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Amazon, condenada en Francia a proteger a los trabajadores de sus almacenes

Imagen del almacen de Amazon en San Fernando de Henares, Madrid.

Dan Israel (Mediapart)

Si la sentencia en primera instancia supuso una bofetada para Amazon, la que acaba de confirmar el tribunal, diez días después, es casi un mazazo. El viernes, 24 de abril, el tribunal de apelación de Versalles condenó al gigante estadounidense del comercio online a respetar el derecho del trabajo, procediendo a una rigurosa evaluación de los riesgos laborales vinculados a la epidemia del covid-19 en los seis almacenes franceses, involucrando estrechamente a los representantes de sus casi 10.000 trabajadores.

El tribunal de apelación ha dado 48 horas a la empresa para interponer recurso cuando, en opinión de los sindicatos, el procedimiento de evaluación de riesgos llevará una semana en el mejor de los casos.

Si los almacenes de Amazon, cerrados desde el 14 de abril, fecha de la primera decisión del tribunal de Nanterre, vuelven a abrir sus puertas, deberán limitar su actividad "solamente a las operaciones de recepción de mercancías, preparación y envío" de una lista de productos restringida y precisa: alimentación, productos sanitarios, de higiene y de mantenimiento, material informático y de alta tecnología, material de oficina y artículos para mascotas. Si Amazon no se atienen a ese listado se expone a una multa de 100.000 euros "por cada recepción, preparación y/o envío de productos no autorizados".

La sentencia, que detalla la situación de los seis almacenes, no se anda con contemplaciones con la empresa: "Deben ser acatadas las decisiones de los primeros jueces que recuerdan firmemente a la sociedad Amazon S.A. su responsabilidad en la protección de la salud de sus trabajadores en el actual periodo de urgencia sanitaria (…), que todos los servicios de salud están sobrecargados por la propagación de la epidemia y que cualquier persona es un vector potencial de transmisión del virus", dice el texto. De manera general, el tribunal estima que Amazon se ha negado a proceder a "una evaluación del riesgo a la altura de los desafíos de una pandemia, según un enfoque pluridisciplinar y en estrecho diálogo con los trabajadores, primeros actores de su seguridad sanitaria".

Lógicamente, el sindicato Sur-Comercios -origen del procedimiento de urgencia al que luego se unieron en apelación la CGT, la CFDT y FO- está satisfecho con esa decisión resultante de "una apuesta irracional", según las palabras de Laurent Degousée. "No va a estar por encima de las leyes porque la empresa sea un gigante americano, es lo que acaba de recordarle el tribunal de apelación", se alegra este responsable sindical. "Es también una advertencia a otras empresas que han continuado con su actividad o que van a retomarla".

La empresa, por su parte, permanece hermética. En un mensaje enviado al mismo tiempo a los trabajadores y a la prensa, dice que sus dirigentes están "perplejos por esta decisión". El mensaje a los periodistas indica, como una amenaza poco disimulada, que la dirección está "evaluando las implicaciones para sus sedes y para sus colaboradores, para los clientes en Francia y también para las pymes francesas que cuentan con Amazon para desarrollar su actividad".

El martes 14 de abril, el tribunal de Nanterre obligó a Amazon a limitar su actividad al procesamiento de productos "alimentarios, médicos y de higiene", y la empresa decidió cerrar sus almacenes. El 21 de abril, en la vista en apelación, su abogado explicaba que Amazon había sido colocada en una "situación imposible (…) que no le dejaba otra opción que parar totalmente" su actividad. Para los sindicatos, este cierre suponía más bien una voluntad de crear un equilibrio de poder, incluso un chantaje.

Como había revelado Mediapart -socio editorial de infoLibre-, el responsable de los almacenes en Francia había reconocido el 19 de marzo, ante los sindicatos de la empresa, que las medidas puestas en marcha no eran aún suficientes. A pesar de algunas medidas correctoras, la empresa recibió a primeros de abril cuatro requerimientos de la inspección de trabajo por no haber asegurado suficientemente la seguridad y la salud de sus trabajadores. Amazon modificó entonces sus planes y después fueron anulados algunos de los requerimientos.

Pero las nuevas reglas impuestas en la empresa lo han sido de manera unilateral y presentadas en cada una de las seis principales sedes. El tribunal de apelación se lo reprocha a Amazon estimando que tenía que haberlas presentado y negociado en el ámbito del órgano nacional de representación de los trabajadores. "El comité económico y social central debería haber sido al menos consultado sobre las medidas de adaptación comunes a los seis establecimientos de la sociedad Amazon France Logistique, tratándose de cambios importantes que modifican las condiciones de salud y seguridad así como las condiciones laborales", dicen los jueces. "La intervención de este comité central era de especial interés en un contexto de epidemia nacional en el que debía realizarse una reflexión conjunta, siendo los establecimientos los encargados de adaptarla a sus especificidades".

Los repartidores subcontratados no se verán afectados por la decisión

El tribunal de apelación reconoce las numerosas medidas de prevención y protección puestas en marcha por Amazon, así como sus esfuerzos para informar a los trabajadores. No obstante, describe un "clima particularmente ansiógeno", "en un contexto laboral cada vez más difícil (…) debido a la orden de 'quedarse en casa' dada por los poderes públicos a una parte de la población y a la modificación sustancial de las condiciones de trabajo". El tribunal opina por lo tanto que el empleador debería haber evaluado "los riesgos psicosociales, particularmente elevados".

