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El 'caso Sandoval': la última prueba de que Argentina sí persigue a los torturadores de la dictadura

Una persona es detenida durante la dictadura militar argentina.

Escoltado por la Policía argentina, camina por el aeropuerto de Buenos Aires con la mirada fija en el suelo, parapetado tras la visera de su gorra y con las esposas ocultas bajo una chaqueta que oculta sus muñecas. Viste dos jerseys, a pesar del calor húmedo del verano austral. Mario Sandoval, de 66 años, expolicía argentino durante la dictadura militar (1976-1983), llegaba a Argentina el lunes 16 de diciembre, extraditado por Francia a petición de la Justicia argentina, que lo acusa de la desaparición de un estudiante en 1976.

Sandoval tendrá que rendir cuentas ahora a los tribunales del país donde ocurrieron los hechos”, comenta Sophie Thonon-Wesfreid, abogada del Estado argentino. “Esta es una nueva etapa judicial. Por primera vez, tendrá que explicar los hechos en su contra ante un magistrado”. La trayectoria del expolicía está relacionada con el llamado megacausa de la ESMA. Durante la dictadura, la antigua Escuela de Mecánica de la Armada, situada en las zonas acomodadas de Buenos Aires, albergaba uno de los peores centros clandestinos de detención y tortura de la dictadura, por el que transitaron 5.000 víctimas, la mayoría de ellas desaparecidas. Un juicio extenso. La primera fase se inició en 2007 y, dada la colosal labor de investigación que requiere y el número de crímenes sacados a la luz, se subdivide en varias causas. Este proceso se inició con la reapertura de los juicios contra la dictadura decidida por el difunto presidente Néstor Kirchner en 2003, y revela la mecánica de los años de plomo durante los cuales desaparecieron 30.000 personas.

“Cuando me enteré de la extradición de Mario Sandoval, me emocioné mucho, me quedé sin palabras”, confía Laura Abriata, hermana de Hernán Abriata, el estudiante desaparecido que supuestamente fue secuestrado por el expolicía instalado en Francia desde 1985 y nacionalizado francés en 1997. Laura y su familia llevan más de 40 años luchando por llevar ante la Justicia al hombre que arrestó al joven en la noche del 30 de octubre de 1976. Durante las rondas de las Madres de la Plaza de Mayo o durante las movilizaciones por los derechos humanos, la familia enarboló la foto que muestra la vida congelada de Hernán en el halo de los años 70; en el retrato se ve a un joven de pelo negro rizado, con una sonrisa viva, vestido de traje. La noche que desapareció tenía 24 años.

“Llamaron a la puerta en mitad de la noche, estábamos durmiendo [...] Mario Sandoval presentó sus papeles y dice que es un procedimiento de rutina”, recuerda Mónica Dittmar, la esposa de Hernán. “Dijeron que sabríamos más al día siguiente”, recuerda. La pareja se había casado ocho meses antes y había abrazado con entusiasmo los ideales de la juventud universitaria peronista en la que Hernán militaba. Hernán, estudiante de arquitectura en Buenos Aires, recorre los barrios marginales para promover la construcción de viviendas dignas, sueño de una sociedad equitativa.

Desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976, un clima de miedo reina en los círculos militantes. “Teníamos sospechas”, dice Mónica. La junta declaró entonces la guerra a los que llamó “subversivos”, incluidos los activistas de izquierdas y los sindicalistas. Después de que la Policía irrumpiese en su casa por la noche, la familia no tuvo noticias de Hernán. “El 2 de noviembre presentaron una denuncia”, dice Laura Abriata. Su madre, Beatriz, que cumplirá 93 años a finales de este mes, se une a la ronda de madres en Plaza de Mayo para reclamar conocer la verdad del secuestro de su hijo. “Desde el principio, nuestra denuncia alude claramente a Mario Sandoval”, dice Laura Abriata.

