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Alemania abre un juicio histórico contra el jefe de un centro de tortura en Siria

La jueza Anne Kerber es la encargada de los procedimientos contra los dos sirios acusados de torturas en una cárcel en Siria.

Jean-Pierre Perrin (Mediapart)

En 2012, cuando comenzaba a extenderse la insurrección en Siria, ciudad tras ciudad, región tras región, algunos oficiales del ejército y de los servicios de inteligencia cometieron el error de creer que el régimen de Bashar Al-Assad caería. Entonces desertaron y se refugiaron en Europa y con ellos algunos falsos tránsfugas, que pasaron a la oposición como infiltrados. Ahora, en el proceso que acaba de comenzar en Coblenza, Alemania, se plantean algunas preguntas sobre el coronel Anwar Raslan: ¿era un verdadero desertor o un agente de los moukhabarat (servicio de inteligencia sirio) en misión? Y si cambió de bando, ¿será absuelto por los numerosos crímenes y torturas perpetrados por la unidad que él mandaba?

A pesar de la crisis del coronavirus, el oficial sirio comparece ante el tribunal superior regional de Renania-Palatinado desde el 23 de abril y hasta mediados de agosto por acusaciones de crímenes contra la humanidad, violación, maltratos sexuales agravados y 58 asesinatos cometidos en los comienzos del año 2010 por la sección 251, conocida también con el nombre de Al-Khatib, que él dirigía hasta el momento de su deserción.

Hasta ahora es el oficial sirio de más alto rango que comparece ante los jueces en Europa gracias al principio de competencia universal, ante acusaciones tan graves. "Es un proceso muy importante para la justicia internacional y por supuesto también para Siria, para los que están actualmente encarcelados y torturados y para los torturadores mismos que ahora tendrán que plantearse su papel. Para los sirios, es un proceso ejemplar porque tiene lugar ante la justicia alemana y el acusado tendrá a su disposición medios para la defensa", dice el escritor Michel Kilo, una figura histórica de la oposición siria de izquierdas, que ha estado en la cárcel varias veces y que ahora vive como refugiado en París.

El escritor ha contabilizado 663 centros de seguridad y de detención arbitrarios que describen un archipiélago de represión y torturas sistemáticas a lo largo de todo el territorio sirio y que comparten ocho grandes servicios secretos. La sección 251 pertenece a Idarat Al-Amm Al-Amm, la Dirección General de Seguridad, el servicio civil más importante del aparato represivo. Esta sección está especializada en la recogida de información y, como los demás servicios secretos, posee sus propias cárceles, secretas o no, como la de Kfar Soussé, en las afueras de Damasco.

Ahí, según las organizaciones sirias de derechos humanos, han sido torturados unos 4.000 detenidos entre 2010 y 2011, algunos hasta morir, como cita el acta de acusación. Esas torturas fueron supervisadas por Anwar Raslan, de 57 años, entre el 29 de abril de 2011 y el 7 de septiembre de 2012, es decir, durante 500 días, en calidad de jefe del servicio de investigación de la sección 251. Sin embargo, no se sabe si ha participado o no directamente en ellas antes de desertar y refugiarse en Jordania y, tras obtener el estatuto de refugiado político, en Alemania. En total, el acusado habría trabajado dieciocho años en los servicios de inteligencia sirios, según ha declarado ante el tribunal un investigador de la policía criminal alemana, la BKA.

Anwar Raslan ha suministrado a la policía alemana, en un par de interrogatorios, "amplia y variada información" reconociendo "detenciones arbitrarias e interrogatorios con violencia". Un investigador de la BKA ha descrito ante los jueces los diferentes métodos de tortura utilizados en ese centro de detención. "No obstante, es importante saber que Anwar Raslan no ha venido por voluntad propia a declarar a la policía sobre su pasado", subraya la politóloga y opositora Bassma Kodmani, que dirige el think tank Arab Reform Initiative. "Su responsabilidad en los crímenes y las torturas cometidas por la sección 251 es irrefutable. Lo veremos durante el proceso porque esperamos más de cincuenta testigos de cargo".

Si hoy comparece es gracias al abogado sirio de derechos humanos Anwar Al-Bunni, fundador del Centro Sirio de Estudios e Investigaciones Legales, también refugiado en Alemania desde 2014 y que fue detenido en 2006 por orden del coronel Raslan. Al-Bunni estuvo en la cárcel varias veces con anterioridad y por largos periodos, lo mismo que sus cinco hermanos y su hermana, y habla de este proceso como el "combate de su vida y la de su familia".

