Lo mejor de Mediapart

Un informe revela una intensa labor de 'lobby' en Bruselas de las empresas de combustibles fósiles

Accidente de la petrolera BP en el Golfo de México.

Christophe Gueugneau (Mediapart)

Para desintoxicarse del petróleo, por supuesto hay “pequeños gestos” como cambiar el coche por otro más limpio o limitar el uso de plástico. También está la política. Pero corre el riesgo de ser más complicado. En un informe publicado este 24 de octubre, cuatro ONG –Amigos de la Tierra Francia y Europa, Corporate Europe Observatory, Food & Water Europe y Greenpeace– revelan que el dinero fluye libremente por Europa cuando se trata de influir en las decisiones políticas relativas a la industria de los combustibles fósiles. La ONG Amis de la Terre France y el Observatorio de las multinacionales han publicado una versión francesa del informe (disponible en este enlace).

BP, Chevron, ExxonMobil, Shell y Total –apoyados por sus respectivos grupos de presión con sede en Bruselas– declararon un gasto superior a 250 millones de euros entre 2010 y 2018 en campañas de lobby “para retrasar, debilitar y sabotear la acción climática”, según el informe. Los cinco gigantes del petróleo gastaron 123,3 millones de euros en actividades de lobby en la UE, mientras que sus 13 grupos de presión valoraron su contribución en 128 millones de euros adicionales. 200 grupos de presión llevan a cabo este tipo de actividad en el tiempo que tarda en teclearse estas líneas.

Sin embargo, las ONG señalan que las cinco principales multinacionales de petróleo y gas son colectivamente responsables del 7,4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero entre 1988 y 2015. En 2018, obtuvieron más de 82.000 millones de dólares de beneficios, mientras que sus dirigentes se embolsaron casi 80 millones de dólares.

“Desde 2010, las leyes climáticas y energéticas, cuya importancia supera ampliamente el marco de Bruselas, han sido edulcoradas y debilitadas para plegarse a los deseos de la industria. Los objetivos climáticos de la UE para 2030 se adoptaron sin ningún compromiso de ahorro energético y con un objetivo terriblemente inadecuado para las energías renovables. Y el gas fósil se llevó la mayor parte de la estrategia del continente para 2050”, señala el informe.

“La mera participación de estos lobbies en la toma de decisiones es en sí misma un conflicto de intereses sin precedentes, al que debemos poner fin de inmediato”, prosiguen los autores. Éstos dan un ejemplo: en 2014, cuando la UE decidía los objetivos climáticos y energéticos para 2030, las cinco principales empresas de petróleo y gas y sus asociaciones empresariales informaron de que habían gastado 34,3 millones de euros para influir en la UE. “¿Resultado? Propuestas de objetivos demasiado poco ambiciosos como para esperar contener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados o para permitir que Europa asuma la parte que le corresponde de la responsabilidad sobre el planeta”.

Francia está tan implicada como Europa, aunque los actores no sean los mismos: el top 5 de las empresas de petróleo, carbón y gas más activas entre los responsables de la toma de decisiones son Total, Uniper, EDF, Engie y Vermilion. En el año 2018, estas empresas gastaron hasta 7,3 millones de euros en labores de lobby y declaran contar con 53 lobbyistas en París.

“Contrariamente al registro de grupos de presión de la Unión Europea, es imposible tener información sobre el número de reuniones que los grupos de presión de la industria de los combustibles fósiles tienen con los responsables políticos en Francia”, señala el informe.

Las ONG también están investigando “la influencia nefasta de la industria fósil en nuestro proceso democrático” a través de una serie de ejemplos que “prueban la formidable eficacia de las tácticas aplicadas” y los “estrechos vínculos” que la industria fósil mantiene con “los responsables de la toma de decisiones con el fin de socavar y desviar la acción climática en el plano nacional, comunitario e internacional”.

Francia está particularmente concernida por los viajes de ida y vuelta público-privados y la “tendencia se ha hecho aún más pronunciada desde la elección de Emmanuel Macron”. En mayo de 2019, por ejemplo, el grupo Total fichó a Jean-Claude Mallet, alto funcionario en el sector de la Defensa antes de convertirse en asesor especial de Jean-Yves Le Drian, en el Ministerio de las Fuerzas Armadas y luego en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En 2016, contrató a Denis Favier, antiguo jefe del Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional y de la Gendarmería, para que fuera su director de seguridad.

