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Militantes antivacunas italianos crean un partido político

Vacuna contra la rubeola.

Cécile Debarge (Mediapart)

A modo de preámbulo, Massimo Rodolfi y Alessandra Bocchi, dos miembros fundadores del Movimiento 3V, Vaccini Vogliamo VeritàV (queremos la verdad sobre las vacunas), hacen una precisión léxica: “Nosotros no somos antivacunas o cero vacunas como nos llaman a veces, estamos a favor de la libertad de elección terapéutica”.

Oficialmente constituido en partido en el mes de enero de 2019, el Movimiento 3V reúne a ciudadanos y familiares de alumnos, todos novicios en política. “Ha nacido bastante espontáneamente”, reconoce Massimo Rodolfi, uno de los candidatos inesperados en las elecciones regionales del próximo noviembre en Emilia-Romaña. “Es un símbolo importante tener un partido que lucha por la libertad de elegir vacunarse y de manera más general por la libertad de elegir –defiende Massimo Rodolfi. Esta lucha es nuestra última determinación. Desde el punto de vista de las libertades hay muchas cosas en juego, especialmente el derecho de las personas a disponer de sus cuerpos”.

Massimo Rodolfi, de 63 años, fundó la pequeña editorial Draco Edizioni, que publica sobre todo obras esotéricas. Él mismo ha escrito varios libros sobre yoga y meditación, publicados por su casa editorial, que está en el primer piso de un local sobrio, en la periferia del centro histórico de Módena, donde Massimo Rodolfi y Alessandra Bocchi presentan su Movimiento 3V. También es la sede de la editorial Draco Edizioni.

Su mensaje político está únicamente centrado en el tema de las vacunas. “El primer punto del programa es la derogación de todas las leyes que establecen la vacunación obligatoria. El segundo, el apoyo a la responsabilidad de los padres, que deben poder elegir libremente qué hacer y ser los únicos que se ocupen de sus hijos. Y el tercer punto es garantizar la libertad de expresión de los médicos e investigadores científicos, ya que en este momento pueden ser expedientados por el colegio de médicos y después expulsados”, dice Alessandra Bocchi, madre de un hijo escolarizado en primaria.

En julio de 2017, la entonces ministra de sanidad, Beatrice Lorenzin, aprobó un decreto que declaraba obligatorias diez vacunas (antes eran cuatro) para los niños al comienzo de la guardería o de la escuela primaria, después de haber anunciado doce en un primer momento. A las vacunas contra la poliomielitis, la difteria, el tétanos y la hepatitis B se añaden las de la varicela, las paperas, la rubeola, la tosferina, la Hib (meningitis) y, finalmente, la más contestada de todas, el sarampión. En caso de no vacunar a sus hijos, el texto prevé multas de 100 a 500 euros en el caso de niños de hasta 16 años. Los niños de 0 a 6 años no vacunados no serán admitidos en guarderías ni en preescolar. Dos años después, este texto sigue encendiendo el debate en Italia.

El 17 de junio, Roberto Petrella, ginecólogo jubilado de 72 años y conocido por su controvertida postura sobre las vacunas, en especial la del papilomavirus, fue expulsado del colegio de médicos de Teramo, en el centro-este de Italia. “No estoy en contra de las vacunas –ha dicho el ginecólogo poco antes de comparecer ante su colegio de médicos– pero, respecto al papilomavirus, los resultados me preocupan”.

Esto no es nuevo en Italia. En la primavera de 2018, tres médicos abiertamente críticos contra la vacunación, fueron expulsados de los colegios de médicos de Milán y de Treviso con algunas semanas de diferencia. Una de las expulsiones especialmente comentada ha sido la de Gabriella Maria Lesmo, una de las líderes del “no vax” que establece una relación directa entre vacunación y causas de autismo en los niños.

Lesmo intervino en abril de 2017 en la Cámara de Diputados durante un congreso titulado “Vacunas, la otra verdad”, organizado por iniciativa del ex diputado Adriano Zaccagnini, miembro del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que se ha unido a la Izquierda Italiana y después al Movimiento Demócrata y Progresista. “Mi conferencia se propone destacar todos los elementos que faltan para disponer de una oferta de vacunación verdaderamente segura”, comentaba entonces este diputado, que se vio abandonado por su partido, particularmente molesto por su iniciativa.

Desde un punto de vista político, este tema es una patata caliente. En las elecciones legislativas de marzo de 2018, la Liga y el M5S –que hoy gobiernan en Italia– prometieron a los opositores de la vacunación obligatoria que revisarían los textos, pero luego no han hecho nada. Entre los diputados del M5S, la más virulenta contra la vacunación obligatoria era Sara Cunial, elegida por la segunda circunscripción de Venecia y apartada del partido el 17 de abril pasado por un enésimo post en Facebook contra las vacunas. “Desde que accedieron al poder, el M5S y la Liga se han retractado de forma bastante brusca y violenta y han roto todas sus promesas”, comenta Alessandra Bocchi. “Nos encontramos en una situación de vacío político. En la actualidad ya no hay oposición sobre este asunto”.

