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El gigante europeo de la electricidad EDF se alía en China con uno de los mayores criminales climáticos

Parque de energía eólica.

Mickaël Correia (Mediapart)

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Se trata de un contrato que pasó relativamente desapercibido. El 25 de marzo de 2019, con motivo de la visita de Estado del presidente chino Xi Jinping a París, la prensa francesa prefirió rendirse ante el gigantesco pedido chino de 300 Airbus.

Pero esta compra monstruosa ocultó el hecho de que, bajo los oropeles del Elíseo, el máximo responsable de EDF, Jean-Bernard Lévy, y el presidente del grupo energético China Energy, Wang Xiangxi, habían sellado el mismo día un acuerdo comercial bajo los aplausos de Emmanuel Macron y de su homólogo chino.

¿Con qué objeto? Una colaboración chinofrancesa por un montante de mil millones de euros para un proyecto eólico offshore frente a Dongtai, al norte de Shanghái. Se trata de la mayor inversión extranjera en China para este sector industrial.

Nueve meses después, entraban en funcionamiento 75 aerogeneradores instalados en alta mar, una forma de simbolizar la colocación de la primera piedra de las instalaciones. EDF y China Energy (también conocida como National Energy Investment Group) constituyeron acto seguido una empresa en junio de 2020 para gestionar el parque eólico.

Bruno Bensasson, director ejecutivo de EDF responsable de las energías renovables, se mostró entonces entusiasmado: “EDF se complace en acompañar a China [...] en sus ambiciones energéticas, contribuyendo al desarrollo de la electricidad descarbonizada en ese país”.

El grupo francés posee una participación del 37,5% en el parque eólico, mientras que el resto del capital está en manos de la compañía china. El proyecto concluirá a finales de 2021, con una capacidad total de producción de electricidad de 500 MW. Según China Energy, permitirá abastecer de electricidad a dos millones de hogares chinos.

“EDF ha invertido algo más de 150 millones de euros en el parque eólico de Dongtai. Participamos en el pilotaje del proyecto”, señala a Mediapart (socio editorial de infoLibre) EDF Renewables, filial verde del grupo, de la que depende el proyecto. “Tenemos tres directivos en puestos clave en la empresa de proyectos y están presentes en los órganos de gobierno”. 

El responsable de EDF, Jean-Bernard Lévy, asegura que estos acuerdos comerciales con China Energy “son sendos elementos impulsores para apoyar las ambiciones energéticas de China y la reducción de sus emisiones de CO2”.

“Tomando como punto de partida el proyecto de energía eólica offshore de Dongtai, ahondaremos en la cooperación con EDF en ámbitos como la energía eólica y la fotovoltaica”, prometió por su parte Liu Guoyue, director general del grupo chino.

Francia como socio en la transición energética de China, el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo. Así es la historia que intentó vender Emmanuel Macron.

El día de la firma del contrato en el Palacio del Elíseo, el presidente francés saludó “la construcción de un multilateralismo fuerte y eficaz, con la acción climática en el centro”. Y en su declaración conjunta, París y Pekín “reafirmaron su voluntad de abordar juntos los desafíos relativos al cambio climático [...], comprometiéndose a aplicar el Acuerdo de París en todas sus dimensiones”.

Pero el viento que hará girar las aspas de los aerogeneradores de Dongtai, está cargado de gases de efecto invernadero.

Un líder mundial del carbón

China Energy anunció que el parque eólico desarrollado con EDF debería evitar cada año la combustión de más de 440 000 toneladas de carbón, es decir, siempre según la compañía china, supondría aproximadamente una disminución de las emisiones de CO2 de un millón de toneladas.

¿Por qué esta comunicación del grupo chino en torno al carbón que no se consume? Si bien China Energy se ha convertido en uno de los campeones internacionales de la energía eólica, la empresa china es sobre todo el líder mundial del carbón, una roca fósil terriblemente perjudicial para el clima.

Principal contribuyente al calentamiento global, su combustión para producir electricidad genera el 45% de las emisiones mundiales de CO2.

