Club de lectura

La otra hermana

La primatóloga Jane Goodall.

Abril Gómez de Enterría

Los clubes de lectura forman un tejido muy importante en la vida cultural. Les dejamos esta sala para que comenten sus lecturas y nos ayuden a componer nuestra biblioteca. Si formas parte de un club de lectura, puedes escribirnos a losdiablosazules@infolibre.es para contarnos vuestra historia y hacernos llegar vuestras recomendaciones.

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Hace unos meses, en nuestra tertulia en la librería Enclave de Libros, en Madrid, charlamos en torno a Fuera de quicio, una documentada, conmovedora y necesaria novela de Karen Joy Fowler editada por Julián Viñuales para Malpaso.

Su autora, nacida en Bloomington (Indiana) en 1950, se especializó en ciencia política en la Universidad de Berkeley (California). Ha publicado seis novelas y tres colecciones de relatos. La mayor parte de su creación literaria ha estado vinculada a la fantasía y la ciencia ficción (es cofundadora de la Fundación Clarion de Ciencia Ficción y Fantasía), aunque su primer éxito literario a gran escala fue la novela El club de lectura de Jane Austen, la única novela que se ha editado en España además de Fuera de quicio. Feminista y comprometida, Fowler refleja sus inquietudes en toda su obra.

Fuera de quicio, novela finalista en el Premio Man Booker 2014, relata la vida de la familia Cooke, que durante cinco años integra a una chimpancé como si se tratara de un miembro más de la misma. El relato en primera persona de una de sus protagonistas, Rosemary, resulta en una prosa ligera, de frases cortas y continuos saltos en el tiempo narrativo, a través de los cuales se van dando a conocer diversos datos tanto de la trama de la novela como de la experimentación etológica y primatológica llevada a cabo durante los últimos cincuenta años, con referencias a algunas perspectivas, estudios e investigadores desde el siglo XVIII hasta la actualidad. Tres de las seis partes de las que se compone la novela comienzan con la descripción explícita del marco temporal en que se desarrolla la acción principal a través de acontecimientos históricos, y las tres restantes describen aspectos relevantes de la trama que nos ayudan a ir dando forma a un relato aparentemente deslavazado. La voz narrativa y las ocasionales interpelaciones directas a los lectores obligan a estos a no tomarse la historia como un mero entretenimiento y a reflexionar sobre sus propias vidas y sobre la realidad que subyace a la ficción.

 

Gracias a ella, además, tuvimos la oportunidad de profundizar en numerosas cuestiones tanto literarias como temáticas, y compartimos información sobre el Frente de Liberación Animal, el Centro de Rescate de Primates Rainfer y el Proyecto Gran Simio, todos ellos vinculados de una manera u otra a la novela.

Esta vez vamos a empezar por el final: la tertulia que mantuvimos terminó con una reflexión en torno a la lectura y a la relación del lector con el libro. Surgió la idea, compartida por las integrantes del grupo, de que en este caso cada una de nosotras había leído un libro diferente. Tanto las lecturas previas como los intereses, los conocimientos y las experiencias de cada una de nosotras con respecto a las diferentes temáticas presentes en la novela, nos habían llevado en cada caso a apropiarnos de la novela de una manera particular.

El encuentro comenzó comentando algunos aspectos del documental Proyecto Nim, dirigido por James Marsh y basado en el libro Nim Chimpsky: The chimp who would be human de Elizabeth Hess, en el que se narra la historia real de un chimpancé separado de su madre en los años setenta para realizar una investigación similar a la que se relata en Fuera de quicio. Charlamos acerca de la influencia que el documental tuvo en la novela de Fowler, así como de la conclusión extraída por Paloma de que casi todos sus protagonistas se dieron cuenta del error que cometieron; y después expusimos los motivos por los que la lectura en grupo de Fuera de quicio resulta, como la propia novela, interesante y necesaria.

A continuación, Arantza expresó su sorpresa al encontrar en la novela una «redacción de colegio» y nos explicó su interés por la primera persona más allá de la forma narrativa que esta adopte en los relatos. Esto le llevó a preguntarse cuándo y por qué la narradora empieza a escribir su historia. El cuándo lo situó en la retirada de una serie de subvenciones a los estudios llevados a cabo con chimpancés; el por qué sería Lowell, el hermano de la narradora, pues el texto serviría de contacto con él y a la vez de defensa de sus acciones.

Hablamos de la capacidad del lector para empatizar más con el chimpancé que con los humanos que aparecen en el libro, de la ternura que despierta la relación entre Rosemary y Fern y de los vínculos que establecemos con los animales. Recordamos la idea defendida por expertos como Juan Luis Arsuaga y Frans de Waal de que los grandes primates son primos de los seres humanos, puesto que ambas especies cuentan con un ancestro común. Más adelante, hablamos de cómo la novela no solo interpela y hace partícipe al lector, sino que además le concierne y le hace preguntarse: «¿Dónde me sitúo yo?».

