La portada de mañana
Ver
Las macrorresidencias suman el 38% de las plazas de mayores, un modelo que se demostró letal en el covid

Los libros

Cuando las madres tienen los ojos verdes

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, de Tatiana Tibuleac.

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdesTatiana TibuleacEl verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

ImpedimentaMadrid

2019

 

No sé si les pasará a más lectores, pero los libros de mi casa tienen vida propia: saltan en la pila de pendientes de leer y, de golpe, cuando iba a empezar uno, resulta que otro ha ocupado su lugar y el que tenía previsto se esconde. Es una señal y he de obedecerla. Después de tantos años con ellos, creo que captan a la primera mi estado de ánimo diario y deciden que el seleccionado por mí no era el idóneo para ese día, que he de empezar por otro.

Eso me pasó en el último fin de semana lluvioso: se me coló uno imprevisto, El verano en que mi madre tuvo los ojos verdesEl verano en que mi madre tuvo los ojos verdes.

Vaya, un título sugerente, pensé, y una autora moldava desconocida para mí, Tatiana Tibuleac.

Tenía buenas referencias de amigos míos y, de golpe, aparece en primer lugar, y la lluvia del exterior se convierte en verano, y la madre del protagonista se convierte en mi madre, y el cáncer de la madre del protagonista se convierte en el alzhéimer de la mía, y el síndrome del hijo no querido es el mío, y el hijo o hija no querido que demanda cuidados se convierte en cuidador/cuidadora. Y surge la reconciliación. La muerte puede trastocar una familia entera cuando es contra natura. La muerte puede reconciliar cuando se sabe abordar como el fluir de la vida.

Surge el flechazo con la novela y cambio de planes: debía escribir sobre otros libros, pero antepongo este, sobre el que ya se ha escrito. Me da igual, siento la necesidad de hacerlo. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes fue publicado por primera vez en el 2016 y aquí ha salido en marzo del 2019 en Impedimenta, una editorial que ofrece libros magníficamente seleccionados, en este caso con la traducción del rumano de Marian Ochoa de Eribe.

Un hombre mayor, con gran reconocimiento artístico, decide recordar por recomendación del psiquiatra para superar una situación difícil, y él vuelve a ese verano en el que su madre tuvo los ojos verdes, cuando era un adolescente recién salido de un centro para personas problemáticas. Se pensaba escapar, no pasarlo con su madre, a quien odia, y al final se queda con ella. Y lo que en un principio marca esa dureza va evolucionando con ese verano en Francia, a donde se trasladan desde Inglaterra dejándonos ver su condición de refugiados. Es solo el contexto, la forma de situar a los personajes para luego contarnos algo universal: el enfrentamiento brutal de un hijo con su madre, basado en hechos oscuros y traumáticos, en madres que no han tenido suerte, que no encontraron la felicidad en su vida ni se casaron con el hombre adecuado. Y encima el hijo la rechaza. Así empieza el libro:

 

Aquella mañana en que la odiaba más que nunca, mi madre cumplió treinta y nueve años. Era bajita y gorda, tonta y fea. Era la madre más inútil que haya existido jamás. Yo la miraba desde la ventana mientras ella esperaba junto a la puerta de la escuela como una pordiosera. La habría matado con medio pensamiento.

A lo largo del verano, con lo que va ocurriendo, se produce el acercamiento, el saber la verdad, el descenso a los infiernos en el sentido clásico, es decir, en el descubrimiento, en el conocimiento de la realidad, por mucho que duela y desgarre.

Son capítulos cortos, de apenas dos o tres páginas, incluso algunos con una sola frase, esparcidos a lo largo del libro, y que van marcando la evolución en los acontecimientos:

 

Los ojos de mi madre eran un despropósito.Los ojos de mi madre fea eran los restos de una madre ajena muy guapa.Los ojos de mi madre lloraban hacia dentro.Los ojos de mi madre eran el deseo de una ciega cumplido por el sol.El verde escurrido de sus ojos.Los ojos de mi madre eran campos de tallos rotos.Los ojos de mi madre eran mis historias no contadas.Los ojos de mi madre eran las ventanas de un submarino de esmeralda.Los ojos de mi madre eran conchas despuntadas en los árboles.Los ojos de mi madre eran cicatrices en el rostro del verano.

Entrelazando estas frases se desarrollan los capítulos donde se desgrana la historia, los sucesos familiares, las tragedias que marcaron, la aceptación de la muerte.

Y el protagonista, Aleksy, descubre al final que su madre, pese al abandono, rechazo y ausencias, le quiso a su manera. Y comprende a qué se debió la locura de su madre, una muerte trágica que trastoca, mientras que la muerte de la madre, al final, reconcilia. Y nos ayuda a comprender situaciones similares, hechos que pueden trastocar a las familias y hechos que nos reconcilian con ellas. Literatura y vida en un tema universal: el enfrentamiento madre/hijo en la adolescencia para terminar recuperando a la madre como persona, el amor filial y los cuidados, pase lo que pase y pese a quien pese.

No sabía nada de Tatiana Tibuleac, la autora, una auténtica desconocida para mí, y poco he podido averiguar, salvo que nació en 1978 en Moldavia, hija única de un periodista y de la correctora de un periódico, que estudió periodismo, que en 1999 empezó a trabajar en televisión como reportera. Su primer libro fue una colección de relatos, Fábulas modernas. El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes fue su primera novela y se convirtió en un fenómeno literario en Rumanía. Tiene una segunda novela, Jardín de vidrio y en la actualidad vive en París. Buscando por internet en unas páginas en rumano he conseguido encontrar una foto de ella, solo una, y poco más.

Si os encontráis con El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, no dudéis en lanzaros a ella. Como regalo navideño en estas fiestas que todo el mundo considera familiares, creo que es altamente recomendable.

El regreso

El regreso

  _________

Carmen Peire es escritora. Su último libro es Cuestión de tiempo (Menoscuarto, 2017).

Más sobre este tema
stats