Sólo el gigante de la energía posee unas 50 minas de carbón. Y aunque más del 80% del carbón tendría que permanecer bajo tierra hasta 2050 para mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2 °C, si lo comparamos con la era preindustrial, China Energy planea desarrollar en el futuro ocho nuevas y enormes minas en China y dos más en Australia.

La futura extracción de este carbón emitirá a la atmósfera tantos gases de efecto invernadero como un país como Suiza.

 

Premio Goldman 2020 –el equivalente al Premio Nobel del Medio Ambiente–, la activista contra el carbón y directora de la ONG Reclaim Finance Lucie Pinson señala: “China ha ratificado los Acuerdos de París, pero China Energy está consiguiendo abrir nuevas explotaciones mineras. Recordemos que para limitar el desbordamiento del clima, la producción mundial de carbón debería disminuir un 11% cada año hasta 2030”.

Además, la compañía de energía cuenta con un parque de más de 480 unidades de generación de energía basadas en el carbón. “China Energy sigue siendo el principal constructor de centrales eléctricas de carbón a escala mundial”, continúa Lucie Pinson. “La empresa participa actualmente en el desarrollo de 53 GW de infraestructuras de combustibles fósiles, lo que supone casi 15 veces el número de centrales de carbón de Francia. Sin embargo, salir rápidamente del carbón es el primer paso para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero...”.

El climatólogo estadounidense Richard Heede, del Climate Accountability Institute, pionero en el campo de la responsabilidad climática de las empresas, ha calculado para Mediapart de las emisiones de esta multinacional a la que se ha asociado EDF (véase la Caja Negra).

Teniendo en cuenta los volúmenes y la calidad del carbón extraído y vendido por la empresa, así como las emisiones de gases de efecto invernadero por las operaciones mineras del grupo, el investigador estima que China Energy regurgitó a la atmósfera, en 2019, 1.549 millones de toneladas de equivalente en CO2. Lo que supone más de tres veces y media las emisiones de Francia en el mismo año, en términos de gases de efecto invernadero.

“Las emisiones totales atribuidas a esta empresa corresponden al 3,9% de las emisiones mundiales relacionadas con los combustibles fósiles y la fabricación de cemento”, explica Richard Heede. “China Energy es, por tanto, el segundo principal contaminador de combustibles fósiles del planeta, por detrás de la compañía petrolera saudí Saudi Aramco y por delante de la compañía de gas rusa Gazprom”.

A preguntas de Mediapart, EDF Renewables se limitó a afirmar de su socio comercial: “China Energy es hoy el segundo actor mundial de las energías renovables (en términos de energía eólica terrestre y marina, así como de energía solar). Nos asociamos, en algunos de nuestros proyectos renovables, con estos nuevos actores para apoyar las ambiciones de los países en la transición energética”.

“Los proyectos renovables de China Energy son sólo un escaparate político”

Durante la visita de Estado del presidente chino a Francia el 25 de marzo de 2019, el directivo de China Energy recordó al director general de EDF, Jean-Bernard Lévy, que “ambas partes deben aprovechar sus respectivas ventajas para completar su actual proyecto conjunto de Shandong Zhonghua Power Company”.

Aunque EDF se anuncie como promotora de la energía verde en todo el mundo, la empresa francesa tiene una participación conjunta con China Energy en Shandong Zhonghua Power Company, un consorcio de tres gigantescas centrales de carbón en la provincia oriental china de Shandong.

EDF posee el 19,6% del capital de estas instalaciones climaticidas; el 29,4% de la compañía eléctrica CLP, con sede en Hong Kong, y el 51% de China Energy. La participación francesa se remonta a 1997 para una operación considerada en su momento como el mayor proyecto de empresa conjunta jamás desarrollado en el sector eléctrico en China.

El grupo EDF no ha facilitado a Mediapart los beneficios anuales que obtiene de sus acciones en Shandong Zhonghua Power Company, pero afirma que las tres centrales son “rentables”.

