De viva voz

Ante una cesta de higos

El escritor José Manuel Benítez Ariza.

José Manuel Benítez Ariza

 

Ante una cesta de higos

Hay mucho que decir ante una cesta de higos

y ante el detalle de poner encima,

como quien los protege de una indebida sobreexposición

–a la calima o a la bulliciosa

glotonería de las moscas–,

unas hojas que guardan el perfume del árbol

y conservan el gesto de agonía de sus múltiples manos

al cabo de sus ramas retorcidas.

(La higuera y sus achaques de gigantón envejecido.)

En esas manos he creído ver

la actitud de quien abre las suyas para dar.

(¿Qué voz pone un gigante cuando reparte golosinas?)

Tomad, éste es el fruto

que viene de la tierra y se destila

en los largos, recónditos conductos de la savia

hasta ocupar su sitio, como una estrella fija,

en la copa extendida bajo el cielo de agosto;

tomad, este es el don de la amistad,

el que congrega a muchos bajo un toldo

pespunteado de destellos

e infunde en los reunidos un ánimo de fiesta.

Compartid este fruto con los pájaros,

con la tierra que absorbe la pulpa descompuesta,

con los resplandecientes

insectos que componen su dimensión sonora.

Que vuestra vida se acompase al ciclo

de lo que se desborda hasta agotarse.

(Aquí el gigante tose, como para ordenar sus pensamientos.)

Que la muerte, esa sombra, sólo sea

la pérdida parcial de lo que pesa y cae.

*José Manuel Benítez Ariza es poeta. Sus últimos libros, José Manuel Benítez ArizaNosotros los de entonces (La Isla de Siltolá, 2015) y Efémera (Takara, 2016). 

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