El verdugo y su víctima, liberada en 2011, llegaron a Alemania con dos meses de diferencia y se alojaron en el mismo centro de demandantes de asilo en Berlín. Unos meses más tarde, el opositor reconoció en unos grandes almacenes al jefe de la sección 251. En el proceso se verán las caras de nuevo los dos hombres.

La oposición siria, dividida

Pero no toda la oposición siria aplaude este proceso que está creando un gran revuelo en su seno. "Está dividida, con una dimensión comunitaria. La oposición sunita, a la que pertenece el oficial, reprocha a los abogados sirios que iniciaron el proceso, uno alauita y el otro cristiano, que están procesando a un ejecutor, y les dice: '¿No habéis encontrado nada mejor que un pequeño oficial?' Si él hubiera sido un hombre del sistema habría sido muy rico, lo que evidentemente no es el caso", explica el politólogo Salam Kawakibi, director del Centro Árabe de Investigación y Estudios Políticos de París (Carep).

"Para Anwar Raslan es difícil conocer las razones y condiciones exactas de su deserción, lo que alimenta rumores y suscita controversias en la oposición", dice el politólogo y especialista en Siria Ziad Majed. "Los que le defienden consideran que su deserción tendría que haberle protegido y que el hecho de juzgarle envía un mensaje a todos los oficiales que pensaban dejar la "nave del régimen" de que se olviden de una amnistía. Los que se alegran de su comparecencia ante un tribunal dicen por el contrario que desertar no blanquea en absoluto los crímenes ya cometidos que, en ningún caso, debe ser impunes".

Junto a él comparece otro acusado pero de menos envergadura, Eyad Al-Gharib, de 43 años, llegado a Alemania en abril de 2018 y acusado de asistencia a la tortura y muerte en 30 casos. Uno de sus allegados, instalado desde hace mucho en Alemania, le ha presentado ante la prensa como un militar obligado a obedecer órdenes de sus superiores, aunque estuviera al corriente de los sevicios que tuvieron que soportar los manifestantes que él mandaba detener. "Si él hubiera dicho una sola palabra, la vida de Eyad habría tenido menos valor que un cartucho", explica Zain Al-Hussein en Süddeutsche Zeintung.

"Hay una gran diferencia entre Anwar Raslan y Eyad Al-Gharib", precisa Michel Kilo. "El primero es un hombre muy importante que posee documentos sobre el régimen que jamás ha entregado a la oposición. También algunos secretos: fue el encargado de investigar la muerte de Imad Moughnieh (dirigente de la rama militar de Hezbolah, asesinado en febrero de 2008 en Damasco, probablemente por el Mossad israelí). Tampoco él ha condenado jamás las tropelías que ha hecho, y se ha justificado acusando a los demás. Eyad Al-Gharib, sin embargo, nos ha contado lo que sabía".

"Desgraciadamente, su proceso es una confesión de debilidad"Desgraciadamente, su proceso es una confesión de debilidad"

El procurador del tribunal ha calificado las condiciones de detención en las cárceles de la sección 251 de "inhumanas" y describe que las celdas eran de "50 metros en las que se amontonaban 140 prisioneros con un calor insoportable" sin poder sentarse ni tumbarse. Delante de seis de las numerosas víctimas que se han presentado como parte civil, el procurador también ha mencionado los electroshocks que se aplicaban a los detenidos, entre ellos una mujer arrestada en mayo de 2011 en Damasco que fue también violada durante un interrogatorio. El tribunal ha oído también el espantoso relato de los horrores vividos por veinticuatro ex detenidos que ya habían testificado ante los investigadores alemanes.

También en ese centro de detención fue torturada hasta morir en 2013 Rehab Allawi, que fue la única mujer fotografiada por César, el ex miembro de la policía militar siria que había huido de su país ese mismo año llevándose miles de clichés de cadáveres de prisioneros muertos por los suplicios sufridos durante su detención. Desde entonces, esa joven se ha convertido en un icono de la revolución.

Fuera de este proceso, Anwar Raslan también es sospechoso de haber encargado el asesinato de un médico miembro del Partido Socialista sirio de Douma, capital de la provincia de Ghouta Oriental. Pero, por el momento, la familia del médico todavía duda si testificará contra él.

No obstante, el proceso se revela más complicado de lo que parecía porque, extrañamente, el ex jefe de investigación de la sección 251 fue repatriado por el Ejército Sirio Libre y después participó en las negociaciones de Ginebra en 2014 como consejero de la oposición en cuestiones de seguridad. Es cierto que se unió a ellos, lo que explica por qué no se imaginaba que un día podría ser molestado por la justicia.