El Movimiento 3V no contempla ninguna posibilidad de acercamiento a la Liga o al M5S. “Ellos son conscientes de que nosotros somos una reserva de votos con la que han jugado”, opina Massimo Rodolfi.

En varias regiones de Italia son efectivas las multas previstas en el decreto de Lorenzin. En la provincia de Rávena, en Emilia-Romaña, a finales de mayo siete familias han tenido que pagar 166 euros, además de los gastos de notificación, por no haber vacunado a sus hijos de menos de 17 años. A unos cincuenta kilómetros al sur, en Rímini, en la costa adriática, el alcalde de la ciudad ha declarado la guerra a los opositores a la vacunación obligatoria y ha tomado una medida excepcional por la que cada niño escolarizado sin sus vacunas al día puede recibir una multa de 50 euros diarios. Las multas han llegado a cerca de 10.000 euros entre las 22 familias que no estaban en regla. Siete de ellas han decidido vacunar a sus hijos y dos niños han sido apartados de la escuela. “En Emilia-Romaña hay una ley regional que establece la obligación de vacunarse para los niños y después para el personal sanitario”, recuerda Massimo Rodolfi, que insiste en el papel clave de las regiones italianas.

El pasado 5 de marzo, Matteo Salvini, ministro de Interior, escribió a la ministra de Sanidad, Giulia Grillo, para pedirle que emita un decreto que permita a los niños no vacunados de 0 a 6 años no ser excluidos de la escuela. “No quiero niños serie B”, declaró el jefe de la Liga (extrema derecha). “Podemos organizarnos pero no quiero niños que se queden a la puerta”. El subsecretario de Sanidad, Armando Bartolazzi (M5S), le había entonces recordado las normas: “Los antivacunas son un poco como los testigos de Jehová, que rechazan las transfusiones sanguíneas en base a sus creencias. Algunos no se vacunarán jamás pero habrá que contarlos y ver qué peso tienen desde un punto de vista epidemiológico”. Luego llegó el statu quo. Los padres tenían hasta el 10 de julio para presentar en la escuela los certificados de vacunación de sus hijos, pero esa obligación ha sido anulada. En teoría, las vacunas siguen siendo obligatorias.

Mientras los opositores a la vacunación obligatoria hacen valer la libertad de elección terapéutica, los partidarios de la vacunación defienden el principio de inmunidad de grupo según el cual una enfermedad no se mantendrá en una población cuando la cobertura de vacunas alcance al 95% de la misma. “Es una política basada en el miedo y la mentira. El objetivo es dividir a los padres y enfrentarles unos con otros, cuando las situaciones son más complejas. Si quisiéramos de verdad aplicar un punto de vista científico habría que comparar los diferentes estudios realizados sobre el tema”, defiende Massimo Rodolfi, que aboga por la apertura de un debate científico sobre las vacunas.

El principio de inmunidad de grupo es especialmente puesto de relieve en el caso del sarampión, convertido en la enfermedad símbolo de la lucha entre los pro y anti vacunación obligatoria. Según lo publicado a finales de mayo por el Instituto Superior de Sanidad italiano, se han detectado en toda Italia 864 casos de sarampión a lo largo de los cuatro primeros meses del año. Dos tercios de esos casos corresponden al Lazio, a Lombardía y a Emilia-Romaña. En el mismo período, un año antes, el mismo instituto detectó 1.258 casos. En el norte del país, la provincia de Trento ha solicitado que los niños no vacunados de menos de seis años sean admitidos en la escuela ya que se ha alcanzado la cobertura del 95% de la población, según los registros de las autoridades sanitarias.

“Para nosotros existe una urgencia sanitaria”, insiste Massimo Rodolfi. Varios cientos de personas se han afiliado ya y el partido podría crear antenas en otras regiones del país. El Movimiento 3V ha organizado actos en Roma y en Turín. Si los resultados de las elecciones regionales son buenos, el partido podría presentarse a otras elecciones e interesarse en otros asuntos distintos de las vacunas.

“Por el momento, dada la urgencia, nos concentramos únicamente en la vacunación”, explica Alessandra Bocchi. “Pero estamos listos para las elecciones nacionales y tenemos en mente un proyecto de sociedad más claro –añade Rodolfi–. Nuestro punto de vista es el respeto de la vida tanto para los seres humanos como para el planeta”.

Alessandra Bocchi milita en la asociación “Riprendiamoci il pianeta” (Retomemos el planeta) junto con Massimo Rodolfi. La asociación explica en su web un programa de 23 puntos que da las grandes líneas de un proyecto de sociedad alternativo. Respeto del medio ambiente, valorización del patrimonio italiano, soberanía monetaria, no violencia, promoción de las medicinas no convencionales, agricultura local, modos de consumo y de producción alternativos, etc. El programa, de manera un poco dispersa, dedica también una sección a los chemtrails, calificados como “crimen contra el planeta” o a la importancia de una “información correcta”.

  Traducción: Miguel López

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  Militantes antivacunas italianos entran en política by infoLibre on Scribd

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