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La extrema derecha europea recluta integrantes entre las fuerzas del orden

Autoridades investigan el tiroteo en el este de Alemania.

El 9 de octubre se perpetraba un ataque con armas de fuego en una sinagoga y un restaurante turco en Halle (Sajonia-Anhalt), Alemania, en el que murieron dos personas. El sospechoso arrestado, Stephan B., un alemán de 27 años, es simpatizante de la “extrema derecha”.

El atentado cometido por un hombre fuertemente armado, vestido con ropa de camuflaje y casco, recuerda al ataque de marzo del australiano Brenton Tarrant contra dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda), en el que murieron 50 personas.

Al igual que el atacante de Christchurch, que retransmitió su atentado en directo a través de Facebook durante 17 minutos, el tirador de Halle filmó su asesinato con una cámara frontal y luego publicó el vídeo de 35 minutos en la plataforma de videojuegos Twitch. En este vídeo, explica, según el Intelligence Group, una organización con sede en Estados Unidos, que “los judíos son el origen de todos los problemas”.

En internet, atribuidos a Stephan B., se han publicado tres documentos de contenido confuso. Una especie de “manifiesto” de sólo cuatro páginas, que se presenta como “una guía espiritual para hombres blancos descontentos”, y que contiene sólo una frase, instando al asesinato de judíos, musulmanes, comunistas o “traidores”; un documento que presenta su plan de ataque; otro que contiene la dirección de la página web en la que se emitió su vídeo en directo. Se refiere a objetivos “extra”, los miembros del “gobierno de ocupación sionista”.

A diferencia del “manifiesto” de 74 páginas del terrorista de Christchurch o del de Anders Breivik, el autor de los atentados de Oslo, estos tres documentos no abundan en elementos teóricos ni en detalles sobre los antecedentes ideológicos del sospechoso. Por otro lado, están llenos de referencias a la cultura web, como detalla Le Monde.

En Europa, ya se han llevado a cabo varias acciones similares. En junio de 2019, el prefecto alemán Walter Lübcke era encontrado muerto, con un disparo en la cabeza. Había recibido varias amenazas de muerte de grupos de extrema derecha por apoyar la política de acogida de inmigrantes de Angela Merkel. El hombre que confesó los hechos durante su detención policial es un famoso neonazi y ya ha sido condenado en varias ocasiones.

En noviembre de 2018, un cabo del ejército británico, Mikko Vehvilainen, fue condenado a ocho años de prisión tras intentar reclutar a otros en nombre del grupo neonazi prohibido Acción Nacional. A sus 34 años, temía la llegada de una guerra “racial” y quería establecer una colonia “sólo para blancos” en una aldea galesa.

Unos meses antes, un italiano había sido detenido por disparar desde su coche contra seis africanos en el centro de Macerata (región de Las Marcas, Italia). En su casa se descubrió un ejemplar de Mein Kampf y un libro de historia sobre Benito Mussolini.

En 2017, un oficial militar alemán era arrestado por prepararse para un ataque terrorista tras hacerse pasar por un refugiado sirio. En 2016, una semana antes del referéndum del Brexit, la diputada proeuropea Jo Cox fue asesinada por un jardinero desempleado que odiaba obsesivamente a los “traidores” blancos.

Francia tampoco se salva. En junio de 2018, se desmanteló una célula de ultraderecha. El grupo clandestino AFO (Task Force Action) se entrenó en el uso de artefactos explosivos improvisados y planificó ataques contra musulmanes. Algunos de ellos estaban alimentando un proyecto para envenenar alimentos halal.

Los registros llevaron al descubrimiento de armas airsoft y de una gran cantidad de libros para la gloria de las unidades del Tercer Reich y las SS en la casa de un miembro y siete armas de fuego en otra. Uno de los sospechosos había instalado un laboratorio de fabricación de explosivos en su casa.

Tras el desmantelamiento del AFO, los Barjols se convirtió en el grupo dominante del movimiento. Algunos de sus miembros se entrenan en el manejo de armas y en la codificación de los medios de comunicación durante los talleres en tierras agrícolas en el Mosa.

