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Soldados israelíes, sorprendidos mientras saqueaban el patrimonio cultural palestino

El antiguo baptisterio de Tuqu, en un imagen de 1940.

En la noche del domingo al lunes, el Ejército israelí llevó a cabo en Cisjordania un robo a mano armada de una reliquia arqueológica bizantina en una aldena palestina de la zona de Belén. Y reivindicó, a su manera y horas más tarde, la responsabilidad del robo en un comunicado de la unidad responsable de “coordinar las actividades del gobierno en los territorios ocupados” (COGAT).

Según documentaron varios testigos, entre ellos un residente de la aldea palestina de Tuqu' (al sur de Belén) que tuiteaba un vídeo el lunes por la mañana (bajo estas líneas), o un fotoperiodista de la agencia de noticias palestina Wafa que publicó sus imágenes en Facebook, los soldados israelíes utilizaron un tráiler de ocho ruedas, dotado de una grúa, cargaron al alba un baptisterio del siglo VI, vestigios de una iglesia bizantina, en el vehículo para transportarlo al “yacimiento arqueológico” del asentamiento de Tekoa, a tres kilómetros de distancia.

El mismo baptisterio octogonal, que pesa ocho toneladas y está tallado en piedra rosa típica de la región, ya había sido robado en el año 2000 por traficantes de antigüedades del sitio de la antigua iglesia bizantina, donde se encontraba desde hacía siglos. La municipalidad lo halló dos años después y lo instaló para mayor seguridad en el centro del pueblo, cerca de la casa del alcalde, a la espera de la construcción de un museo. Este baptisterio, conocido por todos los especialistas locales en arte bizantino, es uno de los tres tallados en la misma piedra rosa. Una de las otras dos pertenece a la iglesia de Beit Jibrin, al oeste de Hebrón, y la tercera, descubierta el año pasado, está en la iglesia de la Natividad en Belén.

Según un comunicado emitido el lunes por el COGAT, los miembros de la Unidad Arqueológica de la Administración Civil [una unidad del Ejército responsable de la administración de los territorios ocupados], “protegidos por soldados de la Brigada Regional de Etzion, han devuelto al sitio arqueológico de Tekoa una reliquia arqueológica única, robada hace unos 20 años por traficantes de antigüedades [...]. En los últimos años la Unidad Arqueológica de la Administración Civil ha dedicado grandes esfuerzos a la búsqueda de los restos utilizando tecnología avanzada. Esta operación representa un aspecto adicional de las actividades llevadas a cabo por la Administración Civil para acabar con el robo de antigüedades y devolver los vestigios robados”.

En otras palabras, los soldados-ladrones devolvieron a sus legítimos dueños –los colonos de Tekoa– una pieza arqueológica que siempre les había pertenecido y que los habitantes de la aldea palestina de Tuqu' habían robado. Sería difícil llegar a una mentira más burda y a un argumento más cínico.

La simple consulta de los archivos fotográficos de la Escuela Bíblica de Jerusalén (obsérvese la imagen que ilustra esta información) muestra que los habitantes de la región y los visitantes extranjeros –arqueólogos, peregrinos, turistas, diplomáticos– llegaron a admirar las ruinas bizantinas bizantinas de Tuqu' y su baptisterio octogonal a finales del siglo XIX y principios del XX, es decir, varias décadas antes del nacimiento del Estado de Israel en 1948 y la fundación del asentamiento de Tekoa en 1975 o 1977, según las fuentes. Esto demuestra claramente la indecencia de la mentira de los militares. Pero también la magnitud de su ignorancia. O de su mala fe.

“El robo, llevado a cabo por Israel, de un baptisterio de la era bizantina es un acto abominable de violencia y de apropiación cultural”, estima Hanan Ashrawi, exministra de Educación Superior de la Autoridad Palestina y miembro del Comité Ejecutivo de la OLP. “Un rasgo característico del sistema colonial de ocupación y de opresión de Israel es su arrogante determinación de borrar la presencia, la cultura y el patrimonio palestinos, incluso mediante la apropiación y el robo ilegales de sus sitios y bienes. Esta política de saqueo sistemático es un crimen de guerra que no puede quedar impune”.

Dado que la impunidad es, junto con el poder militar, una de las principales armas de Israel, no cabe esperar que los soldados que participaron en este robo y que lo reclamaron con tanto cinismo sean castigados alguna vez. Sobre todo porque, cuando se trata de despreciar la ley y el orden, el ejemplo, a ellos, les viene de arriba. Del primer ministro. El pasado domingo 19 se celebraba la segunda sesión del juicio por corrupción, malversación y abuso de confianza. Y, lejos de asumir las acusaciones, señalaba, como los líderes del COGAT, a aquellos que opinan que debe rendir cuentas, acusando a su vez a policías, magistrados, periodistas, defensores de la ley de llevar a cabo una caza de brujas en su contra.

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Traducción: Mariola Moreno

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