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Los diablos azules

La verdad está ahí afuera

Una novela criminal, de Jorge Volpi.

Carlos Serrato

La publicación de Una novela criminal (Alfaguara, 2018), de Jorge Volpi es una muestra más de la pujanza del periodismo narrativo y de la novela de no ficción en la literatura escrita en castellano. Géneros que se dan la mano para contarnos relatos con sobredosis de realidad. Ya no es el realismo, sino el documentalismo; ya no es la imitación de la realidad, sino la investigación sobre los hechos reales; ya no es el autor omnisciente, titán mimético, sino el escritor, periodista o no, que se borra cuanto puede como autor del relato, para que su escritura trasparente la vida tal como es. Habrá que seguir prestando atención a esta nueva siembra del periodismo en la novela literaria y de las formas de la literatura de ficción en la escritura de reportajes y crónicas.

En cuanto a Una novela criminal, hay que decir que es una magnífica muestra de lo fecundo de estas relaciones. En su novela, Volpi se encara con un problema que quizá resulte más fascinante que el caso propio caso relatado, el de la familia Vallarta, convertidos en la banda de secuestradores Los Zodiaco. Ese problema no es otro que saber qué pasó de verdad en todo aquel suceso judicial que impactó a la sociedad mexicana y francesa a principios de este siglo.

 

Israel Vallarta Cisneros y su novia Florence Cassez fueron condenados como supuestos jefes de un peligroso clan familiar mafioso, que fue neutralizado por la policía mexicana en diciembre de 2005 en una operación espectacular retransmitida en presumido directo por la televisión mexicana. Enseguida el caso de Los Zodiaco se convirtió de caso estrictamente policial en un caso mediático que beneficiaría particularmente (además de a los medios en general, a la AFI, al  gobierno y al sistema judicial mexicanos, evidentemente) al periodista Carlos Loret, estrella del programa Primero Noticias, informativo matutino de Televisa, y al por entonces responsable de la AFI Genaro García Luna.

La mediatización de la detención de Israel Vallarta, Florence Cassez y, posteriormente, de otros miembros de la ya unánimemente denominada banda de secuestradores Los Zodiaco provocó un, digamos, “aceleramiento” de la resolución del caso, presentado como un triunfo espectacular para la AFI sobre uno de los problemas criminales más preocupantes de México, la industria criminal del secuestro económico. Sin embargo, el proceso no fue del todo claro en su desarrollo: declaraciones contradictorias de los secuestrados, confesiones que los detenidos aseguraron haber sido obtenidas bajo tortura, montajes mediáticos, como el de la propia detención que se presentó a las audiencias de Primero Noticias en directo, según decían, cuando en realidad se trataba de la reconstrucción, con la participación de un apabullante operativo policial, de una detención que se había producido horas antes de la emisión de Televisa y en condiciones y lugares muy distintos a los que aparecieron en televisión. A todo ello súmenle el conflicto diplomático entre México y Francia, provocado por el hecho de que Florence Cassez es ciudadana francesa y de que el ejecutivo del entonces presidente Sarkozy intentó por todos los medios trasladarla a Francia, pidiendo que se aplicara su extradición, en virtud de los Tratados de Estrasburgo.

Una novela criminal, aunque emplea recursos del periodismo o de la investigación forense, aunque trata con hechos reales sin intentar desvirtuarlos, no da una respuesta definitiva. A Volpi aquí le interesa la búsqueda de la verdad, aunque quizá esta sea ya imposible de hallar entre el caos de contradicciones, montajes, remontajes y manipulaciones de todo tipo que nos va desgranando con calma y precisión. Su novela es un testimonio objetivo de esa búsqueda, a la par que una denuncia de cómo la espectacularización de la realidad acaba creando su simulacro y haciéndolo pasar por La Verdad, así con mayúsculas solemnes. El escritor mexicano se sumerge en la maraña del proceso judicial, reproduce declaraciones, revela las inconsistencias de la información mediática o las, para qué llamarlas de otro modo, descaradas mentiras, y su verdad final no es otra que la melancólica certeza de que no sabemos cuál fue en realidad “lo real” en todo este caos loco de la banda de Los Zodiaco.

La historia que cuenta Una novela criminal se basta a sí misma para sostenerse como un apasionante relato policial, pero con los suficientes chorrones de corrupción, como para ser considerado también un ejemplo igualmente apasionante de literatura testimonial. Hay más, sin embargo. La construcción del relato sobre el caos de sucesos, personajes y actuaciones policiales, aplicando técnicas novelescas (el montaje de los hechos por relaciones causa-efecto para desarrollar la historia, el perspectivismo narrativo, el encajonamiento del reato en una estructura que permite generar sentidos, varios, para la interpretación del lector) y periodísticas (reproducción de declaraciones, entrevistas, objetivismo en el discurso narrativo, manejo de fuentes fidedignas, denuncia de las inconsistencias del relato policial y mediático) es la gran apuesta de Volpi en esta novela de no ficción, que permite así múltiples lecturas: la del testimonio, la crítica social y política, la reflexión teórica sobre el estatuto de la ficción verosímil en tiempos de la posverdad, la novela policial con cierto vuelo experimental o el reportaje literario (quizá una nueva forma de la rica hibridación entre literatura y periodismo). Un caso serio, esta Novela criminal.

*Carlos Serrato es poeta y crítico literario. Su último libro, Fulgor y fiebre seguido de La fiera poesía (Amargord, 2017).

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