Club de lectura

‘Aquí vivió’, junto a Isaac Rosa

'Aquí vivió', de Isaac Rosa y Cristina Bueno.

Abril Gómez de Enterría

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Os dejamos esta sala para que comentéis vuestras lecturas y nos ayudéis a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a losdiablosazules@infolibre.es para hacernos llegar vuestras sugerencias. losdiablosazules@infolibre.es Como ya explicamos en una ocasión anterior, el club de lectura de Casa del Libro de Gran Vía (Madrid) surge en 2012 a cargo de la librera Marisa Mayoral, y desde noviembre de 2014 lo coordina Abril G. de Enterría. Cada mes proponemos un libro (habitualmente novela o compilación de relatos, aunque estamos introduciendo nuevos géneros) y tratamos de que en la tertulia nos acompañe el autor o, en su defecto, el editor, traductor o alguna persona relacionada de alguna manera con la obra elegida. 

El club se reúne, de forma habitual, el último o penúltimo lunes de cada mes, en horario de siete a nueve de la tarde, en la sala de actividades de la tercera planta de nuestra librería de Gran Vía, 29. Los encuentros son abiertos y gratuitos y suelen participar entre 15 y 20 lectores, en su mayoría mujeres, que son quienes dotan de contenido los encuentros y dan sentido a la existencia de esta actividad en nuestra librería. El objetivo de estas tertulias es compartir las impresiones que nos generan las obras elegidas, tratando de profundizar en el análisis de las mismas y relacionándolas con el mundo que nos rodea y las vivencias de quienes participan en los encuentros.

Aquí vivió. Historia de un desahucioIsaac Rosa y Cristina BuenoNube de TintaMadrid2016

En nuestro encuentro de la semana pasada tuvimos la oportunidad de comentar con Isaac Rosa Aquí vivió. Historia de un desahucio, un cómic ilustrado por Cristina Bueno, que aporta una buena dosis de luz sobre un tema tan oscuro como es el de los desahucios y la problemática de vivienda en general. Isaac Rosa es autor de un par de cuentos publicados en prensa en torno al drama de los desahucios, pero en esta ocasión ha querido presentarlo en forma de cómic por los recursos que ofrece este género y que fuimos desgranando a lo largo de la tertulia.

Comenzamos hablando de las alegrías que ha proporcionado este libro a sus autores, entre las que cabe destacar la oportunidad de generar debates en torno a la problemática de vivienda tanto en tertulias literarias como en colectivos de activistas, familias e institutos; pues, gracias a que está presentado en forma de cómic, el texto resulta accesible y atractivo para jóvenes y adultos. Isaac nos explicó que con este libro pretendía ir más allá de las imágenes de desahucios que han mostrado los medios de comunicación en los últimos años, tratando de recuperar otra mirada sobre la problemática de la vivienda y, sobre todo, mostrar el trabajo de activistas y afectados.

Hablamos de la línea de dibujo empleada, que juega con las luces y las sombras a través de un dibujo amable y luminoso, y de la importancia para el autor de presentar una ficción donde se evite lo previsible; pues esta historia no es una crónica en forma de cómic sino una historia de ficción que se basa en muchas historias reales, con la que pretende acercar el problema de la vivienda a los lectores. Isaac nos explicó el proceso de construcción e ilustración de la historia, en el cual fue reduciendo el texto con cada revisión del guión con el fin de dar un mayor protagonismo a las imágenes (que sugieren un buen número de contenidos implícitos). Para su elaboración consultó a un destacado autor de cómic, Antonio Altarriba, que le facilitó algunos de sus detalladísimos guiones que permitieron a Rosa tanto definir el tratamiento que quería dar a su historia como elaborar su propio guión técnico, en el que la paginación resulta fundamental (la vuelta de hoja, el número de viñetas que nos vamos a encontrar, etc.), tratando de buscar en todo momento la concordancia entre el texto y la ilustración y haciendo uso de los recursos que ofrece el cómic a un escritor. Nuestros lectores ciegos, Alberto y Elena, destacaron la calidad del guión que el autor les facilitó amablemente, guión que les permitió acceder a la obra e imaginar las ilustraciones con detalle, eliminando las barreras que supone a lectores como ellos una publicación basada en la ilustración.

