Las costuras del hambre
Carmen Palomo Pinel
Esdrújula
Granada
2019
En su exposición de motivos, el jurado del II Premio Esdrújula de Poesía destacó que el poemario de
Carmen Palomo “busca la verdad que se nos arrebata en un mundo donde andamos desorientados”. Esa afirmación nos lleva a plantear la eterna pregunta de ¿para qué sirve la poesía? y seguimos sin encontrar una respuesta, y mejor que sea así porque, tal vez, el día que esa pregunta tenga una respuesta coherente la poesía puede terminarse y convertirse en mercancía, volverse presa de los mercaderes que la utilizarán como un producto más.
Mientras tanto, mejor pensar –nuevamente en palabras del jurado– “en este libro que se abre paso por las zarzas del lenguaje para arder sin consumirse”. El lector de
Las costuras del hambre cae rendido ante la obra de Palomo desde el primer poema, y la autora nos sujeta (no sabemos si de la mano o del cuello) con estos primeros versos:
Mi hijo más pequeño no comprende la muerte.
Me dice cada vez que piensa en ella
mamá, él se hará muy grande, se tragará la Tierra
Establecen estos versos tres premisas fundamentales: soy mujer, soy madre, y hablo de la muerte con la naturalidad con que mi hijo (el sujeto poético de este poema) la menciona, lo que nos lleva a los elementos clásicos de la poesía: el amor, el paso del tiempo y la muerte. Y la vida, expresada en toda su finitud cuando el león se come a la cebra y alguien afirma en un poema que “es bueno que existan leones y cebras y briznas de hierba”, porque “vivir es tener más que unas manos, / más que unos ojos, más que un cuerpo…”, y volvemos a vivir, a revivir en la lectura “buscando de verdad encontrar algo / que nos salve o nos pierda”. Y nos perdemos, en el amor, como afirma la autora en un brevísimo y magnífico poema:
No porque a la muerte venza
es fuerte el amor como la muerte,
sino porque hace morir.
Estos versos nos hacen recordar inmediatamente estos otros de don
Antonio Machado: “El ojo que ves no es / ojo porque tú lo veas, / es ojo porque te ve”, puesto que ambos juegan con el espejo de los significados para revelarnos la verdadera naturaleza de lo que el poeta trata de explicarnos: el amor en el caso de Carmen Palomo y la mirada en el caso de Machado.
La autora nos regala en este libro cuarenta y dos poemas que debemos leer despacio para entender lo que antes habíamos mencionado, que no es otra cosa que la excelente manera en que esta poeta hace que sus versos ardan sin consumirse. Y nosotros en ellos. Y nosotros con ella.
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Javier Bozalongo es poeta. Su último libro es Cóncavo y convexo (Esdrújula, 2019), junto a Carmen Canet.