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Alemania sale triunfadora en la renovada UE

Mural del artista británico Banksy en Dover que muestra un operario que retira una de las estrellas de la bandera de la Unión Europea.

Una ministra alemana en horas bajas, una exministra francesa de Nicolas Sarkozy declarada culpable de “negligencia” en el caso Tapie, o un ex primer ministro belga que pactó con la extrema derecha antes de ser desalojado del poder el pasado mes de diciembre...

Fueron necesarias casi 26 horas de negociaciones, en las jornadas del domingo al martes en Bruselas –diez horas más que en la épica cumbre sobre el futuro de Grecia en 2015– para que los líderes de la UE se pusieran de acuerdo sobre los nombres de los probables futuros líderes de la UE.

Estos últimos, en su mayoría segundos espadas de la política europea, procedían de tres partidos europeos diferentes: el PPE (derecha, incluido el PP), los socialdemócratas (incluidos los socialistas) y los liberales. Esta alianza tripartita puede constituir el grueso de la coalición política para los próximos cinco años en Estrasburgo.

El reparto elegido es perfectamente paritario (dos hombres, dos mujeres). También es, como Emmanuel Macron destacaba el martes por la noche, totalmente francófono. Sin embargo, no responde a las exigencias del equilibrio geográfico (no hay puestos para el Este).

Sobre todo, no envía ningún mensaje sustantivo sobre cómo relanzar el proyecto europeo e ignora el auge de los ecologistas que se registró en las elecciones del pasado mes de mayo. También tiene bastantes posibilidades de sustraer muchos diputados al Parlamento Europeo, que acababan de trasladarse a Estrasburgo el martes para su primera sesión.

“Después de días de negociaciones, este acuerdo entre bambalinas es grotesco. No satisface a nadie, sólo son juegos de poder partidista. Esto no es lo que se merecen los europeos”, dijo el alemán Ska Keller, copresidente de Los Verdes en el Parlamento. Los ecologistas no tienen representantes en la mesa del Consejo.

La mayor sorpresa fue la elección de Ursula von der Leyen, de 60 años, la actual ministra alemana de Defensa , una figura moderada en la CDU de Angela Merkel, de familia de aristócratas. Durante un tiempo sonó como sucesora de Merkel en la cancillería. La hasta ahora ministra, que vivió hasta los 12 años en Bruselas, ha perdido su arrogancia en los últimos años. Como señaló el eurodiputado alemán Sven Giegold, en estos momentos varios escándalos manchan su gestión en el Ministerio de Defensa.

Como muestra de las dificultades de las negociaciones, la canciller se abstuvo en la votación del martes, preocupada por la posibilidad de que su coalición CDU-CSU-SPD se desintegrase en Berlín. Incluso si, según la versión del presidente del Consejo, Donald Tusk, “apoyó, a título personal, todo el paquete” de nombramientos.

Angela Merkel tuvo que consultar a sus interlocutores socialdemócratas del SPD, que estaban muy molestos por la elección de Von der Leyen. Udo Bullman del SPD en el Parlamento Europeo consideró “inaceptable" esta candidatura: “No podemos tirar por la borda sin más el principio de los líderes europeos, porque a algunas personas no les gusten los resultados de las elecciones europeas”.

Y el socialista alemán insistió: “Si permitimos que Salvini [ministro italiano del Interior, extrema derecha], Orbán [jefe del Gobierno húngaro] y los demás rechacen a un candidato competente y democráticamente elegido, como es el caso de Frans Timmermans, precisamente porque defiende los valores fundamentales de la UE, será una prueba de la pobreza de nuestra comunidad”.

El fin de semana pasado, el escenario era completamente diferente y parecía contar con el beneplácito de Angela Merkel. En un aparte del G20 de Osaka, los líderes europeos presentes se pusieron de acuerdo sobre el nombre del holandés Frans Timmermans para dirigir la Comisión. Merkel, en particular, había aceptado descartar al alemán Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo (PPE), a pesar de haber ganado las elecciones de mayo y de ser miembro de su familia política.

Pero Timmermans es el líder de los socialdemócratas europeos. En Bruselas, el domingo por la tarde, figuras del PPE desautorizaron a a Angela Merkel y se negaron a apoyar a un socialista. Los dirigentes polacos y húngaros, en particular, han hecho todo lo posible por bloquear a Timmermans, a quien detestan por haber abierto, como vicepresidente de la Comisión de Jean-Claude Juncker, procedimientos contra Hungría y Polonia por incumplir el Estado de Derecho.