Entonces, ¿cómo se puede explicar este abismo legal de más de 40 años? La trayectoria de Mario Sandoval revela a su vez el tiempo de la Justicia, la complejidad de la instrucción de los juicios de la dictadura en Argentina y los enigmáticos errores que rodean una trayectoria insólita que habría logrado silenciar en Francia un pasado siniestro, enterrado a más de 11.000 kilómetros de distancia, en el otro hemisferio.

Es en 2012 cuando la Justicia argentina exige formalmente la detención del expolicía, en el marco de la “megacausa de la ESMA”. “Mario Sandoval era conocido con el sobrenombre de Churrasco”, subraya Mercedes Soiza Reilly, la fiscal responsable de la etapa III del proceso. Se dice que el apodo, que en Argentina hace referencia a un trozo de carne asada, es una referencia a la tortura a que son sometidos los detenidos, electrocutados sobre un somier de metal.

Según la fiscal, “hay muchas pruebas” y “testimonios” que salen a la luz a raíz del trabajo de investigación que termina por asociar el alias con Mario Sandoval, hasta llegar a la conclusión de que se trata de la misma persona. Entonces se llega a la conclusión de que el hombre es miembro de la Policía Federal, que opera dentro de la ESMA. “En el argot, Sandoval era parte de lo que se conocía como la patrulla (la “patota”), los que participaban en las operaciones de secuestro”, añade la fiscal. Aunque el apodo “Churrasco” apareció en las historias de los sobrevivientes de la ESMA ya en la década de 1980, su presunta participación en crímenes contra la humanidad salió a la luz pública en 2008 en artículos de prensa publicados en Francia y Argentina, en particular en el diario Página 12. Fue este periódico argentino el que informó de cómo Mario Sandoval estuvo implicado en las negociaciones de la liberación de Ingrid Betancourt en Colombia en 2002.

En Francia, utilizando su verdadero nombre, Mario Sandoval continúa haciéndose una carrera en el mundo académico y de la consultoría, especializándose en la inteligencia económica. De 1999 a 2005, fue profesor en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) de la Universidad de París III-Nueva Sorbona, dirigida por el actual ministro de Educación Nacional Jean-Michel Blanquer de 1998 a 2004. ¿Qué fallos del sistema permitieron contratarlo? Desde el entorno del ministro se asegura que él no tuvo ninguna responsabilidad en la contratación de este encargado de cursos y que sólo dio su visto bueno a petición de Carlos Quenan, responsable de un diploma DESS Europa-América Latina: “Lo conocía, pero en ese momento nadie sospechaba los hechos que se le imputaban. Había impartido clases en la Universidad de Marne-la-Vallée, tenía un currículum real. Carlos Quenan, prisionero político en Argentina, nunca lo habría contratado de no ser así, si hubiera tenido la más mínima duda”. En un comunicado publicado el 12 de diciembre de 2019, los miembros del IHEAL denunciaron: “El hecho de que Mario Sandoval impartiera clases en el IHEAL como conferenciante externo (1999-2005) es una sombra en la historia de nuestra institución. Una carta dirigida a la Corte de Apelación de Versalles el 8 de septiembre de 2017 lo deploraba públicamente para respaldar su extradición”.

La cronología es inquietante. En 2013, mientras que la Justicia argentina ya había solicitado formalmente la extradición de Mario Sandoval, éste continúa con sus actividades, tal como se muestra en un foro publicado por el Centro Francés de Investigación sobre Inteligencia en marzo. “La seguridad económica siempre ha sido un factor poderoso en la política nacional e internacional para los Estados y gobiernos”, comienza el informe. El expolicía se presenta como vicepresidente de la Association internationale francophone d'intelligence économique (AIFIE). ¿Qué currículum presenta Mario Sandoval a sus compañeros y superiores? La Organización Internacional de la Francofonía y el Foro Francófono de Negocios, organizaciones que apoyaron la creación de la AIFIE, no han respondido a nuestras preguntas.