Sin embargo, parece difícil creer que la oposición no conociera el pasado de este presunto torturador. "Hay que ponerse en el contexto de Siria, donde la práctica de la tortura es muy diferente de lo que se concibe en Europa", matiza Salam Kawakibi. "Mucho antes de la revolución, cuando yo dirigía el Instituto Francés de Oriente Próximo, en Alepo, unos gamberros rompieron los cristales del centro. La policía vino a investigar y comenzó a torturar a uno de los chavales del barrio. Yo protesté y el oficial me dijo: 'Pero, ¿de dónde sales tú?'. Es la base de nuestra investigación. Eso ocurre con naturalidad desde el momento que alguien entra en una comisaría".

Michel Kilo, que fue uno de los cerebros de la delegación de Ginebra, va mas allá: "Sabíamos que miles de los que se habían pasado a la oposición habían estado trabajando antes para los servicios secretos o para el ejército. Pero en Siria se dice, refiriéndose a un versículo del Corán, que las cosas después del Islam anulan las cosas de antes del Islam. Transponiéndolas a la época actual, quiere decir que no se debe buscar lo que ha pasado antes de la revolución, que la revolución borra lo que se haya hecho antes".

¿Será este proceso el punto de inflexión que aliente la iniciación de otros procesos en Europa? Firas Kontar, un opositor e investigador sirio que trabaja en temas de derechos humanos, es poco optimista. "La deserción de Anwar Raslan no hizo muy ruido en su momento, porque él no es más que un segundo espada. Mejor para las víctimas, pero, desgraciadamente, su proceso es una confesión de debilidad porque no es el de la cadena de mando y de los responsables directos de los crímenes en Siria, aunque eso no merme para nada su responsabilidad". Y añade que "el clan Assad debe estar riéndose del proceso a un oficial que desertó mientras los que siguen en sus puestos no tienen nada de que preocuparse. Aún peor, Ali Mamlouk, el jefe de inteligencia sirio, sigue viajando por Europa y últimamente se le ha visto en Italia".

Ziad Majed defiende otra posición: "Más allá de las controversias y de la persona de Raslan, hay tres elementos importantes. El primero es que este proceso revela la estructura carcelaria y la industria de la tortura y de la muerte del régimen de Assad ante los jueces y la justicia alemana e internacional. Es la primera vez y será un mensaje importante si alguna vez son inspeccionados la cadena de mando y los responsables de las prisiones y los centros de detención. El segundo elemento es que este proceso alentará otros -se está preparando ya un proceso en Suecia- y permitirá a muchos sirios explorar pistas en varios países para llevar ante la justicia a miembros o caciques del régimen responsables de crímenes de guerra o de crímenes contra la humanidad".

"El tercer elemento", continua el investigador, "es que, políticamente hablando, el proceso y las órdenes de detención, como las emitidas ya en Alemania y en Francia, contra responsables sirios, al igual que el último informe de la comisión de la ONU que confirma el uso por el régimen de armas químicas, están haciendo más difícil el proceso de normalización política y económica con Damasco. Sin contar que este proceso se está desarrollando en vísperas de la entrada en vigor del Caesar Act en Estados UnidosCaesar Act, una ley que permitirá mecanismos de sanción contra los Estados, sociedades o individuos que mantengan relaciones económicas con el régimen de Assad. Ciertamente, estamos lejos de la impunidad de este régimen, pero podemos considerar que hoy se han hecho algunos avances".

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En Damasco, el poder no parece estar preocupado por el proceso de Coblenza y ha mostrado el cinismo más cruel. Como ha revelado últimamente el diario L'Orient Le Jour, la foto de Rehab Allawi, la joven muerta torturada y asesinada cuando cayó en las garras de la sección 251, ha sido utilizada en un episodio de la serie policíaca siria titulada Entrevista con el señor Adam, difundida durante el Ramadán por dos cadenas de la televisión del país y por otra de Emiratos. En el cuarto episodio, se ve a dos personajes hablar del caso de una víctima de un asesinato no aclarado hojeando un dossier en el que aparece la foto de Rehab, reconocible sobre todo por su matrícula 2935 y el número de la sección 251 escrito en una hoja de papel pegado a su frente. "Parece que la productora no ha encontrado nada mejor que fotos de los logros del régimen asesino para convencer a los telespectadores de la brutalidad del sistema", denuncia una militante citada por el periódico de Beirut.

Traducción: Miguel López.

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