El martes por la noche, el casting de los elegidos dejó un sabor muy amargo. No sólo los líderes europeos pisoteaban al Parlamento, al negar el sistema de “líderes”, que exige que el candidato propuesto por el partido europeo que se impuso en las elecciones asuma automáticamente la Presidencia de la Comisión, también cedieron a las demandas de Viktor Orbán y sus aliados, aunque eran una minoría en la mesa, al excluir a Timmermans.

Esto hizo que el diputado verde holandés Bas Eickhout dijera: “Enhorabuena al Consejo. Se ha masacrado el Estado de Derecho, a favor de algunas posiciones de poder, a favor de Merkel, Macron y Sánchez”.

 

Ursula von der Leyen apareció el martes como un posible vínculo entre el ala más dura del PPE, Angela Merkel y Emmanuel Macron. Este último llegó a decir que había apostado por ella ante los alemanes, y recuerda haberla visto defender, en el último Salón Aeronáutico de París en junio, “el avión de combate del futuro” junto a la ministra francesa Florence Parly. “Vi su eficiencia, su capacidad de hacer”, dijo Macron el martes por la noche.

¿Será confirmada Von der Leyen por el Parlamento Europeo en la votación prevista para mediados de julio? “No soy un profeta”, respondió con cautela Donald Tusk el martes por la noche.

Mientras tanto, el liberal belga Charles Michel, aliado de Emmanuel Macron, sustituirá a partir de octubre a Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo. El hijo del comisario europeo Louis Michel (2004-2009) fue el primer ministro de una controvertida coalición de derechas, de 2014 a 2018, en la que participaron partidos liberales, demócratacristianos e independentistas flamencos (incluido un ala abiertamente anti-migrante del N-VA). Antes de tener que tirar la toalla, tras la salida del N-VA.

Raoul Hedebouw, portavoz del Partido Laborista Belga (PTB, izquierda crítica), declaró con ironía: “¿Es ésta la Unión Europea? Se le sanciona en su país por su política de austeridad antisocial y se le promociona en la Europa de la desigualdad y la competencia...”.

Tras los años de Jean-Claude Trichet (2003-2011), Francia pasa a controlar el Banco Central Europeo (BCE) con Christine Lagarde. La condena judicial de la actual responsable del FMI en el caso de arbitraje de Tapie no pareció haber molestado a los líderes de los 28, que han vuelto a proponer al socialista Josep Borrell, actual ministro español de Asuntos Exteriores, como máximo responsable de la diplomacia europea.

El principal interés de este casting, cuando menos barroco y sin mucha coherencia, es que permite a todos los líderes reunidos en torno a la mesa salvar los muebles.

Emmanuel Macron puede decir que ha acabado con el sistema de “líderes” del que no ha querido oír hablar desde el comienzo de la campaña europea. También puede presumir de haber respetado la regla de la paridad que se había fijado y de haber enviado a una francesa, por muy cuestionada que sea, a dirigir la institución más poderosa de la zona euro, el BCE.

Angela Merkel parecía muy debilitada a su regreso de la cumbre del G20, celebrada en Osaka, repudiada por su propia familia política, el PPE. Pero acaba de recuperarse brillantemente en 24 horas, poniendo al frente del Ejecutivo europeo a una de sus aliadas más próxima, a la par que compatriota.

En cuanto al socialista Pedro Sanchez, podía decir el martes por la tarde que “España ha vuelto”, tras años de escaso éxito en Bruselas con Mariano Rajoy en el gobierno. Sobre todo porque los socialistas españoles también lideran el Grupo Socialdemócrata en el Parlamento Europeo, con Iratxe García.

El miércoles por la mañana, el nuevo Parlamento también proponía al que será su nuevo presidente. Había cuatro candidatos en pugna por el puesto: la ecologista alemana Ska Keller, la española Sira Rego (IU, comunistas ecologistas), el checo Jan Zahradil (ECR) y el socialdemócrata italiano David-Maria Sassoli.

Este último, experiodista de televisión, se impuso en la segunda vuelta con 345 votos, respaldado por los conservadores del PPE y los liberales de Renew Europe, que no tenían rivales. La gran coalición de tres, tal como se ha la definido en el Consejo en los últimos días, está haciéndose con el poder en Estrasburgo.

Traducción: Mariola Moreno

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