Sandoval, que lleva gafas rectangulares, traje oscuro y corbata, también aparece como “experto en seguridad económica” del AIFIE en una conferencia coorganizada por el centro de investigación Tecnalia en 2011. ¿Estaba la fundación, con sede en Bilbao, al tanto de su supuesta carrera en la policía política de Argentina? “Ignorábamos totalmente estas actividades”, responde Tecnalia.

“Se equivocan de persona”, respondió Sandoval, en respuesta a los artículos de la prensa que lo asocian con los crímenes de la dictadura militar argentina. En 2008, llevó su caso al tribunal superior de Auxerre y se excusa en la homonimia. A partir de 2012 y ante la insistencia de la Justicia argentina, Mario Sandoval desplegó una serie de apelaciones, apostando por las distintas instancias judiciales francesas, con el fin de evitar la extradición. En el centro de los debates, la cuestión de la prescripción. El 11 de diciembre de 2019, el Consejo de Estado, el más alto tribunal francés, validó definitivamente la extradición de Mario Sandoval a la Argentina, mientras un decreto gubernamental ya se dirigía en esta dirección en agosto de 2018. La decisión confirma lo establecido anteriormente por el Tribunal de Casación y el Consejo Constitucional: en el caso del secuestro, la prescripción sólo es efectiva a partir del descubrimiento del cadáver o de la confesión del acusado. Sin embargo, el cuerpo del estudiante desaparecido Hernán Abriata nunca ha sido hallado y Mario Sandoval niega los hechos. En cuanto a su nacionalidad francesa, no impide la extradición, obtenida después de que los cargos fueran presentados por la Justicia argentina.

“La presión política”

El 13 de diciembre de 2019, es el Tribunal Europeo de Derechos Humanos el que rechaza la solicitud de suspensión de la extradición de Mario Sandoval por el supuesto riesgo de sufrir “malas condiciones de detención” o ser sometido a “tortura”. Epílogo de una compleja situación legal de casi ocho años. “La solicitud de extradición de Mario Sandoval ha permitido un debate legal que sentó definitivamente la jurisprudencia sobre el delito de desaparición forzada”, añde Sophie Thonon, abogada del Gobierno argentino.

“Si tuviera algo que reprocharse, Mario Sandoval no habría mantenido su nombre. No era un hombre fugitivo”, justifica Jérôme Rousseau, su abogado en Francia, en el ahora caso cerrado de extradición. El exoficial de Policía, casado y padre de familia, realizó “viajes frecuentes” a Argentina, según su defensa francesa. “Es un hombre muy amable y culto que habla un francés extraordinario”, justificaba su exletrado. “Su familia está desolada [por la extradición]”, continúa el abogado Jérôme Rousseau, quien apela a “la Justicia argentina” y la “presión política” que rodearía, según él, los juicios de la dictadura. Este argumento es habitual entre la defensa de los militares, durante los juicios.

“La pregunta que se plantea es cuántas personas como Mario Sandoval podrían estar en el extranjero y escapar a nuestro conocimiento”, reflexiona Marina Franco, historiadora especializada en el período de la dictadura. Según los investigadores, los militares y los policías que huyeron del país tras la caída de la Junta en 1983 siguen siendo casos aislados. “Cuando Mario Sandoval se fue del país en 1985, se suponía que nadie sabía quién era”, dice Marina Franco. “Y hoy en día hay un nivel de control que no existía en ese momento”.

El caso Sandoval “es muy complejo, al igual que el juicio de la ESMA”, insiste una fuente judicial de Buenos Aires. Su curso también refleja el titánico trabajo de recopilación de pruebas y referencias cruzadas de los testimonios. “En 1983, los militares quemaron muchas pruebas y durante los juicios no hablaron”, abunda Enrique Andriotti Romanin, sociólogo especializado en temas relacionados con el terrorismo de Estado en Argentina. El uso de un alias por parte de los miembros del aparato represivo está desdibujando las pistas, como en el caso de Churrasco, que finalmente fue atribuido a Mario Sandoval. En este contexto, el testimonio de los sobrevivientes es crucial. El testimonio de Carlos Loza, compañero de detención del estudiante desaparecido Hernán Abriata, permite confirmar la presencia del activista dentro de la antigua ESMA, donde operaba Mario Sandoval, según los elementos del expediente.