Sin embargo, estas infraestructuras de combustibles fósiles, construidas entre 1987 y 2004, son plantas “subcríticas”, según la terminología internacional. Una clasificación que designa a estos regurgitadores de CO2 como centrales de eficiencia energética mediocre y ultracontaminantes: las instalaciones copropiedad del buque insignia de la energía francesa y del contaminante chino del medio ambiente emiten de media un 75% más de carbono y consumen un 67% más de agua que las centrales de última generación.

Sin embargo, en lo que llama su “razón de ser” –el proyecto empresarial a largo plazo recogido en los estatutos del grupo desde 2020–, EDF mantiene: “Frente a la emergencia climática, queremos inventar, allí donde estemos presentes, un nuevo modelo energético: menos emisor de CO2, más eficaz, más respetuoso con el medio ambiente y la población”.

En un estudio publicado por Nature el pasado mes de marzo, los científicos determinaron que el 18% de las centrales eléctricas de carbón de China –186 de 1.037– deberían ser desmanteladas lo antes posible debido a su obsolescencia técnica, económica y medioambiental, para que el país pueda cumplir los objetivos climáticos mundiales.

Contactado por Mediapart, el investigador que coordinó este estudio, Ryna Yiyun Cui, del Center for Global Sustainability, de Maryland (Estados Unidos), certifica que la central de Shiheng-1, una de las instalaciones de las que son copropietarios EDF y China Energy, a través de Shandong Zhonghua Power Company, se encuentra entre las 186 centrales de carbón chinas que deberían “cerrarse primero y rápidamente” para limitar la crisis climática.

Además, Ryna Yiyun Cui estima que para evitar una trayectoria de calentamiento superior a 1,5°C, tres de las siete unidades de generación de energía a partir de carbón que componen las tres plantas de Shandong Zhonghua Power Company deberían haber sido desmanteladas en 2020, y las otras cuatro deberían estar fuera de servicio en el periodo 2022-2023.

A petición de Mediapart, EDF no quiso comentar el estudio y se limitó a responder que sus tres centrales eléctricas cumplen las leyes en cuanto a emisiones de polvo, azufre y nitrógeno. Preguntados por la fecha de desinversión de estas centrales de carbón, el grupo francés responde: “Nos hemos comprometido a dejar de usar carbón antes de 2030. No podemos proporcionar más detalles sobre Shandong Zhonghua Power Company”.

En la actualidad, las tres centrales francochinas tienen una capacidad de generación de energía seis veces superior a la del futuro parque eólico de Dongtai, 3.060 MW frente a 500 MW.

Emiten cada año a la atmósfera cerca de 21 millones de toneladas de CO2, desde la adquisición de EDF en 1997, estas centrales escupen una vez y media más de CO2 que lo que actualmente emite Francia en un año.

Con lo que tanto el alcance climático de los aerogeneradores de Dongtai como el discurso de EDF son papel mojado.

“Los proyectos de energías renovables de China Energy, como el parque eólico de Dongtai, no son más que un escaparate político”, afirma John Seaman, investigador y experto en geopolítica energética y recursos naturales en Asia del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (Ifri). “El grupo industrial debe reflejar las ambiciones del Estado central de hacer más ecológica su economía. Su sitio web y sus comunicados de prensa utilizan exactamente el mismo lenguaje de Xi Jinping”.

Desde 2018, Xi Jinping ha repetido machaconamente en sus discursos la necesidad de “crear las condiciones para una civilización ecológica”. Desde entonces, el país asiático se ha convertido en el número uno del mundo en instalaciones de energía solar y eólica. El 22 de septiembre de 2020, para sorpresa del mundo, el líder chino declaró durante una sesión de la Asamblea General de la ONU: “Nuestro objetivo es empezar a reducir las emisiones de CO2 antes de 2030 y lograr la neutralidad del carbono antes de 2060”.

Sin embargo, en la actualidad, más del 50% del consumo energético de China sigue procediendo del carbón y, a pesar de las medidas estatales de congelación de la construcción de centrales eléctricas en 2016, China construyó en 2020 el triple de nueva capacidad de combustión de carbón que el resto de países del mundo juntos.