Un exlíder de los Barjols era detenido en noviembre de 2018, sospechoso de haber planeado una acción violenta contra Emmanuel Macron durante la visita del presidente de la República al este de Francia, del 4 al 7 de noviembre de 2018, en el marco de las celebraciones del centenario del Armisticio.

Como resultado de esta actividad renovada, el número de detenciones relacionadas con la ultraderecha se ha más que triplicado en la Unión Europea, pasando de 12 en 2016 a 44 en 2018.

El martes 8 de octubre se celebró una reunión a nivel europeo en representación de todos los Ministerios del Interior de la Unión Europea, en la que se debatió la cuestión de la violencia y el terrorismo de extrema derecha.

Esta primera reunión sobre el tema se basó en la observación de que, si bien este terrorismo no constituye actualmente “el principal riesgo”, sí va en aumento. El objetivo era compartir “experiencias” y “buenas prácticas” que ya han dado sus frutos, con algunos países más avanzados que otros en la lucha contra el terrorismo de ultraderecha, pero sobre todo dar el impulso político necesario para poner en marcha determinadas medidas a nivel técnico.

La idea es utilizar medidas y herramientas “horizontales”, ya utilizadas para luchar contra el terrorismo yihadista, por ejemplo, al tiempo que se abordan las especificidades del terrorismo de ultraderecha.

Al final de la reunión, los ministros de la UE identificaron cuatro prioridades: “Proporcionar una imagen más precisa de la situación en relación con el extremismo violento y el terrorismo de derecha”, continuar “desarrollando y compartiendo buenas prácticas sobre cómo reforzar la prevención, detección y tratamiento del extremismo violento y el terrorismo”, “combatir la difusión de contenidos ilegales de extrema derecha en línea y fuera de línea, y cooperar con terceros países clave”.

Esta reunión se basó en varios informes y artículos publicados sobre la cuestión, en particular por el coordinador de la UE para la lucha contra el terrorismo, y en el informe confidencial de Europol, cuyo contenido fue hecho público por los medios de comunicación alemanes Süddeutsche Zeitung, WDR y NDR.

Este informe extrae varias conclusiones preocupantes. La primera es que los grupos de extrema derecha invierten en la compra de armas y en la fabricación de explosivos. Como Mediapart (socio editorial de infoLibre) reveló, los servicios de inteligencia franceses estiman que 350 miembros de ultraderecha en Francia poseen legalmente una o más armas de fuego.

Medio centenar de policías, gendarmes y soldados, en Francia

Sobre todo, según Europol, la ultraderecha europea está reclutando fuerzas militares y policiales. “Con el fin de reforzar sus capacidades físicas y de combate, los grupos de extrema derecha intentan reclutar a miembros de los servicios militares y de seguridad para que adquieran su experiencia en este ámbito”, dice el informe de Europol, según publica en Francia Slate.

Un informe corrobora lo que Mediapart ya reveló en la primavera de 2018, en toda Francia. En particular, informó de que la Dirección General de Seguridad Interior (DGIS) había alertado a las autoridades sobre la creciente proporción de personal militar o policial que se había unido a pequeños grupos de ultraderecha.

Los servicios de inteligencia tenían entonces entre sus “objetivos” a “medio centenar de policías, gendarmes y soldados”, vigilados por sus vínculos con la “extrema derecha violenta”. Esto es casi el doble de los objetivos seguidos por su adhesión al islamismo radical, si tenemos en cuenta las declaraciones del ministro del Interior que, desde la masacre en la Prefectura de Policía de París, habla de una veintena de agentes de policía y una decena de gendarmes seguidos por sospechas de conversión al fundamentalismo musulmán.

Tanto es así que los servicios de inteligencia tuvieron que sensibilizar sobre este tema a varias administraciones. Entre ellas, los diferentes cuerpos del Ejército, la Policía, la Gendarmería, la Aduana y la administración penitenciaria. Con ello se pretende mejorar el intercambio de información sobre los funcionarios sospechosos, pero también evitar el reclutamiento de nuevos agentes de policía o militares ya identificados como miembros de este movimiento.

Las milicias de extrema derecha, que no se hacen llamar así, coquetean con los miembros de los servicios de seguridad, construyen sus discursos para llamar la atención de éstos y se aseguran de que cada nuevo recluta de las filas de la policía, la gendarmería o el ejército sea valorado. Profesionales buscados por su experiencia en operaciones policiales y de gran impacto, así como por sus redes.