Los detenidos compartían entonces una habitación conocida como el “desván”, con las manos esposadas a la espalda, los pies atados y una capucha que impedía la comunicación y el reconocimiento de los guardias. Hay ocho en total. “Era un lugar en la ESMA donde el control de los guardias era menos permanente que en otras partes del centro”, recuerda Carlos Loza, que fue secuestrado mientras estaba relacionado con la Unión Portuaria de Buenos Aires. A riesgo de pagar con sus vidas, él y Hernán Abriata intercambiaron algunas palabras durante su detención conjunta, que duró alrededor de una semana, a finales de diciembre de 1976. El estudiante de arquitectura dio a conocer su identidad, indicó la ubicación de la farmacia de la familia en caso de que sus compañeros evitaran la muerte y lograran avisar a sus familiares. “El único pensamiento que teníamos era que nos iban a matar”, recuerda Carlos Loza, quien describe el clima de terror y las palizas regulares por parte de los guardias, incluyendo el dejar a un compañero de celda muerto delante de ellos. “Hernán me habló con gran afecto de su familia y de su esposa”, dijo Loza, describiendo a un hombre que transmitía “confianza, tranquilidad y calor humano”. “Nos dio esperanza a mí y a mis compañeros, nos dijo que por el color de nuestra capucha, que era blanco, íbamos a ser liberados”. Carlos Loza fue finalmente liberado. La capucha de Hernán Abriata era gris.

Entre el “desván” y las otras salas de detención y tortura de la ESMA, ¿qué rango tiene Mario Sandoval?. “Es alguien que perteneció a las clases bajas, no es uno de los planificadores”, señala Marina Franco en relación con el expediente, explicando en parte cómo su supuesto papel tardó décadas en emerger. “Es cierto que no desempeñó un papel importante, pero eso no significa que no fuera violento”, subraya Claudia Feld, una investigadora especializada en la dictadura. La singularidad de su trayectoria radica en la adquisición de la doble nacionalidad, en Francia, y en los marcadores sociales contrastados. “A lo largo de su carrera, Sandoval muestra un nivel cultural superior al de los policías de la patrulla que eran hombres de armas, valorados por su fuerza física”, observa Enrique Andriotti Romanin. “En cualquier caso, la recomposición de los hechos no está terminada y tomará toda su fuerza en un juicio”, observa Mercedes Soiza Reilly, la fiscal a cargo de la etapa III del juicio de la ESMA.

Hoy en día, Sandoval está acusado de haber participado en más de 500 actos de asesinato, secuestro y tortura. “Pero sólo puede ser procesado en el caso de Hernán Abriata, ya que la Justicia francesa sólo ha tenido en cuenta este hecho para su extradición”, según una fuente judicial. Sandoval, llamado a declarar el martes 17 de diciembre, se negó a prestar declaración. “Es un derecho. Mientras tanto, está detenido”. El magistrado a cargo del caso tiene diez días a partir de esa fecha para hacer el seguimiento de los procedimientos. “Ahora esperamos a que la Justicia haga su trabajo, con todas las garantías necesarias”, declaraba Laura Abriata, que ha estado de luto durante décadas. “He estado viviendo con un puñal en mi corazón durante más de 40 años", espeta. “Hernán no va a volver. Pero espero que la Justicia nos traiga un momento de paz, nos resarza algo”.

El 20 de diciembre Mario Sandoval era imputado y se encuentra bajo detención preventiva. Sobre él también pesa una orden de embargo de sus bienes por importe de millón y medio de pesos (22.674 euros).

 

Camille Audibert es periodista freelance residente en Buenos Aires.

 

Traducción: Mariola Moreno

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