Destaca sobre todo la desactualización del documento único de evaluación de riesgos, el documento oficial que hace inventario de todas las situaciones peligrosas y las soluciones propuestas, puesto por puesto de trabajo.

"Esta decisión, densa y detallada, es extremadamente firme en los reproches a la dirección y muestra que son prioritarias las obligaciones del empleador en materia de prevención de la salud de los trabajadores", comenta Judith Krivine, la abogada que inició el procedimiento. Su colega Jonathan Cadot, que representa a la CFDT, se alegra de la "feliz unión de organizaciones sindicales" y cree que "Amazon nunca se ha anticipado a los riesgos, sino que ha reaccionado a los problemas que se le han presentado" con el paso del tiempo. "David ha ganado a Goliath. Es un juicio muy importante", dice entusiasmado Patrice Clos, el secretario general de FO-Transportes. "Aunque sea un supergigante mundial, en Francia hay leyes que respetar. Espero que esta sentencia cree jurisprudencia en todas partes".

La empresa ya había previsto reunir a los representantes de los trabajadores el lunes en el marco del comité social y económico (CSE) central. ¿Qué pasará luego con el personal de Amazon, que habrá ya pasado dos semanas en casa y cobrando? "Veremos si se abre una verdadera negociación o si continúan en su lógica habitual", especula Jean-François Bérot, miembro del CSE, que cree que "la noción de compromiso es desconocida para Amazon".

A principios de semana, la dirección ha organizado, en todos los almacenes, una larga visita a las instalaciones, repartida en varios días, para detallar todas las medidas de seguridad implantadas hasta el momento, y para anotar las observaciones de los representantes de los trabajadores.

Aunque aprecia este paso, Yves Appéré, representante de la pequeña Confederación Autónoma del Trabajo (CAT) en el almacén de Sevrey, cerca de Chalon-sur-Saône (departamento de Saona y Loira), señala "un punto de discordia importante" entre trabajadores y dirección: "La denegación de nuestra empresa, Amazon, de los modos de propagación del covid: nosotros estamos manipulando constantemente artículos y no estamos seguros de que simples barreras faciales, los equipos de protección individual (EPI) como mascarillas y guantes, sean suficientemente efectivos para protegernos". El sindicalista dice que hay "trabajadores divididos entre los que tienen pánico al virus y los que confían en las medidas implantadas, incluso que creen que nuestra actividad es indispensable durante el confinamiento".

Pero la seguridad en el trabajo no afecta sólo a los trabajadores directos de Amazon. La empresa da trabajo también a muchas subcontratas, comenzando por una miríada de pequeñas empresas de reparto encargadas de llevar los paquetes a las casas de los clientes. Sean cuales sean las consecuencias de la sentencia del viernes, no por ello estarán éstos mejor protegidos.

Sylvain (nombre ficticio a petición suya) es uno de ellos. Dirige una pequeña sociedad en Normandía con cuatro repartidores y se pregunta sobre la actitud de Amazon desde el comienzo del confinamiento hace más de un mes. "Cuando oyes la publicidad y la comunicación diciendo que se hacen cargo de todos sus trabajadores y que los repartidores y distribuidores están todos equipados con mascarillas, digo que se están riendo de la gente: soy yo quien equipa a mis repartidores con las mascarillas que encuentro a cuentagotas", nos dice.

Cada mañana, Sylvain viene a llevarse toda la paquetería a repartir al almacén de una gran empresa de paquetes en la que Amazon delega la distribución a nivel regional y que pasa luego por muchas pequeñas empresas. "Allí, durante mucho tiempo, no han estado protegidos por nada, cuando son muchos y manipulan paquetes llegados de todos los sitios", nos cuenta. "Al principio, yo creía que cerrarían por medidas de seguridad, pero no".

Antes del cierre de los almacenes, que han hecho bajar la actividad, "hubo claramente una explosión durante dos o tres semanas: repartíamos hasta 600 paquetes al día mientras que normalmente, incluso durante las fiestas de fin de año, no pasábamos de 500". Se horroriza al imaginar que uno de sus trabajadores pudiera contagiarse por el virus: "Si uno de mis muchachos lo pilla, o si se lo transmiten, y que uno de nosotros tuviera que ir al hospital o que desgraciadamente muriera uno... Lo hablo a menudo con mi mujer. Sí, me considero con suerte de poder aún trabajar, pero si Amazon cierra yo no voy a llorar. La seguridad de la gente es más importante".

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Efectivamente, la justicia ha recordado sin ambigüedades que era obligación del empleador poner en marcha todas las medidas de prevención posibles. Ya lo había hecho en el caso de La Poste (Correos en Francia) y de una asociación de ayuda a domicilio. Pero, por el momento, ningún otro tribunal se ha arriesgado a ir más allá. El 31 de marzo, la CGT de Douai persentó una demanda penal contra X por "poner en peligro la vida ajena", apuntando en ese caso a Amazon. El 20 de abril, el Procurador de la República (Fiscal) archivó sin más la denuncia.

Traducción: Miguel López.

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