Isaac compartió con los lectores sus reflexiones en torno a si hablar de cómic (o incluso de tebeo) o de novela gráfica. Así, aunque hay autores que apuestan por entender el cómic como la presentación de historias más o menos largas en forma de capítulos y la novela gráfica como una historia completa recogida de principio a fin en un solo volumen; Rosa entiende la novela gráfica como el texto de carácter intimista presentado en primera persona, por lo que en su caso prefiere hablar de cómic, que es el género al que se acercó desde su infancia y que ha querido recuperar en Aquí vivió.

Su lectura nos permitió reflexionar sobre lo que sucede a nuestro alrededor y acercarnos al trabajo que realizan quienes participan en la lucha contra los desahucios a través de colectivos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y otros grupos de vivienda, que actúan a nivel local para evitar que miles de familias pierdan su casa ante la situación de crisis que vivimos. La acción de estos colectivos de vivienda va más allá, como vimos en la conversación con Isaac, puesto que no se limita a parar los desahucios en el momento en que éstos van a producirse, sino que ejercen una importante labor de asesoramiento a las familias, negociación con las entidades bancarias y la Administración, búsqueda de alternativas habitacionales a través de la recuperación de bloques de viviendas vacías de la SAREB y otras entidades financieras y, sobre todo, generan un espacio de apoyo mutuo que permite recuperar la confianza y la autoestima de las afectadas, empoderándolas para la defensa del derecho humano y constitucional de disponer de una vivienda digna en la que cobijarse. Esto se aprecia bien en el cómic, especialmente en momentos como el de la actuación de las protagonistas en el momento en que van a reclamar al director de la oficina bancaria por el desahucio de Carmen, y este empoderamiento de sus protagonistas (afectadas y activistas) es el que lleva a Isaac afirmar con rotundidad que Aquí vivió es un cómic de superhéroes. Un cómic de superhéroes con el que el autor tiene como objetivo que los lectores participen en los grupos de vivienda de su entorno y de esa manera puedan conocer esta realidad de primera mano.

Hablamos del funcionamiento asambleario de estos grupos de vivienda y lo hicimos en un espacio, el de nuestra tertulia, que para alegría del autor (y espero que de los presentes) se convirtió sin querer en una asamblea improvisada en la que cada componente del grupo aportaba su visión de la realidad y aplaudía o criticaba con sus comentarios tanto Aquí vivió como la realidad en la que se basa la historia. Pudimos hablar de las dificultades con las que se encuentran las personas afectadas por el problema de vivienda, los activistas y el resto de la sociedad que participa en mayor o menor medida en esta lucha. Explicamos los objetivos, métodos y resultados de la denominada Obra Social de la PAH, dedicada a okupar (término ya admitido con esta grafía en la última edición del Diccionario de la Lengua Española) bloques de viviendas vacías con el fin de dotar de una alternativa habitacional a las afectadas por desahucios y ejercer de esta manera presión sobre los principales responsables de su situación para que ofrezcan a las familias la garantía de soluciones estables ante su problema. Reflexionamos sobre las dos peticiones básicas de estos grupos de vivienda en los casos de desahucio de viviendas hipotecadas por imposibilidad de impago: la dación en pago (liberación de la deuda con la recuperación de la vivienda por parte de la entidad crediticia) y el alquiler social (ofrecimiento de una solución habitacional a través de un alquiler asumible por las familias desahuciadas, a ser posible en la misma vivienda para permitir que las familias mantengan el arraigo). Y hablamos también de otras problemáticas relacionadas con la vivienda, más allá de las consecuencias inmediatas de un desahucio (punta visible de un inmenso iceberg) y del largo proceso que lo precede, como la dificultad que tienen los jóvenes para emanciparse, la vuelta de adultos al hogar de sus progenitores (a veces incluso familias completas que se ven obligadas a instalarse en la casa de los abuelos), las dificultades de acceso a la vivienda cuando se rompe la unidad familiar por divorcio o separación, la existencia de cláusulas suelo y otras condiciones hipotecarias que sumadas a una situación de crisis y aumento del paro hacen que una buena parte de las familias dediquen una parte ingente de sus salarios o subsidios al pago de la hipoteca, el elevado precio del alquiler en comparación con otros países de nuestro entorno, el aumento del endeudamiento por las soluciones de refinanciación ofrecidas por los bancos, o la dificultad de hacer frente al pago de los suministros básicos (luz, agua, calefacción) incluso entre aquellos que cuentan con una vivienda en propiedad o un alquiler de renta antigua y que han visto notablemente reducidos sus ingresos salariales o de pensión ante un encarecimiento de la vida. Y también dejamos lugar a la reflexión en torno a la criminalización de la pobreza y a la ligereza con la que se están produciendo los desahucios, fruto de la aplicación de un proceso mecánico sin atender a la problemática social y a las consecuencias que el acto de aplicar la ley sin miramientos tiene sobre las personas afectadas (suicidios, soledad, anteposición del valor de la propiedad sobre el bienestar de las personas, etc).

