Lo mejor de Mediapart

La ultraderecha rivaliza este domingo en Sajonia-Anhalt con la CDU de Merkel en vísperas de las elecciones a la Cancillería

El presidente del partido Unión Demócrata Cristiana (CDU), Armin Laschet.

Thomas Schnee (Mediapart)

  • Este artículo está disponible sólo para los socios y socias de infoLibre, que hacen posible nuestro proyecto. Mediapart, socio editorial de infoLibre, es un diario digital francés de pago del que traducimos sus mejores artículos. Ya sabes que puedes regalar una suscripción haciendo click aquí. Si no lo eres y quieres comprometerte, este es el enlace. La información que recibes depende de ti

Para “tocar a rebato” y “despertar a la mayoría silenciosa del partido conservador”, hace menos de un año que el informático Markus Ditz se unió a la federación estatal de la CDU del land de Sajonia-Anhalt. “Vengo de un entorno cristiano, donde la tolerancia y los valores sociales están por encima de todo. Pero dada la situación de mi región y de mi partido con respecto a la extrema derecha, temo que los diques no aguanten. Quería hacer algo”, explica.

Sajonia-Anhalt, región minera y agrícola, es el más pobre de los cinco länder de la antigua RDA y uno de los más afectados por el éxodo población desde la reunificación. Su población de dos millones de habitantes tiene la edad media más alta de Alemania (47,9 años).

Todas estas características le han abonado el terreno al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), que ha jugado constantemente con el miedo a la decadencia social y a los migrantes y, luego, con el abandono del carbón.

Sobre esta base, la AfD logró el 24,3% de los votos en sus primeras elecciones, en 2016. Un verdadero terremoto. De hecho, los conservadores (29,8%) sólo pudieron mantener el liderazgo de la región gracias a una coalición “republicana”, integrada por los socialdemócratas (10,6%) y los ecologistas (5,2%).

Hoy, los sondeos apuntan a que la reedición de esta alianza no es pan comido: “La coalición ha hecho su trabajo sin cometer grandes errores, pero ha habido muchos enfrentamientos entre los socios y eso no gusta a los votantes”, dice Markus Ditz.

No es descabellado que la AfD supere a la CDU en las elecciones regionales previstas para este domingo 6 de junio o al menos que se sitúe en una posición de fuerza suficiente como para obligar a los conservadores a colaborar con ella.

“Por eso queríamos actuar con antelación. Remitimos una carta abierta a nuestros dirigentes y candidatos, pidiéndoles que se comprometan públicamente a no colaborar con la AfD después de las elecciones”, prosigue Markus Ditz, que, con una cuarentena de militantes, ha colanzado la “plataforma de los democristianos comprometidos con una nueva CDU en Sajonia-Anhalt”, ideológicamente cercana a la línea de la futura excanciller Angela Merkel.

Ditz, que vive en Halle, donde en 2019 el ataque a una sinagoga por parte de un activista identitario se saldó con dos muertos, no es, sin embargo, muy optimista: “Hemos tenido muchas respuestas de las bases. Pero entre los dirigentes regionales sólo la ministra regional de Justicia, Anne-Marie Keding, nos apoyó... antes de retirarnos su respaldo”, explica.

Para el periodista y escritor Michael Kraske, que acaba de publicar un libro sobre la radicalización de la AfD, el “coqueteo” entre algunos conservadores locales y la AfD es un problema a largo plazo: "Desde hace mucho tiempo, hay fuerzas importantes en la CDU del Este, especialmente en Sajonia, Turingia y Sajonia-Anhalt, que quieren acuerdos con la AfD. El argumento recurrente es que no se puede ignorar al 25% de los electores que votan a este partido nacionalista y xenófobo. Según los defensores de esta propuesta, la única manera de recuperarlos es escuchar sus posiciones y trabajar. Si la AfD vence, la situación podría irse rápidamente de las manos”, argumenta.

En Sajonia-Anhalt, el “coqueteo” se ha hecho muy evidente en el Parlamento regional. Por ejemplo, cuando, en 2017, algunos de los diputados conservadores apoyaron la moción de la AfD que derivó en la constitución de una comisión de investigación sobre el extremismo de izquierdas.

O, en 2020, cuando la coalición gobernante en Magdeburgo estuvo a punto de romperse porque la mayoría de los diputados de la CDU querían apoyarse en sus colegas de la AfD para bloquear el plan del gobierno regional de votar un aumento del canon mensual de televisión.

