Liebre por gato

Polidipsia

Tere Susmoza

Tere Susmozas

La sección de microrrelatos inéditos 'Liebre por gato' está coordinada por Fernando Valls y Gemma Pellicer. Esta nueva entrega recoge tres textos de Tere Susmosas.

Polidipsia

Durante la noche me despierta un rumor como de pequeño animal escarbando junto a mí. Estoy desnuda en el espacio cúbico de un páramo, frente a una higuera plagada de higos maduros. El viento arrastra olor a humedad subterránea. Siento sed. Es una sed de ceniza arañando en la garganta. Mientras observo ávida los frutos de la higuera, en el centro de su tronco se abre una boca. La higuera mueve sus ramas que se comban, arquean, retuercen. Acerca sus higos a la boca y los engulle, uno a uno. Cuando los ha devorado todos, sin relámpago ni cerilla, arde. La higuera se quema ante mis ojos resecos. Partiéndose por la mitad, se desploma formando en el aire una parábola de brasas. Del tronco anclado aún al suelo, surge una gota de savia. Solo una gota. Al verla caer, poniéndome de rodillas, anhelante excavo con mis manos en la tierra quemada del páramo.

Ékleipsis

Tras ganar la carrera, el premio es otra carrera en la que un perro negro me persigue. Mi espanto es veloz. Mientras corro, siempre a la misma altura de la oscuridad, siento que todo se aleja, todo se pierde. El perro me acorrala contra un muro húmedo del que cuelgan pequeños pájaros muertos. Bajo una luz como de estrella al fondo de un vaso, veo mi herida suspendida en sus colmillos y vuelvo mi rostro contra el muro. Al hacerlo, me fijo en mi sombra. Tiene forma de ala, mi sombra. No soy más que un ala que ladra. Y allí no hay más enemigo que yo. El animal negro que me sigue sólo espera a que me quede quieta para lamerme sumiso las manos.

Intervalo

Lafquenche

Lafquenche

En el parque, bajo un dosel de ramas y hojas que ponen luz y sombra verde en los reflejos del lago, un niño lanza su barco de papel al agua. El día es tibio, algo oscuro. Sintiendo la alegría de ver flotar su barco, el niño ríe. Con la boca grande, plena, así ríe. A cada carcajada, entre los dedos de las manos le brota una espiga de trigo. En su endeble travesía el barco flota a merced del agua, impulsado por la brisa incierta de la tarde. Siguiéndolo con la mirada, inclinado sobre la superficie verdosa del lago, el niño piensa que le gustaría ser argonauta, capitán de su navío. La dicha de verlo navegar se vuelve casi tan dolorosa como la tristeza de perderlo. Entonces, como un mástil hecho con un fósforo encendido, una llama surge en la proa del barco. Y las espigas entre los dedos del niño se deshacen calcinadas.

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* Tere Susmozas es autora de libros de narrativa breve, en los que recoge cuentos y microrrelatos, como Estación intemperie y Terrestre océano, en la editorial Torremozas. Su trabajo como cuentista ha sido galardonado en el XVII Premio Internacional de Relato Julio Cortázar, entre otros, y recogido en diversas publicaciones, como las revistas Quimera y Cuentos para el andén, además de en numerosas antologías dedicadas a ambos géneros.

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