Conversamos sobre la solidaridad que despertó la visibilización de los desahucios en nuestro país, donde muchas personas no directamente afectadas se han sumado a los colectivos que luchan por el problema de vivienda, pero Isaac llamó nuestra atención al explicarnos una de sus repercusiones a nivel internacional: el apadrinamiento de familias desahuciadas por parte de familias noruegas, que comenzó con el caso de Azucena. Así, la España que apadrinaba niños de otros continentes en situación de pobreza, se convertía en la principal beneficiaria de una nueva forma de apadrinamiento, esta vez procedente de nuestros vecinos del norte. Por supuesto, esta repercusión no se quedó ahí, pues en otros muchos países de Europa como Italia o Bélgica fueron surgiendo grupos de vivienda, "stop desahucios", a raíz de los cuales se han realizado encuentros internacionales de activistas y afectados para tratar de coordinar el trabajo que desempeñan y aprender los unos de los otros. Y hablamos también de las protagonistas del libro, que son en su mayoría mujeres porque en los casos de defensa de la vivienda éstas también adoptan un papel protagonista.

Ante la pregunta de uno de los participantes en la tertulia, reflexionamos en torno a los logros alcanzados por estos grupos de vivienda y su repercusión en las políticas ejercidas por nuestros gobernantes. Encontramos que, más allá de la paralización de desahucios, las protestas y acciones en contra de los desahucios y por el derecho a la vivienda que se han mantenido a lo largo de la última década (recordemos que la PAH surge en 2008, cuando ya estaban activos en nuestro país otros colectivos agrupados en movimientos sociales como V de Vivienda), se han puesto en marcha medidas ciudadanas como llevar al Congreso la Iniciativa Legislativa Popular sobre por la dación en pago, que fue desestimada en 2013 pero dio lugar a nuevas ILP de carácter autonómico y leyes en Cataluña, Andalucía, Canarias, Navarra y Euskadi (todas ellas suspendidas cautelarmente por el Tribunal Constitucional, en defensa de la propiedad privada, a petición del Gobierno Central) o la creación de la Oficina de Intermediación Hipotecaria con la que el Ayuntamiento de Madrid pretende ayudar a resolver esta problemática de las familias; pero también sentencias judiciales como la del Tribunal Supremo que declara nulas las conocidas como cláusulas suelo de las hipotecas (cuya retroactividad anterior a 2013 está a la espera de sentencia en firme por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea) o el informe de la Cámara de Cuentas de Madrid acerca de la ilegalidad que supuso la venta de viviendas protegidas a las entidades conocidas como "fondos buitre". Además, Isaac nos recordó que la primera oleada de desahucios afectó especialmente a la población inmigrante, así como las reacciones de gobiernos como el de Ecuador que pusieron en marcha oficinas de atención a los afectados y no permitieron que la deuda contraída por sus compatriotas recayera sobre los familiares en el país de origen.

En definitiva, además de hablar del cómic y sus particularidades, en esta tertulia tuvimos la oportunidad de tomar conciencia sobre un problema que afecta a una gran parte de nuestra sociedad y que a menudo nos es desconocido en el entorno más cercano por la vergüenza que sigue suponiendo en nuestra sociedad el admitir situaciones de vulnerabilidad como éstas o pedir ayuda. Porque, al fin y al cabo, los 2045 desahucios paralizados a día de hoy por la PAH son solo una pequeñísima parte comparados con los que se han ejecutado en nuestro país a lo largo de los últimos años.

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