Club de lectura

El héroe invisible

Fotograma de 'Matar a un ruiseñor'.

Tati Jurado (El libro durmiente)

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Les dejamos esta sala para que comenten sus lecturas y nos ayuden a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a losdiablosazules@infolibre.es para contarnos vuestra historia y hacernos llegar vuestras recomendaciones.losdiablosazules@infolibre.es 

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El libro durmiente comenzó su andadura como club de lectura en Alicante, en junio de 2003. Su nombre hace referencia a la necesidad de rescatar los valores y principios que duermen en el seno de los libros. El libro durmiente se define como una entidad creada sin fin de lucro. Nuestra acción adquiere la condición de voluntariado cultural. Desde el año 2012, correspondiendo con el período lectivo, impartimos los talleres de escritura creativaen dos niveles: básico y avanzado. Finalmente, la invitación a los autores para presentar sus obras o impartir clases magistrales sobre las técnicas de escritura han dado lugar a la creación de un foro literario, en donde confluyen los lectores, libros y escritores, compartiendo ideas e inquietudes en pro de la cultura.

  Matar a un ruiseñorHarper LeeTraducción de Baldomero PortaZeta BolsilloBarcelona2008Matar a un ruiseñor

“Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida de antemano, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final pase lo que pase. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence.”

Mantener la lealtad con una misma, con los valores, ideales y principios con los que una ha ido forjando su persona es quizás uno de los actos de mayor estoicismo que puede haber. Sobre todo cuando se va contra la corriente, contra las ideas de la mayoría, cuando uno se enfrenta a los muros gigantes que solo los prejuicios saben erigir. Tal vez ese sea el motivo de más peso para enamorarse de esta novela de Harper Lee: la admirable integridad de Atticus Finch.

 

Ganadora del premio Pulitzer en 1961, Matar a un ruiseñor (1960) fue la primera y única novela de la autora estadounidense hasta la publicación de Ve y pon un centinela (2015). Estudiante de derecho en Alabama hasta 1949, Harper Lee (Monroeville, 1926-2016) se trasladó a Nueva York donde trabajó en una compañía aérea hasta publicar esta obra. Una novela que fue llevada al cine por el director Robert Mulligan en 1962 y premiada en la célebre ceremonia de los Oscar en tres categorías.

Con pinceladas autobiográficas, Harper Lee nos traslada con la voz de Scout al sur de Estados Unidos durante la década de 1930. Una época signada por la Gran Depresión que asoló al país. Una región donde el empeño por mantenerse estancado en el tiempo afianza no solo los prejuicios raciales vigentes en aquel momento, si no sobre todo la absoluta intransigencia de ceder a cualquier tipo de cambio, la negación a aceptar las diferencias.

Narrada desde el punto de vista de una niña de seis años, Scout, conoceremos una historia tan conmovedora como controvertida. Huérfana de madre, la pequeña desarrolla su niñez junto a su hermano mayor y su padre Atticus Finch, un abogado respetable dueño de una integridad admirable que cosecha con sus actos, día a día, el respeto incondicional de sus hijos.

Con una absoluta ausencia de prejuicios conjugada con esa avidez de conocimiento, con ese arduo empeño de entender lo que acontece ante los ojos, tan propio de la infancia, Scout relata los acontecimientos que marcaron su niñez, la de su hermano y la de Dill, un amigo que en la vida real parece haber sido Truman Capote.

La decisión de Atticus de defender a un hombre afroamericano de una falsa acusación de violación, a pesar de las críticas y la hostilidad de gran parte de los habitantes de su pueblo, comenzará a desmigajar, junto a otros sucesos, la candidez de los niños. El despropósito de la mayoría de los convencionalismos que tutelan su entorno y las injusticias que estos generan irán royendo el velo de ingenuidad que hasta entonces los envolvía para arrojarlos a ese camino sin retorno que es el de la pérdida de la inocencia.

Una historia atrapante, controversial, en la que los interrogantes azuzan a un lector que en más de una página no puede evitar cuestionarse: "¿Sería capaz de obrar como Atticus Finch, de mantenerme firme en la defensa contra los abusos e inequidades a pesar de las represiones y la hostilidad?".

Matar a un ruiseñor es una oda al héroe invisible, a una de esas personas que defienden la justicia y que lucha, a pesar de los pesares, contra las arbitrariedades. Una obra en la que la valentía y un amplio sentido del humanismo cobran protagonismo para convertir a esta gran novela en un clásico de la literatura norteamericana.

“Para poder vivir con otras personas tengo que poder vivir conmigo mismo. La única cosa que no se rige por la regla de la mayoría es la conciencia de uno.”

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