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Cinco tiros en la sede de una televisión y amenazas mafiosas: el periodismo de alto riesgo en Países Bajos

El periodista holandés Peter R. de Vries.

Antoine Mouteau (Mediapart)

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Peter R. de Vries, con la mirada fija, el rostro inexpresivo, escucha atentamente a la presentadora del programa Boulevard de la RTL que se encuentra a su lado. Eran más de las siete de la tarde cuando le pregunta por el asesinato, hace dos años, de un peluquero en las afueras de Ámsterdam. Como es habitual en él, el periodista opina sobre la culpabilidad del presunto autor. Menos de media hora después, cuando trataba de llegar a un aparcamiento situado a pocos metros de los estudios de la RTL, en el centro de la capital, recibía cinco disparos que le llevan a debatirse, todavía en el momento de escribir estas líneas, entre la vida y la muerte.

La noticia llegó inmediatamente a todas las pantallas de los neerlandeses. El shock fue inmenso. Peter R. de Vries es una estrella. Para muchos, es prácticamente uno más de la familia. Durante casi 17 años, de 1995 a 2012, presentó un programa de televisión, Peter R. de Vries, periodista de sucesos, dedicado a crímenes importantes. Mitad periodista, mitad detective privado, se dio a conocer en el extranjero en 2005 con el caso Natalee Holloway, una joven turista estadounidense desaparecida en Aruba, una isla caribeña del Reino de los Países Bajos.

Durante un tiempo acompañó a la madre de Natalee Holloway en la búsqueda de su hija. Para conseguir la confesión de Joran van der Sloot, un joven de Aruba, al que considera sospechoso del homicidio de Natalee Holloway, de Vries no duda en pagar a un delincuente local. Una grabación de la conversación mantenida conduce a la reapertura de la investigación por parte de las autoridades de Aruba. En Estados Unidos, su reportaje le valió un premio Emmy. En cambio, en los Países Bajos su manera de trabajar le valió la animosidad de los sospechosos, a los que no temía enfrentarse. Muchos holandeses aún recuerdan la vez en que un Joran van der Sloot encolerizado le echó un vaso de vino a la cara en un plató de televisión.

Mafia de la cocaína

Así que Peter R. de Vries no sólo ha hecho amigos a lo largo de su carrera. En este contexto, es difícil determinar quién podría odiarlo tanto como para intentar matarlo. Aunque las autoridades mantienen un perfil bajo, los medios de comunicación holandeses no han tardado en establecer la conexión con un pez muy gordo con el que Peter R. de Vries se había enfrentado recientemente: el muy temido Ridouan Taghi, presunto jefe de la mafia local de la cocaína.

El ataque del que Peter R. de Vries ha sido víctima es similar al que sufrió hace dos años el abogado Derk Wiersum, asesinado a tiros frente a su casa en un barrio residencial de Ámsterdam. Derk Wiersum había representado a un testigo clave en un caso de asesinato relacionado con las drogas. En ese momento, Ridouan Taghi, el sospechoso número uno del asesinato, era el criminal más buscado del país. Sería detenido unos meses después en Dubái, desde donde fue extraditado a los Países Bajos, donde está a la espera de juicio en una prisión de alta seguridad.

Se sospecha que Ridouan Taghi ordenó el asesinato del abogado Derk Wiersum para silenciar al testigo clave, un arrepentido de la mafia holandesa de la cocaína. El lunes se inició el juicio contra los presuntos asesinos de Derk Wiersum. Por el momento, no se espera que Ridouan Taghi comparezca, ya que las autoridades no han reunido suficientes pruebas de su posible implicación. Pero antes que el abogado Derk Wiersum, también había sido asesinado el hermano del testigo clave. Y desde hacía varios meses, Peter R. de Vries se presentaba como confidente de dicho testigo.

“Narcoterrorismo”

Algunos colegas de De Vries aseguran no estar sorprendidos por lo ocurrido. Mick van Wely es reportero de sucesos del periódico De Telegraaf. Debido a las graves amenazas relacionadas con la mafia de la cocaína, se encuentra bajo protección policial. En su opinión, su país es víctima del “narcoterrorismo”. Durante diez años, el Gobierno del primer ministro liberal de derechas Mark Rutte no hizo nada para luchar contra esta lacra y “los Países Bajos están pagando ahora el precio”. “Los Países Bajos se han convertido en el mayor productor de drogas sintéticas, la mayoría de los envíos de cocaína transitan por él”, precisa a Mediapart (socio editorial de infoLibre).

Mick van Wely conoce a Peter R. de Vries desde hace veinte años. Lo considera una fuente de inspiración de la que “ha aprendido mucho”. Intentó disuadirle de que se convirtiera en confidente del testigo clave y, sobre todo, de que rechazara cualquier tipo de protección policial, pero Peter R. de Vries es “tenaz”; “es tozudo como una mula”.

En 2019, el asesinato de Derk Wiersum pareció haber despertado a Holanda. “Nunca más”, dijo entonces el ministro de Justicia, Ferdinand Grapperhaus. Pero dos años después, el nivel de violencia ha ido a más. Según informan los medios de comunicación holandeses, citando fuentes anónimas conocedoras del caso, el pasado fin de semana la delincuencia organizada estaba planeando un ataque con cohetes contra los estudios de grabación de RTL Boulevard, de los que había salido Peter R. de Vries antes de ser disparado. El sábado se evacuó el edificio y se canceló el programa.

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Traducción: Mariola Moreno

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