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Los libros

A la luz de la memoria

Portada de 'Biología, historia', de Antonio Jiménez Millán.

Mònica Vidiella

Biología, historiaAntonio Jiménez MillánVisorMadrid2018Biología, historia

 

La lucidez de la poesía de Antonio Jiménez Millán (Granada, 1954) se despliega, de nuevo, ante nosotros en su último libro, Biología, historia, publicado en la cuidada colección Palabra de Honor de Visor, a través de una serena e intensa reflexión acerca del tiempo.

La meditación sobre lo vivido, la sensatez de saberlo matizado por la luz de la memoria, y la sabia intuición de que esa introspección va íntimamente unida a la conciencia de la historia vertebran el poemario, y nos hacen partícipes a nosotros, lectores, de una dialéctica entre lo íntimo y lo colectivo, sin duda uno de los objetivos últimos de la poesía.

Biología, historia recoge 52 poemas estructurados en 8 apartados en los que la mirada atenta del poeta transita por los entresijos de la realidad del pasado y del presente, para interrogarse y descubrir la verdad compleja y el compromiso de ser.

El primer apartado, “Partituras”, rememora la Granada de su infancia y su adolescencia, la necesidad de buscarse a través de la memoria en aquellos primeros años responde a la necesidad de encontrarse en el presente, porque “leer una ciudad es seguir una vida/  recorrer lentamente las imágenes/ que el tiempo fue dejando de nosotros.”

En el segundo apartado, “La memoria y los días”, los recuerdos y la nostalgia recorren los versos y evidencian la fragilidad de la condición humana. “Los lápices se gastan, y se gasta la vida”, y la muerte no sólo aparece en la pantalla del televisor, sino que se acerca y ronda “como una vieja enamorada y sola”. La negociación con la memoria para regresar al deseo y a la fuerza de la juventud, como un espía, o volver “a la antigua costumbre de ir cerrando los bares” conviven con la certeza de que “se aprende de los errores y de la propia cobardía”, y de que las palabras, la poesía nos defienden de la intemperie. “Y pienso en la memoria, en las palabras./ Sé que tiene sentido ese lenguaje que rastrea en lo oscuro otra forma de vida/ y no es sólo un antiguo amuleto de sombras/ para esquivar el tiempo, su celada invisible”, escribe.

En la tercera sección de poemas “Disolución”, el desengaño y la pérdida de las ilusiones colectivas desembocan en un presente reincidente que duele  y genera miedo.

“Homenajes” recoge poemas en los que dialoga con la memoria de poetas como Jaime Gil de Biedma o Antonio Machado y que le permiten al poeta dialogar con su experiencia íntima: “Ahora todo está mucho más claro:/en la vida y en la literatura/ hay que saber guardar distancias/ no creerse los fuegos de artificio”.

La quinta sección del libro “Carnets” agrupa prosas, que en el estilo sereno y sobrio  del poeta, ahondan en la precariedad de la identidad:  “La identidad es un perfil borroso, es una construcción lenta y cambiante que fija la mirada de los otros. La única certeza es lo inestable: el simulacro de libertad que el poder nos concede, aquel carnet que ya no tiene fecha”.

Antonio Jiménez Millán, autor de magníficos poemarios entre los que podemos destacar Ventanas sobre el bosque (Premio Rey Juan Carlos I, 1987), Casa invadida (1995), Inventario del desorden (Premio Ciudad de Melilla, 2003) y Clandestinidad 2011, (Premio Generación del 27), escribe desde la memoria, sabedor de que esa memoria le construye, nos construye, pero conocedor también de su poder deformador. Algunos de los poemas recogidos en la sección “Pantallas” inciden en esta idea. Leemos en Noche en Venecia:  “Me gustaría recordar el agua/ densa y tranquila del canal a medianoche (…) Sería una buena imagen/ de la serenidad,/ si esa luz no evocase tantas pérdidas,/ si la belleza no estuviera allí/ tan cerca de la muerte”. En los poemas de “Pantallas” constatamos, como en toda su obra poética, el saber hacer del poeta culto, y del hombre culto, que es Antonio Jiménez Millán. El cine, la música, la pintura, el arte en general se asoman en sus poemas con el celo del cultus, del que cultiva, del que cuida, sin caer nunca en el exceso o la vacuidad del culturalismo.

La enfermedad y el dolor atraviesan los poemas de “Rehabilitación”, y un ejercicio de indagación en la propia intimidad dota a sus versos de la verdad y la intensidad que los lectores de poesía esperamos. En esa negociación íntima, también cabe el vitalismo, “Me llega una luz cálida:/ hoy quiero celebrar la vida.”

“Biología, historia” es la sección que abre el libro, dándole el título, y lo cierra. Un poema, como magnífico homenaje al que fuera su profesor y amigo Juan Carlos Rodríguez se convierte en  un poema como magnífico combate contra la resignación y contra el olvido: “Aprendimos de ti otra forma de análisis,/ sin tener que elegir entre dilemas falsos:/ naturaleza o cultura,/ razón o sentimiento,/ biología o historia (…) Es tu herencia/ y no renuncio a esa lucidez,/ aunque tu ya no estés entre nosotros/ y a mí me cueste tanto hablar de ti en pasado”.

El tiempo y la memoria nos regalan Biología, historia. Una luz cálida, celebremos la vida. _____

Mònica Vidiella es profesora de Literatura.

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