El informe ofrece más ejemplos en esta línea. Así, la Ley Hulot de 2017 para acabar con los hidrocarburos en Francia “debería permitir el abandono gradual de la extracción de combustibles fósiles prohibiendo la renovación de los permisos de explotación: algunos proyectos de petróleo y gas deberían finalizar en 2021, y sólo deberían quedar unos pocos pozos abiertos en 2030”, señala el informe.

El ataque de los grupos de presión se llevó a cabo en dos etapas. Primero, la compañía petrolera Vermilion, a través de un bufete de abogados, amenazó con demandar al Estado ante tribunales de arbitraje internacionales. El Consejo de Estado entendió el mensaje, poniéndose del lado de los “derechos y libertades” del sector privado. Se eliminó parte del texto.

Pero en un segundo tiempo, los grupos de presión de la industria “utilizaron los dos meses de debate legislativo para debilitar aún más la ley y la versión final incluso permitió la renovación, bajo ciertas condiciones, de las licencias de operación más allá de la fecha límite de 2040”.

Otro ejemplo. El pasado 20 de junio, en la Comisión de Asuntos Económicos se aprobó una enmienda presentada por Delphine Batho para organizar el fin de las subvenciones públicas a los combustibles fósiles a través de garantías públicas de exportación, con el respaldo del ponente de la Ley de Energía y Clima, Anthony Cellier. En la sesión, pocos días después, la enmienda desapareció a favor de una enmienda del gobierno que solicitaba... un informe sobre el tema.

¿Qué pasó? El entonces ministro de Transición Ecológica François de Rugy desentrañó parte del misterio: si esta enmienda permanece en la ley, sería un golpe para la planta de General Electric en Belfort, que produce turbinas de gas. Sin embargo, el director de General Electric, Hugh Bailey, era en 2016 asesor de asuntos industriales y financiación de exportaciones, en el gabinete de Emmanuel Macron, entonces Ministro de Economía. En ese año, el Estado concedió una garantía de 70,3 millones de euros a General Electric Energy Product para una central eléctrica de gas en Irak. Se ha abierto una investigación sobre la toma ilegal de intereses, y ha salido a la luz que la Comisión de Ética del Servicio Público, que autorizó a Hugh Bailey a tomar la puerta giratoria, no estaba al tanto de esta garantía al mismo tiempo que asesoraba a Macron.

Por último, el informe habla también de las puertas giratorias, esta vez a escala europea. En 2014, Chris Davies, que acababa de pasar 15 años en el Parlamento Europeo, creó su propia empresa de lobby. Acérrimo defensor de las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CSC) –aunque estas soluciones sean muy criticadas– termina coredactando “enmiendas con Shell y BP” y se jacta de haber “hecho cantar” a la Comisión Europea para obtener subvenciones públicas para proyectos piloto de CSC. También fue contratado por la empresa de lobby Fleishman-Hillard, que tiene entre sus clientes grupos de presión en el sector de los combustibles fósiles, incluyendo Shell y BP.

En 2019, Chris Davies fue reelegido miembro del Parlamento Europeo. “Unos meses más tarde, aparecieron anuncios del grupo de presión GasNaturally en el metro de Bruselas, representando a un Chris Davies, eurodiputado, insistiendo en el nombre de las empresas fósiles en la necesidad de recurrir al CSC “para contener la crisis climática””.

Las ONG concluyen su informe haciendo un llamamiento a “expulsar a la industria de los combustibles fósiles de nuestras políticas”. En particular, piden que se establezca una “salvaguardia para impedir que la industria del petróleo y del gas acceda a los procesos de toma de decisiones”, que se ponga fin al “trato preferencial de la industria fósil” (que tiene su lugar en las negociaciones sobre el clima) y que se rechacen los “acuerdos con la industria fósil”. Parece poco probable que Emmanuel Macron responda positivamente. _______________

Traducción: Mariola Moreno

Inditex, Bayer o Total hacen 'lobby' en Bruselas ante la nueva directiva que regulará sus prácticas fuera de la UE

Inditex, Bayer o Total hacen 'lobby' en Bruselas ante la nueva directiva que regulará sus prácticas fuera de la UE

Leer el texto en francés:

   

Más sobre este tema
stats