Reflexionamos en torno a la obra, desde las citas del Informe para una academia de Franz Kafka que preceden a cada una de las partes en que se estructura, hasta la pertinencia o no de la demora con que la narradora aclara la identidad de Fern, su hermana, en un intento de evitar que el lector identifique a esta con una mascota. Nos adentramos en la construcción de los personajes de la novela y en la importancia fundamental de algunos como Harlow o la madre de Rosemary. Explicamos el tempo de la narración, más lento al principio y que coge velocidad más adelante, como si estuviera acompañando la intención de la protagonista de ir preparando al lector para lo que está por venir; debatimos sobre si el final busca o no un sentimentalismo fácil; comentamos lo bien documentada que está la novela, e hicimos referencia a los temas que presenta, en los cuales profundizamos al avanzar la tertulia.

A lo largo de la conversación comentamos experiencias como la de la primatóloga Rebeca Atienza con chimpancés en el Instituto Jane Goodall en Congo, o la de la veterinaria Rosa Garriga en Borneo con orangutanes, en una fundación vinculada a Biruté Galdika. Marisol se preguntaba por qué un importante número de etólogos son mujeres y esto nos permitió debatir acerca de las habilidades tradicionalmente asociadas al género femenino en las diferentes especies (capacidad de observación, paciencia, cuidado, etcétera), así como del porcentaje que representan a día de hoy las mujeres en la formación relacionada con áreas de investigación. En este sentido, puede ser interesante leer el ensayo de Carole Jahme Bellas y bestias. El papel de las mujeres en los estudios sobre primates.

Hablamos de los límites de la ciencia y de su evolución. Debatimos sobre la necesidad de contar con comités éticos que establezcan los límites de la intervención e investigación en animales, y Emilia rescató una frase de la novela que nos hizo reflexionar: «Cuando la ciencia se convierte en pasión, deja de ser ciencia y se convierte en religión». Valoramos los avances legislativos y la importancia de dar un trato humano a los animales no humanos que son objeto de investigaciones; mientras que criticamos la existencia de parques zoológicos, circos y fiestas tradicionales en las que se maltrata a animales. Hablamos del sinsentido de domesticar animales exóticos y de las tiendas que ofrecen trajes para las mascotas, pero también de la inevitable experimentación con animales para lograr avances científicos como las anestesias que nos permiten someternos a operaciones quirúrgicas sin experimentar dolor.

Esto nos llevó a reflexionar en torno a un rasgo de violencia que caracteriza al ser humano y que está presente en numerosas aberraciones que fuimos listando en una suerte de asociación libre de ideas: las prácticas nazis sobre judíos, las hibridaciones entre especies con las que experimentó el soviético Ilia Ivánovich Ivanov —que se citan en la novela—, los castigos de la Inquisición, las penas de muerte homófobas en algunos países de Oriente Medio, la existencia de guerras y el tráfico de animales exóticos. Hicimos explícito el daño que produce el tráfico de órganos sobre nuestra Organización Nacional de Transplantes —ejemplo paradigmático de consulta prosocial y organización estatal—, y nos detuvimos en el dilema que plantea la posibilidad de legalizar los vientres de alquiler, que al introducir el intercambio mercantil frente a la conducta prosocial legitima un sistema capitalista a todas luces dañino. Todo ello nos llevó a acabar definiendo al ser humano como egoísta y soberbio, inmerso en una sociedad donde todo se compra, y a recordar otra de las afirmaciones expresadas por Fowler en la novela que permite establecer una diferencia entre este y los grandes simios: «El dinero es la lengua que hablan los seres humanos».

Puesto que los vínculos afectivos que establecemos en las relaciones familiares es otro de los temas que aborda la novela, avanzada la tertulia hablamos también de la familia. Planteamos la idea de «normalidad» en el concepto de familia y comentamos la manera en que un determinado elemento puede disturbar la paz del hogar. Esto nos llevó a comentar los roles desempeñados y las formas de relación, así como la toma de decisiones y de esta como elemento de poder. Pasamos a hablar, entonces, de cómo la intervención del ser humano sobre el resto de especies animales se realiza desde una consideración de este como ocupante de la cúspide de una pirámide, que en ocasiones como las relatadas en el libro nos lleva a actuar obviando lo que conocemos de la vida de estas otras especies y en busca del mantenimiento de esa posición de poder.

Para finalizar, hablamos de otro de los temas fundamentales de la novela: el que se refiere al recuerdo y su mediación en la construcción tanto de la realidad como de la propia identidad. Al igual que hace Rosemary en la novela, tendemos a rellenar los huecos de la memoria u ocultamos aquellos episodios que nos generan vergüenza o culpa a través al relato de nosotros mismos que vamos elaborando. Así, mencionamos el carácter subjetivo de la memoria y la capacidad de esconder o sacar a la luz aquellos recuerdos que nos dañan, y comentamos el acierto de la autora al situar en una celda el proceso de autopsicoanálisis que realiza la protagonista en la novela. A partir de estas reflexiones, nos detuvimos en el hecho de que, debido al exceso de estímulos y ruido, cada vez disponemos de menos tiempo para recordar; y hablamos de cómo esto afecta a diferentes personas y colectivos en su cotidianidad. Relacionado con esto, no pudimos dejar de comentar la lectura que Concha estaba realizando de Instrumental, de James Rhodes, otra de tantas lecturas imprescindibles. A veces, pensamos, no solo nos falta tiempo para recordar, sino también para leer... Habrá que encontrar la manera de recuperarlo.

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