resultado de las elecciones del 26 de mayo demuestra, en efecto, que la mayoría presidencial ha obtenido sus votos del grupo conservador Los Republicanos (LR), que se sitúa en el cuarto lugar con el 8,4% de los votos escrutados. Por su parte, los electores del centro-izquierda, predestinados a constituir la "piedra angular" del macroismo, han preferido apostar por los ecologistas. Y esto, a pesar de las adhesiones de antiguas figuras de EELV (Europa Ecológica Los Verdes), como Daniel Cohn-Bendit, Pascal Canfin y Pascal Durand, al partido de Macron.

Al inicio del quinquenio, el círculo del presidente de la República se regocijaba de que el escrutinio europeo fuera el primero del mandato. Repetían a todo aquel que quisiera escuchar que Europa estaba "en el ADN" de La República En Marcha y que esta cita con las urnas estaba hecha a su medida. Imposible perder, en definitiva. Pero perdieron de todos modos. __________________

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  Versión y edición española: Irene Casado Sánchez.

Aquí puedes leer el texto original en francés:

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