“No se descarboniza un país añadiendo energía verde”

Efectivamente, China Energy parece desafiar el compromiso de Xi Jinping de descarbonizar su país. La empresa climaticida está llevando a cabo una intensa labor de lobby a favor del carbónlobby a través del Consejo de Electricidad de China, una organización del sector que reúne a las 16 principales empresas energéticas del país. “Un ejemplo típico del poder político de China Energy”, según John Seaman, de Ifri.

Desde 2019, la agrupación empresarial reclama un aumento del 30% de la capacidad eléctrica nacional de carbón para 2030, de 1.050 GW a 1.300 GW. “Esta capacidad propuesta es casi el doble del nivel compatible con un calentamiento global de 1,5 °C”, lamenta Lauri Myllyvirta, analista del Centre for Research on Energy and Clean Air (Crea). “Si el Consejo chino de Electricidad de China se sale con la suya, podrían añadirse hasta 150 grandes centrales de carbón de aquí a 2025”.

El incendiario lobby climático del Consejo chino de Electricidad se desarrolló cuando el Gobierno central estaba debatiendo acaloradamente la elaboración de su próximo 14º Plan Quinquenal para China.

Esta hoja de ruta económica establece, entre otras cosas, importantes objetivos energéticos para 2021-2025. Como primer paso hacia la neutralidad del carbono para 2060, según palabras de Xi Jinping, el 14º plan lo consideran los activistas contra el carbón como “uno de los documentos más importantes del mundo para los esfuerzos de lucha contra el cambio climático”.

El 5 de marzo, el primer ministro chino Li Keqiang desveló el primer esbozo de este 14º plan. El trabajo de menoscabo de China Energy ha dado sus frutos. Li Keqiang declaró solemnemente que, en 2025, las energías renovables representarán el 20% del consumo energético total de China. A continuación, añadía: “A la vez que se promueve el uso limpio y eficiente del carbón”.

Todo ello deja a China Energy vía libre para seguir explotando sus siniestras centrales térmicas con EDF. Y todo ello, revestido de verde gracias a la excelencia industrial francesa.

Frente al feroz lobby fósil de China Energy contra el Gobierno central chino, EDF Renovables defiende su asociación climática argumentando: “Acompañamos al país en su transición mediante nuevas instalaciones como las de Dongtai, pero también con proyectos eólicos y solares en tierra. Entre 2015 y 2020, la capacidad solar y eólica instalada en China experimentó un crecimiento medio del 25% anual”.

“Estamos claramente ante una estrategia empresarial de EDF, más que ante una estrategia de descarbonización para una transición ecológica”, analiza Lucie Pinson, de Reclaim Finance. “No se descarboniza un país añadiendo energía verde, sino acabando definitivamente con los combustibles fósiles”.

¿Habrá EDF blanqueado a uno de los mayores contaminadores del clima del planeta para hacerse un hueco en el jugoso y floreciente mercado eólico de China?

En el horizonte de 2030, se espera que el país cuente con casi la mitad de las turbinas eólicas marinas del mundo. En cuanto al proyecto de Dongtai, ha permitido a EDF convertirse en el primer promotor extranjero de energía eólica offshore que entra en China. La compañía eléctrica francesa será así la primera en inaugurar turbinas eólicas marinas en China, con el primer parque eólico marino francés previsto para 2022 frente a Saint-Nazaire.

“Las energías renovables están creciendo con fuerza en China porque el país tiene grandes ambiciones en materia de energías renovables. Es un mercado estratégico, una oportunidad de desarrollo para nuestra empresa”, precisa EDF Renewables a Mediapart. “En 2020, China tenía un parque eólico marino de 6,8 GW y su capacidad prevista para 2030 es de 40 a 50 GW, es muy prometedor”.

Una visión verde de los negocios, que no comparte la “Nobel del medio ambiente”, Lucie Pinson.

“EDF, una empresa en la que el Estado francés posee más del 80% del capital, sigue sumida en el carbón con una de las peores empresas perjudiciales para el clima”, recuerda. “Ante la proximidad de la COP26, Emmanuel Macron debería empezar por desprenderse de estas centrales chinas en lugar de dar lecciones de transición ecológica en todo el mundo”.

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Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

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