De viva voz

Gacela del niño muerto

Ana Belén | Federico García Lorca

Gacela del niño muerto

Todas las tardes en Granada,

todas las tardes se muere un niño.

Todas las tardes el agua se sienta

a conversar con sus amigos.

Los muertos llevan alas de musgo.

El viento nublado y el viento limpio

son dos faisanes que vuelan por las torres

y el día es un muchacho herido.

No quedaba en el aire ni una brizna de alondra

cuando yo te encontré por las grutas del vino.

No quedaba en la tierra ni una miga de nube

cuando te ahogabas por el río.

Un gigante de agua cayó sobre los montes

y el valle fue rodando con perros y con lirios.

Tu cuerpo, con la sombra violeta de mis manos,

era, muerto en la orilla, un arcángel de frío.

*Este poema de Federico García Lorca, perteneciente a Federico García LorcaDiván del Tamarit, lo leyó Ana Belén en la casa familiar del poeta en la Huerta de San Vicente, Granada. Ana Belén

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