Según una fuente, a algunos miembros de las fuerzas de seguridad se les pide incluso que accedan a la información confidencial contenida en los archivos de la Policía y la Gendarmería.

De sus aproximadamente 200 militantes repartidos por toda Francia, los Voluntarios por Francia (VPF, un grupo de defensa civil creado a raíz de los atentados) incluían en 2016 a unos 50 militares y agentes del orden retirados. A la cabeza de las redes Rémora (un pequeño grupo que ya no parece activo), había... un antiguo inspector general de inteligencia.

En octubre de 2017, la Subdivisión de Lucha contra el Terrorismo (SDAT) y la DGIS desmantelaron una célula formada en torno a un tal Logan Nisin. Entre sus presuntos cómplices hay un hijo de un gendarme, un hijo de un policía y un estudiante de la escuela de formación de suboficiales de la Fuerza Aérea.

Mediapart también dio a conocer la existencia del site “red libre”, varios de cuyos miembros habían intentado llevar a cabo ataques contra la comunidad musulmana. Las tesis transmitidas desde dicho site fueron también las que inspiraron al terrorista australiano en Christchurch: la teoría del “gran sustituto”, desarrollada por el ensayista de extrema derecha Renaud Camus, el fracaso de un mitin nacional considerado demasiado moderado, el ataque islamófobo propugnado para defender la raza blanca.

Este sitio publicó las entrevistas del señor X. El hombre fue presentado por el sitio como “un oficial de servicio francés”, un “contacto en los servicios antiterroristas”. Como tal, fue interrogado después de cada ataque y no dudó en mencionar “una guerra de civilización”.

En cuanto a la suerte de los yihadistas, resumió, en una entrevista en marzo de 2016, las dos opciones en su opinión: “La primera, hacemos todo lo posible para recuperar a los individuos vivos con la esperanza de que hablen y los lleven ante los tribunales. La segunda es identificar la amenaza y eliminarla en el momento oportuno. Te dejaré adivinar cuál es mi opción favorita...”.

Sobre los atentados, instó a sus lectores a tener un arsenal para defenderse: “¡Recuerda, tener un arma no autorizada puede llevarte a la cárcel, pero no tenerla puede llevarte al cementerio!”.

Con motivo del movimiento de los chalecos amarillos, un expolicía –“adepto a las teorías de la conspiración”, precisan en una nota sus antiguos colegas del servicio de inteligencia– intenta acercarse a los militantes más virulentos “para dar un segundo aire a su formación de "ultraderecha”, que hasta entonces había carecido de visibilidad”.

En sus notas dirigidas a la cumbre de Estado, los servicios de inteligencia están ahora más tranquilos sobre la entrada de individuos de los “servicios del Estado” en los grupos del movimiento radical de extrema derecha. Se produciría “"una disminución significativa de la permeabilidad de estos individuos a los ideales de los grupos de ultraderecha”, aunque ésta siga siendo una de las “preocupaciones prioritarias en la lucha contra la extrema derecha radical”.

Ya en mayo de 2016, Patrick Calvar, entonces jefe de la Dirección General de Inteligencia Interna (DGSI), dio la voz de alarma durante una audiencia ante la Comisión de Defensa Nacional y Fuerzas Armadas de la Asamblea Nacional: “Europa corre un gran peligro: el extremismo está aumentando en todas partes y nosotros, los servicios interiores, estamos destinando recursos para centrarnos en la ultraderecha, que sólo espera la confrontación. Por lo tanto, nos corresponde a nosotros anticipar y bloquear a todos aquellos grupos que deseen, en un momento u otro, desencadenar conflictos intercomunitarios”.

En otro informe público, fechado el 27 de junio de 2017, Europol afirma que “si bien la gran mayoría de los grupos de extrema derecha de la Unión Europea no han recurrido a la violencia, contribuyen a afianzar un clima de miedo y animosidad”. Y que a largo plazo, “un clima de este tipo, basado en sentimientos xenófobos, antisemitas, islamófobos y antiinmigrantes, podría permitir a ciertos individuos radicalizados utilizar la violencia contra las personas y los bienes de los grupos minoritarios”.

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Traducción: Mariola Moreno

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