Para evitar el desastre, el ministro presidente Reiner Haseloff retiró el texto en el último momento. También destituyó al ministro regional del Interior, Holger Stahlknecht, uno de los instigadores de la operación y abierto partidario de un gobierno conservador en minoría, tolerado por la AfD.

Sin embargo, el premio es para la “hoja de ruta estratégica”, redactada en 2019 por Lars-Jörn Zimmer y Ulrich Thomas, miembros de la dirección regional de la CDU. En ella, ambos explicaban que el gran partido conservador no había combatido suficientemente “las corrientes multiculturales de los partidos de izquierda”. También recomendaron reactivar el partido “reconciliando lo nacional y lo social”.

A pesar de su renuncia a la dirección regional, ambos hombres son ahora vicepresidentes del grupo parlamentario regional y, respectivamente, el número 3 y el número 4 de la lista electoral conservadora.

El domingo, se espera que los Verdes dupliquen el (corto) resultado de 2016 y que el partido liberal vuelva el Parlamento. La perspectiva de una nueva coalición "republicana", en torno a los conservadores, sigue siendo posible independientemente de los resultados de la AfD.

Pero, como demuestra la controversia nacional surgida a raíz de los comentarios del responsable federal en los nuevos länder Marco Wanderwitz, esa opción no resuelve en absoluto el problema de los conservadores frente a la extrema derecha.

Miembro de la CDU sajona y designado por Merkel como portavoz oficial de los alemanes del Este en el Gobierno, Marco Wanderwitz optó por expresar su opinión sobre los numerosos votantes de la AfD en el Este: “Se trata de personas que fueron socializadas por la dictadura de tal manera que, incluso después de treinta años, no han llegado a la democracia”, declaró al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, para significar que este electorado sería difícilmente recuperable.

Estas declaraciones no gustaron en las filas de la CDU. Es crucial hacer una “clara distinción” entre los extremistas y la mayoría de la población, replicó el ministro-presidente de Sajonia, Michael Kretschmer, conocido por haber guardado silencio durante mucho tiempo sobre el fuerte desarrollo de la extrema derecha en su región.

“No debemos estigmatizar a todas las personas del Este. Pero la realidad que a la CDU le cuesta nombrar es que una cuarta parte del electorado del Este vota a un partido político que, en parte, se ha sumado a la esfera ideológica neonazi y, por tanto, está en parte vigilado por la inteligencia interna. Tampoco debemos olvidar el problema del fascismo y el racismo en la RDA, ignorado durante mucho tiempo, ni el hecho de que los dirigentes del Este a menudo compensaban la depresión económica y social con ‘patriotismo local’, lo que no mejoraba las cosas”, afirma Michael Kraske.

En las filas conservadoras, esta dificultad para nombrar al enemigo de la extrema derecha se da a nivel nacional, como demuestra la actitud de Armin Laschet –que se impuso en la carrera por la sucesión de Angela Merkel– frente a la corriente ultraconservadora de su partido, la “WerteUnion” (“Unión de valores”).

Desde 2015, esta última federa a los militantes más reaccionarios de la CDU, como su nuevo presidente, el economista Max Otte, miembro de la CDU pero también expresidente de una fundación política cercana a la AfD, o Klaus Dageförde, el vicepresidente, que entró en la CDU en 2004 tras haber sido un activista neonazi conocido por la Policía.

La WerteUnion, que odia profundamente todo aquello por lo que ha luchado Angela Merkel, sueña con influir en la dirección del partido, al igual que ocurrió con el movimiento “Tea Party” en Estados Unidos, que ayudó a llevar a Donald Trump a la presidencia del país en 2016.

Es evidente, por tanto, que un éxito de la AfD en Sajonia-Anhalt no sólo supondría el debilitamiento del líder pro Merkel de la CDU, sino también la revigorización de esta corriente ultraconservadora partidaria de una cierta tolerancia con la extrema derecha.

Pero, por el momento, Armin Laschet prefiere ignorar el peligro. Este “minúsculo” movimiento está muy “sobrevalorado”, explicó el jueves, garantizando incluso que “es un fenómeno que no tiene ningún impacto en el recorrido de la CDU”.

La CDU de Merkel se impone ampliamente en las elecciones clave de Sajonia-Anhalt

La CDU de Merkel se impone ampliamente en las elecciones clave de Sajonia-Anhalt

Traducción: Mariola Moreno

Leer el texto en francés:

Más sobre este tema
stats